La Editorial Alaire, auspiciada por la Academia de Poesía Alaire, pone gratuitamente a disposición de sus foristas registrados, varios foros de poesía, prosa literaria, debates…, para que puedan publicar sus obras e interactuar entre ellos, así como, la tienda de libros donde se muestran las publicaciones, tanto en papel como en formato digital, estos mediante descarga gratuita. La razón de ser de nuestros foros se centra en promocionar la poesía, mediante las obras de los autores que participan en la plataforma de la Academia de Poesía Alaire. La promoción de la poesía, a nivel del mundo de habla hispana, conlleva una enorme responsabilidad, por ello, pedimos la máxima implicación de todos los miembros de Alaire. Vale recordar al gran maestro Dumas: uno para todos y todos para uno. Muchas gracias por todo, queridos compañeros.
Cuentos, historias, relatos, novelas, reportajes y artículos de opinión que no tengan que ver con la poesía, todo dentro de una amplia libertad de expresión y, sobre todo, siempre observando un escrupuloso respeto hacia los intervinientes.
Me amabas en tu ardiente frialdad con la misma pasión descontrolada con la que yo me odiaba, me amabas por aquella incapacidad para concentrarme en una sola idea que existiera antes de que hubiera abierto los ojos y que me hacía tanto daño y tanto amabas tú aunque hubiera logrado que no me soportara y reprobabas los delirios de libertad iconoclasta que cimentaban mi orgullo, mi verdad irrenunciable como hombre, mi empeño en intentar ser humanista antes que poeta. Ahora estoy vencido, amputados de mi alma sueños, causas y azares que me fueron queridos, veo que el tiempo me ha ganado terreno, no se detiene y me acorrala; cabello gris, arrugas pronunciadas y pragmatismo de importación apresurada adornan la frente que otrora tuviera ansias de laureles. Ya no pienso en vender miles de libros, no iremos a Florencia para comprobar si no podemos dejarla atrás sin preocuparnos en los gastos, no buscaremos el verano eterno en los Mares del Sur. He comprendido que no puedo transitar la encrucijada de sentidos en la que se perdía Quevedo sin soltar las riendas, no puedo llegar a la gente con la naturalidad envenenada de Sabina, no puedo ser querido como Joan Manuel Serrat.
Pero pienso en las ruinas de Bogart sacando adelante una empresa desde la desesperanza, es cierto que me amabas por lo que yo me odiaba, pero aún me amas y yo estoy empezando a no odiarme, como decía Joaquín “las cosas no dan mucho más de sí.”
Me ha gustado esa aceptación, de uno mismo, según pasa el tiempo y se tranquiliza nuestra ansias de amor.
Todo pasa y puede que quede un remanso de paz cuando el amor baja el tono.
Te felicito.
Un abrazo.