
EL TIEMPO DETENIDO
Hoy he vuelto al mar fugaz, a las palabras,
a los sonidos que como regalo de estío
dejó en mis manos tu lluvia acumulada.
He vuelto a la nobleza imperecedera de la noche
y a ese cansancio predilecto de nubes
que solventa mis caminos y que agota mis deudas.
Es hermoso retener cada segundo
cuando hablo de ti
y hago detener las aguas y contemplo
la pausada rendición de los vientos.
Hermoso es también venir al suelo y claudicar
cuando arriban tus ojos clandestinos
y mis brazos anuncian una nueva frontera de deseo.
Es un bello ejercicio de vida saber de tus piernas,
posar tus sílabas nuevas sobre mi nombre,
verter al mar entre flores insomnes
el bulevar de palabras que olvidé cuando no existías,
poblar de magnolias, como certero habitante,
la inconfundible armonía del paraíso
y regresar de mil derrotas a esta vida.
Hoy he vuelto al mar fugaz, a las palabras,
a los sonidos que como regalo de estío
dejó en mis manos tu voz feraz,
tus márgenes de labor y prodigio,
tus afectos rehenes, tus raíces germinadas
y tu aliento de luz y de sal, primordial y numinoso,
con que el tiempo, desde entonces, permanece detenido.