A golpes de corazón

[Alejandro Costa]

No quiero extender las manos a las cornisas del destino,
si no sé dónde tejer la tela que envuelve la vida.
Cada punto es una hilatura dibujando venas,
cada vena es el conducto donde se enciende la mecha
que da luz al corazón.
Cada corazón es aquel que humaniza, que sana,
que es capaz de hurgar en los recodos del alma,
que viste de guerrero su núcleo para luchar por la vida.

Pero es a su vez, la ruina del cuerpo,
el camino sin descanso, fuego sin llama.

Es una mañana oscura dilapidando el fresco rocío,
es como ese mar sin brío, ese tallo sin fruto,
esa voz que no dice nada, o ese silencio que lo dice todo.

Es carbón encendido en una hoguera de misterio,
esa flor al que el amor no regó y sola se marchita,
es ayer sin calendario, un hoy sin mañana,
y una vida sin sentido.

Es lo que da vida a la vida,
dolor, tristeza y ríos de odio,
es cada paso dado en nuestra existencia,
a golpes de cada latido.

El que lo siente, cree en él,
el que no lo siente, nunca le ha creído,
nunca le creerá.

[Ramón Carballal]

Un poema que muestra la madurez personal y también la del poeta que disecciona con maestría los sentimientos donde el corazón humano es su máxima representación. Un abrazo.

[Marisa Peral]

¡Qué sensibilidad y cuánta verdad en tu poesía, Alejandro¡
El corazón del poeta no sabe amar sino así "a golpes de corazón"

Felicidades y un beso, compañero.

[Marisa Peral]

Arriba este poema de Alejandro.

[Marisa Peral]

Arriba este poema de Alejandro.

[F. Enrique]

La poesía que aquí se despliega no es un refugio de fantasía ni un mero juego de palabras: es un viaje hacia el corazón de la existencia, donde el amor, la pérdida, la fragilidad y la fuerza humana se entrelazan. Cada verso es un hilo que conecta lo íntimo con lo universal.

Un abrazo.

[Concha Vidal]

Poeta del alma, querido Jandro es lo que eres.
Abrazos de mar compartido.

[Lisandro Sánchez]

El que no lo siente, el que nunca le ha creído... tal vez un día lo sienta, tal vez un día le crea... Para eso están los poetas. Para eso están los Alejandros. Un gran abrazo.

Lisandro