Radiografía del instante

[Rafael Valdemar]

Aquí de cuerpo presente permanezco
como ese Don nadie al que la vida
desde siempre se la tiene jurada
y mientras por el filo de la duda camino
me emborracho con preguntas que nunca
hallan respuestas en el fondo de los vasos.

Ahora el instante es como el monólogo triste
de la lluvia que moja la voz y la palabra,
entretanto, en la profundidad del silencio
suspira el verbo amar que nunca se hizo
carne y defendiendo su utopía muere.

Todavía no ha llegado el momento
de rendirle cuentas al futuro,
aunque entre la inquietud del presente
el resumen de un tiempo de apatía
se enfurece y desvertebra las noches
en que fui el invitado de la soledad
con la luna como único testigo.

Hoy ya no basta con mostrar tu rabia
y desafiar al pulso del mar y sus confines,
en el instante que su frenético oleaje
golpea el rostro de los náufragos
que entierra en su sepulcro, necesito
cabalgar sobre la espuma y redimir
la última ilusión que bajo la arena yace.

Cuando el afán de vivir cierra mis ojos
y ensaya una tibia danza con la muerte,
el mañana se quiebra y por las grietas
de la decepción se cuelan los suicidas
que huyen del porvenir y escriben
sobre el luto de noviembre su epitafio.

[Alejandro Costa]

Muy bueno, Rafael.

He disfrutado su lectura.

Un saludo.

Salud, paz y felicidad.

[E. R. Aristy]

Aquí de cuerpo presente permanezco
como ese Don nadie al que la vida
desde siempre se la tiene jurada
y mientras por el filo de la duda camino
me emborracho con preguntas que nunca
hallan respuestas en el fondo de los vasos.

Ahora el instante es como el monólogo triste
de la lluvia que moja la voz y la palabra,
entretanto, en la profundidad del silencio
suspira el verbo amar que nunca se hizo
carne y defendiendo su utopía muere.

Todavía no ha llegado el momento
de rendirle cuentas al futuro,
aunque entre la inquietud del presente
el resumen de un tiempo de apatía
se enfurece y desvertebra las noches
en que fui el invitado de la soledad
con la luna como único testigo.

Hoy ya no basta con mostrar tu rabia
y desafiar al pulso del mar y sus confines,
en el instante que su frenético oleaje
golpea el rostro de los náufragos
que entierra en su sepulcro, necesito
cabalgar sobre la espuma y redimir
la última ilusión que bajo la arena yace.

Cuando el afán de vivir cierra mis ojos
y ensaya una tibia danza con la muerte,
el mañana se quiebra y por las grietas
de la decepción se cuelan los suicidas
que huyen del porvenir y escriben
sobre el luto de noviembre su epitafio.

Un poema de muertes, todas sus formas, pero hasta una ilusión hecha libremente, apodera las riendas de ese caballo símbolo de fuerzas más grandes que la muerte.


"Hoy ya no basta con mostrar tu rabia
y desafiar al pulso del mar y sus confines,
en el instante que su frenético oleaje
golpea el rostro de los náufragos
que entierra en su sepulcro, necesito
cabalgar sobre la espuma y redimir
la última ilusión que bajo la arena yace."

Es un rotundo no al absurdo que nos rodea. Un poema excelso, vital, en mi humilde opinión. Abrazos, Rafael!

[Rafael Valdemar]

Alejandro gracias por pasarte por el poema y dejar tus palabras

saludos

[Marisa Peral]

Felicidades, Rafael, por este poema grande que he disfrutado.

Saludos.

[Rafael Valdemar]

Roxie gracias por tu lectura y tus palabras...saludos

[Alonso Vicent]

Aquí de cuerpo presente permanezco
como ese Don nadie al que la vida
desde siempre se la tiene jurada
y mientras por el filo de la duda camino
me emborracho con preguntas que nunca
hallan respuestas en el fondo de los vasos.

Ahora el instante es como el monólogo triste
de la lluvia que moja la voz y la palabra,
entretanto, en la profundidad del silencio
suspira el verbo amar que nunca se hizo
carne y defendiendo su utopía muere.

Todavía no ha llegado el momento
de rendirle cuentas al futuro,
aunque entre la inquietud del presente
el resumen de un tiempo de apatía
se enfurece y desvertebra las noches
en que fui el invitado de la soledad
con la luna como único testigo.

Hoy ya no basta con mostrar tu rabia
y desafiar al pulso del mar y sus confines,
en el instante que su frenético oleaje
golpea el rostro de los náufragos
que entierra en su sepulcro, necesito
cabalgar sobre la espuma y redimir
la última ilusión que bajo la arena yace.

Cuando el afán de vivir cierra mis ojos
y ensaya una tibia danza con la muerte,
el mañana se quiebra y por las grietas
de la decepción se cuelan los suicidas
que huyen del porvenir y escriben
sobre el luto de noviembre su epitafio.

Me encantó la primera estrofa, buena entrada, y hasta el epitafio final todo es poema.
Los instantes, con o sin testigos, marcan nuestro pulsos y contiendas... y la vida.
Por supuesto que se disfruta de una buena lectura cuando los poemas nos sumergen en el devenir y el mientras tanto.
Un abrazo, Rafael, y feliz año por estrenar.

[Rafel Calle]

Un poema hermoso bien urdido y mejor desarrollado, que me permite desearte un feliz Año Nuevo y mucha salud amigo Rafael.
Un abrazo.

[Lisandro Sánchez]

Interesantes versos.
Vida y muerte son dos partes de un mismo todo.
Las dos necesarias.
Las dos con sus buenas y sus malas.
Ninguno de nosotros -creo- lo comprende del todo.
Pero todos lo presentimos en alguna medida -creo-.
Y sus versos también.. al menos lo presienten... y tal vez más que eso.
Modestamente, lo felicito.
Un gusto, Rafael.
Un cordial saludo desde el sur argentino.

Lisandro