Naturaleza versus vida

Poemas en verso y/o en prosa de cualquier estructura y/o combinación.

Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle

Avatar de Usuario
Ara López
Mensajes: 1418
Registrado: Vie, 03 Nov 2017 20:21

Re: Naturaleza versus vida

Mensaje sin leer por Ara López »

Alejandro Costa escribió: Mié, 16 Jul 2025 23:51
Ara López escribió: Vie, 27 Jun 2025 22:17 Alejandro, es un poema bellísimo.
Tiene metáforas de esas que me hacen pensar, egoístamente, "¿Por qué no se me ocurrieron a mí?" Ajajajajja

Suelo resaltar las que me gustan mucho pero haría este mensaje muy largo innecesariamente.

Un abrazo.
Mi encantadora y dulce compañera, Ara.

¿Por qué no se te ocurrieron a mí? Eso me he preguntado muchas veces al leer tus versos.

Somos poetas, pero antes somos seres humanos, y todos, absolutamente todos, somos únicos.

Gracias por estar siempre a mi lado y ser tan generosa conmigo.

Un besazo, corazón.
Gracias a ti, que no sé qué he hecho para ganarme tanto cariño y generosidad de tu parte.

Un abrazo.
© Derechos Reservados

La belleza es el disimulo de la muerte
Ara López
Avatar de Usuario
Alejandro Costa
Mensajes: 6315
Registrado: Dom, 13 Mar 2016 18:27

Re: Naturaleza versus vida

Mensaje sin leer por Alejandro Costa »

Rafel Calle escribió: Sab, 12 Jul 2025 12:18 NATURALEZA VERSUS VIDA, DE ALEJANDRO COSTA

En el poema “Naturaleza versus Vida”, Alejandro Costa nos ofrece una elegía reflexiva, impregnada de lirismo y desazón, que sitúa a la naturaleza como espejo emocional de una humanidad herida. Desde sus primeros versos, el texto se alza como un grito silente, un canto contenido donde el llanto de los árboles, el rugido del viento y la tristeza del mar se funden en un solo lamento universal.

Estamos ante un poema que, más allá de su título, no contrapone la naturaleza a la vida, sino que sugiere una simbiosis, una unidad desgarrada por la violencia, la desidia y el olvido humano.

Compuesto en versos de métrica libre, el poema se articula a través de anáforas (“Deja que…”, “No dejes…”) que marcan el ritmo con insistencia casi salmódica. Esta repetición le confiere al texto un tono de plegaria laica, donde lo que se invoca no es una divinidad, sino la conciencia del lector, su responsabilidad moral ante el deterioro del entorno.

El lenguaje es sencillo pero intensamente poético, y, desde luego, Alejandro no teme incurrir en imágenes que rozan la exaltación emotiva, porque su objetivo no es la contención sino la expresión rotunda del dolor y del anhelo de equilibrio.

Uno de los aciertos del poema es la personificación constante de los elementos naturales: los árboles lloran, el viento se enfurece, el mar busca compañía, el sol se esconde. Esta humanización del entorno no es gratuita: refuerza el vínculo íntimo entre el mundo natural y el mundo humano. La naturaleza se convierte en víctima y testigo, en madre y en espejo:

“un árbol se compadece del mundo,
y sus raíces maltratadas, asfixiadas,
solo sucumben bajo la tierra que le vio nacer.”


Este fragmento es central: el árbol no solo sufre, siente compasión, se sacrifica, cae en silencio. El símbolo del árbol, asociado a la vida, a la memoria, a la sabiduría, cobra aquí un dramatismo casi sagrado.

El poema transita por una doble corriente: la devastación y la posibilidad de redención. Al principio, la tristeza impera: las raíces desgarradas, los senderos dolientes, las aves que no son inmortales, los ojos adormecidos. Pero hacia la mitad, el poema gira con un leve gesto de esperanza:

“Deja que la vida sea tan solo vida,
que un llanto no obstruya la fe del corazón…”


Aquí emerge una súplica por la armonía, por una razón que guíe y una fe que sostenga. El verso “que el mundo, de paz y amores se alimente” es un clímax de anhelo, un punto luminoso entre tanta sombra.

