Sexo en Ajaz

[Rafel Calle]

En Ajaz no quedan preguntas, las burbujas que nombraste
se han vuelto respiración, son aire, aire que une.
Las sombras, cansadas de huir, se han tendido a nuestros pies
y nos miran como si fuesen hermanas de nuestra carne.
¿Ves?, el tiempo se ha rendido, no avanza ni retrocede,
se diluye en un presente tan vasto como el silencio.

Tu ángel azul sonríe;
no promete eternidad,
sólo un instante absoluto
donde somos cuerpo y luz,
raíz en un horizonte.

Amiga mía, ¿sabes?, Ajaz ya no es condena,
es la patria del deseo, la certeza de que amamos
sin miedo a perder la vida,
allí confluyen todos los besos de la historia.
Ajaz es la morada, desnuda, en tu memoria.

[Julio Arroba]

Sexo en Ajax me parece desde ya uno de tus poemas más íntimos, más autobiográficos.

Nosotros lo leemos —fascinados, por cierto—, pero no es a nosotros a quienes se dirige. El amor, invocado, se te vuelve a revelar como un refugio intacto contra todo tipo de ruinas.

Eros llamó a vuestra puerta un día luminoso para dejarles, vibrando en el aire, certezas e incertezas a partes iguales.

Qué desbocado su ascenso; qué lento, el descenso que le sigue. Qué parecido todo a una religión desdoblándose, a un culto capaz de imponerse a los años más transitivos de la vida, a la erosión misma de la piedra y de las reinventadas ciudades.

Creo que la memoria permea sus imágenes para, de lleno, ser todas ellas desde una flecha imaginaria no sujeta al orden tributario del mundo.

Un beso enorme.

[Ana García]

En Ajaz no quedan preguntas, las burbujas que nombraste
se han vuelto respiración, son aire, aire que une.
Las sombras, cansadas de huir, se han tendido a nuestros pies
y nos miran como si fuesen hermanas de nuestra carne.
¿Ves?, el tiempo se ha rendido, no avanza ni retrocede,
se diluye en un presente tan vasto como el silencio.

Tu ángel azul sonríe;
no promete eternidad,
sólo un instante absoluto
donde somos cuerpo y luz,
raíz en un horizonte.

Amiga mía, ¿sabes?, Ajaz ya no es condena,
es la patria del deseo, la certeza de que amamos
sin miedo a perder la vida,
allí confluyen todos los besos de la historia.
Ajaz es la morada, desnuda, en tu memoria.

Bellísimo el broche que cierra esta serie de poemas que nació a "bote pronto", como nacen las cosas que salen y tocan el corazón. La poesía que tiene como único objetivo disfrutar. Sin sermones ni panfletos, simplemente poesía que intenta ver hasta donde puede llegar dos visiones totalmente distintas (pesimismo y optimismo) , que al mismo tiempo se complementan.
Creo que de estas dos visiones puede quedar un único poema. Dos voces al alimón.
Muchas gracias, Rafel por acompañarme en esta andadura.
Un beso enorme.

[Ana García]

Sexo en Ajax me parece desde ya uno de tus poemas más íntimos, más autobiográficos.

Nosotros lo leemos —fascinados, por cierto—, pero no es a nosotros a quienes se dirige. El amor, invocado, se te vuelve a revelar como un refugio intacto contra todo tipo de ruinas.

Eros llamó a vuestra puerta un día luminoso para dejarles, vibrando en el aire, certezas e incertezas a partes iguales.

Qué desbocado su ascenso; qué lento, el descenso que le sigue. Qué parecido todo a una religión desdoblándose, a un culto capaz de imponerse a los años más transitivos de la vida, a la erosión misma de la piedra y de las reinventadas ciudades.

Creo que la memoria permea sus imágenes para, de lleno, ser todas ellas desde una flecha imaginaria no sujeta al orden tributario del mundo.

Un beso enorme.

Siempre aciertas en tus apreciaciones, querido amigo. Es ese amor que quedó encerrado en mi corazón y que envuelto en papel celofán sale de vez en cuando en mi poética.
El tiempo va templando las heridas y se puede recordar con cariño los buenos momentos. Incluso los malos son suavizados. De ahí este tema de Ajaz.
Muy bueno, como siempre, tu comentario.
Otro beso enorme para ti. Gracias por estar siempre a mi lado.

[Marisa Peral]

Felicidades a los dos, Ana y Rafel.

Abrazos, muchos.