La Tormenta

[Fernando Marcos Rentero]

La Tormenta
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De forma obsesiva
te busco.

Tras la vetusta ventana
del nido de alcoba,
mis ojos miran, sin ver
mientras mi otro yo,
-el que niega el espejismo-
dibuja tu figura
que vuelve,
por ese sendero lloroso
que te vio partir.

Cambia el viento.

Y la lluvia desafía
el letargo de mi ser,
golpeando con violencia
los empobrecidos cristales,
por los que
lágrimas del cielo resbalan,
mofándose del sentir
en mi dolor.

Suenan las tripas del canalón
con el fluir del agua.

Una vez más, el gorrión
se quedaré sin nido.
No escarmienta, como yo.
Volvió a sorprendernos
la tormenta.

Más... no tardará en escampar,
lucirá de nuevo el sol.

Seré de nuevo, polilla
buscando la luz y el calor.
Y, aun a riesgo de quemarme
construiré un nuevo nido.

¡No se vivir, sin amor!


F. Marcos

[Alejandro Costa]

Bella tormenta donde la lluvia y la añoranza se difuminan en el amor.

El amor, el dulce, el angustioso y difícil amor.

Buen escrito.

Un abrazo.

[F. Enrique]

Ha sido un placer pasar por tu poema.

Un abrazo.

[Fernando Marcos Rentero]

Pendientes de amar y ser amado, se nos va el tiempo, amigo Alejandro. Pero... en la insistencia, saboreamos ese placer agridulce. Un abrazo, compañero.

[Fernando Marcos Rentero]

Gracias por tu visita y ese placer que me estimula, amigo F. Enrique. Un abrazo, poeta.

[Alonso Vicent]

Siempre vuelve a amanecer aunque las tormentas tiñan de gris el atardecer y nos recuerden pretéritas despedidas.
Buen sabor deja tu poema con la esperanza de un nuevo sol para cada ventana que se asoma al porvenir.
Un abrazo, Fernando, de estos de entre montañas y compañeros.

[Fernando Marcos Rentero]

Mientras el sol saga cada día, la perspectiva del amor, sigue intacta, amigo Alonso. Gracias por tu comentario. Un abrazo.