Mi cuerpo cabe en un vaso

[Francesch Vicent]

la noche
ese perro gimiente
con cola de culebra
hizo que mis ojos naufragaran
en las horas de un vigilante nocturno

buscaba el sabor gris de la verdad
escondida en el libro
de tus labios
y que una vez escribimos con la sangre
de besos y retratos

menos la última página
que se llenó con nuestros escombros
y quedó atrapada en el abismo ciego
del pez que respira barro

no he vuelto a pisar el horizonte rojo
cuando las bicicletas de la mañana
corrían raudas por el aire
en busca de la nube más blanca
y tú te abrías como un almendro en flor

ahora mi cuerpo cabe en un vaso
pero las gotas van cayendo
como una clepsidra
de forma aleatoria
sobre un tremendo espesor de gatos

he dejado la puerta entreabierta
y olvidado por la lumbre
espero a que llegues
con tu brillo afilado
y tu reloj del último minuto
a cerrarme de un portazo

[Alejandro Costa]

he dejado la puerta en penumbra
espero a que llegues tú
con tu brillo afilado
y tu reloj del último minuto
a cerrarme de un portazo

El poema me ha gustado desde el principio, pero ha sido el cierre, el espectacular cierre, el que le ha dado una fuerza extra y lo eleva a un nivel superior.

Buen escrito, compañero.

Un abrazo.

[Ramón Castro Méndez]

Ciertamente, un hermosísimo poema, que resulta desgarrador, con un aire de derrota, que se recoge en todos y cada uno de los estados por los que va pasando el poeta. Todo un acierto.
Felicidades.

Un fuerte abrazo.

[Francesch Vicent]

he dejado la puerta en penumbra
espero a que llegues tú
con tu brillo afilado
y tu reloj del último minuto
a cerrarme de un portazo

El poema me ha gustado desde el principio, pero ha sido el cierre, el espectacular cierre, el que le ha dado una fuerza extra y lo eleva a un nivel superior.

Buen escrito, compañero.

Un abrazo.

Muchas gracias, amigo poeta, por tu amable comentario.
Un cordial saludo.

[Ana Muela Sopeña]

Impactante poema de derrota y desencanto en el que destacaría sus grandes metáforas e imágenes poéticas.

El final: espectacular.

Un abrazo
Felicidades
Ana

[Ana García]

Enorme este poema en el que aparece un libro lleno de recuerdos rojos, tan solo al final del mismo se escribe la despedida. Nada dura eternamente. Pero al menos hemos vivido.
Te felicito.
Un abrazo.

[Francesch Vicent]

Ciertamente, un hermosísimo poema, que resulta desgarrador, con un aire de derrota, que se recoge en todos y cada uno de los estados por los que va pasando el poeta. Todo un acierto.
Felicidades.

Un fuerte abrazo.

El, poeta, entre otras cosas, es un vocero de los males que aquejan al mundo, sutil, etéreo, a veces ampuloso y pedorro, per a la sazón un vocero.
Muchas gracias, amigo poeta, por tu magnífico y certero comentario.
Un cordial saludo.

[Ara López]

Definitivamente, estás entre mis favoritos. Tus poemas siempre hacen que me encuentre con maravillas.

El final es maravilloso pero estos versos me quedaron:

"menos la última página
que se llenó con nuestros escombros
y quedó atrapada en el abismo ciego
del pez que respira barro"

Un abrazo.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Un excepcional trabajo, amigo Frances, con hallazgos poéticos muy originales como estes que señalo más abajo

.....................
hizo que mis ojos naufragaran
en las horas de un vigilante nocturno

............................
...............................

ahora mi cuerpo cabe en un vaso
pero las gotas van cayendo
como una clepsidra
de forma aleatoria
sobre un tremendo espesor de gatos.

Todo un placer de lectura.

Un abrazo.

[Rafel Calle]

Un poema sin mayúsculas, sin signos de puntuación, pero hermoso y con evidentes aciertos rítmico-literarios, amigo Francesch.
Felicidades y un abrazo.

[Francesch Vicent]

Impactante poema de derrota y desencanto en el que destacaría sus grandes metáforas e imágenes poéticas.

El final: espectacular.

Un abrazo
Felicidades
Ana

Muchas gracias, amiga poetisa, por la crítica favorable que dispensas a este poema.
Un afectuoso saludo.

[xaime oroza carballo]

la noche
ese perro gimiente
con cola de culebra
hizo que mis ojos naufragaran
en las horas de un vigilante nocturno

buscaba el sabor gris de la verdad
escondida en el libro
de tus labios
y que una vez escribimos con la sangre
de besos y retratos

menos la última página
que se llenó con nuestros escombros
y quedó atrapada en el abismo ciego
del pez que respira barro

no he vuelto a pisar el horizonte rojo
cuando las bicicletas de la mañana
corrían raudas por el aire
en busca de la nube más blanca
y tú te abrías como un almendro en flor

ahora mi cuerpo cabe en un vaso
pero las gotas van cayendo
como una clepsidra
de forma aleatoria
sobre un tremendo espesor de gatos

he dejado la puerta entreabierta
y olvidado por la lumbre
espero a que llegues
con tu brillo afilado
y tu reloj del último minuto
a cerrarme de un portazo

Gracias, Francesch. Inestimable la presencia cercana de tu aullido.

Unha moi fonda aperta, irmao.