Lo que le pido al destino

[Víctor F. Mallada]

Lo que le pido al destino.

¿Son los signos de los tiempos?

La inmediatez de lo nimio,
las certezas y opiniones sin contraste,
escuchar siempre lo mismo y a los mismos
katanas de silbo incierto.

¿Para cuándo las tertulias o esos pulsos
disidentes, sin estrías o arañazos,
alargar la sobremesa y arreglar el mundo a besos?

¿Para cuándo la sonrisa, los abrazos reposados,
esa libertad sin ira o esos recuerdos amargos
sin rencor que oprima el alma?

Ahora, que ya ejerzo la “abuelía” en la distancia
y suspiro por el sol de una caricia, aunque sea por Whatsapp,
sólo le pido al destino que ponga calma en la vida,
que les de chance a los mansos de corazón entregado
y que estos, a su tiempo, le den juego…
al que acaba de llegar
aunque yo no pueda verlo.


Víctor F. Mallada

[F. Enrique]

Tu poema tiene una fuerza serena y una crítica elegante. Ese título, “Lo que le pido al destino”, sugiere una búsqueda o súplica, pero el contenido se mueve más hacia una reflexión sobre la sociedad contemporánea, sobre la saturación de ruido, opinión y rapidez.

Un abrazo.

[Alejandro Costa]

¿Ves todo lo que le pides al destino?

Pues te quedas corto, Victor, muy corto.

Excelente poema que he disfrutado.

Un abrazo.

[Lisandro Sánchez]

Muy buenos versos, Víctor, para un muy buen mensaje. Somos unos cuantos los que, habiéndonos quedado en la "edad de piedra", anhelamos lo mismo. Me tomo el atrevimiento de responder la pregunta que encabeza tu poema: sí, son los signos de los tiempos.

Anular al otro, al que nos resulta una molestia; a través de una simple descalificación, o un mero "bloqueo" electrónico, es más fácil que "las tertulias o esos pulsos disidentes, sin estrías o arañazos". Y si lo hacen los presidentes, las estrellas del espectáculo, los ídolos del fútbol, ¿porqué no hacerlo yo también? Y dale que va. Y así estamos.

Y así vamos a estar, hasta que se venga el gran apagón. Entonces vamos a tener que aprender de vuelta a vivir, a pedirle al vecino de abajo un balde de agua porque a mi casa el fluido no llega; a llevarme bien con el vecino aunque él sea de derecha y yo de izquierda... En fin, esas cosas pasadas de moda...

Un gran abrazo.

Lisandro

[Víctor F. Mallada]

Tu poema tiene una fuerza serena y una crítica elegante. Ese título, “Lo que le pido al destino”, sugiere una búsqueda o súplica, pero el contenido se mueve más hacia una reflexión sobre la sociedad contemporánea, sobre la saturación de ruido, opinión y rapidez.

Un abrazo.

Gracias, F. Enrique por este análisis y esta reflexión sobre el poema. Búsqueda, súplica y oración por ver si el sentido común se impone a la intransigencia.

Víctor

[Víctor F. Mallada]

¿Ves todo lo que le pides al destino?

Pues te quedas corto, Victor, muy corto.

Excelente poema que he disfrutado.

Un abrazo.

Gracias, Alejandro. Un tío mío decía que somos pobres hasta para pedir. Se ve que, en este caso, te daba la razón, aunque por ahora me conformo con lo dicho, que no es poco.

Víctor

[Víctor F. Mallada]

Muy buenos versos, Víctor, para un muy buen mensaje. Somos unos cuantos los que, habiéndonos quedado en la "edad de piedra", anhelamos lo mismo. Me tomo el atrevimiento de responder la pregunta que encabeza tu poema: sí, son los signos de los tiempos.

Anular al otro, al que nos resulta una molestia; a través de una simple descalificación, o un mero "bloqueo" electrónico, es más fácil que "las tertulias o esos pulsos disidentes, sin estrías o arañazos". Y si lo hacen los presidentes, las estrellas del espectáculo, los ídolos del fútbol, ¿porqué no hacerlo yo también? Y dale que va. Y así estamos.

Y así vamos a estar, hasta que se venga el gran apagón. Entonces vamos a tener que aprender de vuelta a vivir, a pedirle al vecino de abajo un balde de agua porque a mi casa el fluido no llega; a llevarme bien con el vecino aunque él sea de derecha y yo de izquierda... En fin, esas cosas pasadas de moda...

Un gran abrazo.

Lisandro

Gracias, Lisandro, por este análisis hermoso. Es de los que llegan dentro.

Víctor