El último verso —“Más ya no sufrirá ese viento enfurecido”— actúa como resolución poética y emocional. Hay en él una cesación del dolor, un cierre sereno, tal vez resignado, o quizá esperanzado. El viento, símbolo del tumulto, ha cesado. ¿Porque la naturaleza ha muerto? ¿O porque ha sido, al fin, escuchada?

La ambigüedad final enriquece la lectura: el lector queda en suspenso, entre el consuelo y la alarma, entre el duelo y la posibilidad de reconciliación.

“Naturaleza versus Vida” es un poema que dialoga con la tradición ecológica, existencial y simbólica de la poesía contemporánea, sin renunciar al pathos ni al lirismo. Alejandro Costa logra construir un texto cargado de emoción, que interpela desde lo íntimo a lo colectivo, que no acusa con el dedo, sino con la voz herida de los árboles y el silencio de las aves.

En tiempos donde la palabra “sostenibilidad” se ha vuelto consigna vacía, este poema recuerda que la poesía puede ser conciencia viva, raíz que no quiere ser asfixiada, sino compartida.

Estimado Alejandro, vaya hasta tu tierra mi enhorabuena junto a un fuerte abrazo.
No sé ya qué decir.

Tu presencia y apoyo continuo a mi trabajo, me llena de fuerza, y me hace sentir, que, ya no estoy tan lejos de los monstruos que forman este foro.

Siento que estoy abrigado, que todos me abrazais para darme calor, y yo lo siento como una fuerza que me cobija y me da seguridad.

Gracias de todo corazón, Rafel.

Eres un gran capitán, de un inmejorable barco de poetas.

Mi más profunda gratitud.

Un fuerte abrazo.
Salud, paz y felicidad.



No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.…


Me sobra el corazón (Miguel Hernández)
Avatar de Usuario
Alejandro Costa
Mensajes: 6315
Registrado: Dom, 13 Mar 2016 18:27

Re: Naturaleza versus vida

Mensaje sin leer por Alejandro Costa »

José M. F. Febles escribió: Dom, 13 Jul 2025 18:59
Alejandro Costa escribió: Lun, 23 Jun 2025 17:48


Deja que el mundo llore,
que la tristeza de los árboles ahogue sus raíces,
mientras éstas desgarran las profundidades
de una tierra humedecida por el dolor y la sangre.

Deja que el viento se enfurezca,
que el sol esconda el brillo fulgente de su alma,
no existe ya calma para aliviar los senderos
donde padece la voz de la naturaleza.

Deja que el mar nos busque para hacernos
llorar junto a su sentir,
deja que las aves se refugien,
tan solo son aves, pero no son inmortales,
como esa lengua que nos quema,
esos ojos adormecidos,
o ese ayer sin retorno
dormido en un infinito de ceniza
entre las brasas muertas de vida.

Deja que la vida sea tan solo vida,
que un llanto no obstruya la fe del corazón,
deja que la razón nos lleve hacia el lado correcto,
no dejes que, en un momento,
se marchiten las flores de los árboles,
deja que brille el cielo y sus soles
y que el mundo, de paz y amores se alimente.

No dejes, impide, que el mundo llore,
que un triste árbol maltrate sus raíces,
porque, al fin y al cabo,
un árbol se compadece del mundo,
y sus raíces maltratadas, asfixiadas,
solo sucumben bajo la tierra que le vio nacer.

Más ya no sufrirá ese viento enfurecido.


Querido compañero de versos, como costumbre de tú hacer en las letras, considero este poemm excelente, pleno de una gran humanidad en su exquisita planificaciñon..
Mis felicitaciones, desde la soledad de mi isla

José Manuel Febles
Mil gracias, mi querido amigo, por estar siempre ahí.

Me alegra saber que te gustó.

Es un orgullo para mí que así lo valoraras.

Un fuerte abrazo.
Salud, paz y felicidad.



No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.…


Me sobra el corazón (Miguel Hernández)
Responder

Volver a “Foro de Poemas”