La casa encantada

[Ramón Carballal]

Iba a comentarte las partes que más me gustan de tu poema pero creo que me gusta todo
Es un placer pasar por tus versos, un gran placer.
Un abrazo
Joan

Siempre te acuerdas de comentar y se agradece. Un abrazo, Joan.

[Ricardo Serna G]

Ramón Carballal,

No hay salida ni entrada en su silencio oscuro,
sólo el ajedrez de los días, su peso de plomo,
su infinita náusea.

Maravillosas imágenes, querido amigo

un poema de altura

un abrazo fuerte

[Ramón Carballal]

Es un espacio amarillo donde no entra el día,
un nido forrado de espejos o de puertas
cuyo cristal envejece como un zafiro.

Mira la esquina que agita sus alas,
la pared recubierta de ojos, pintada acaso
de manos celestes.

Alguien llama a la sonrisa, la piel testimonia belleza
dibujada en pasquines, perfumes, vestidos de alabastro.
También la música se vuelve amarilla al llenar el aire
de áspides rubios.

Juguemos a esconder el futuro
sin arrumbar las sillas medievales
que aliviaron el cansancio de largas piernas suicidas.

No quiero un mensaje escrito en el jardín azul,
las porcelanas se cubren de tiempo
cuando llueve la rueca del tejedor.

De pronto el hueso de las silabas anega la memoria,
en la senda el número mide al arlequín de las agujas.

Mi casa es una máscara, quizá un nido amamantado de flores.
Yo sobrevivo entre equinoccios, se mezclan el sueño del gato,
la zanahoria que latió tarde, el espantapájaros que en el otoño
fue albino.

No hay salida ni entrada en su silencio oscuro,
sólo el ajedrez de los días, su peso de plomo,
su infinita náusea.

Pues fíjate que yo veo en tu poema, con ese fastuoso despliegue de imaginación que es tu santo y seña, ecos de 'Alicia en el País de las Maravillas' (sólo faltan el conejo blanco, la madriguera y la Reina de Corazones), de 'El Mago de Oz' (ahí está el espantapájaros) y de 'El corazón delator', de Poe (en esa "pared recubierta de ojos"). Me ha encantado la sinestesia de esa música que se vuelve amarilla, algo que podría haber escrito perfectamente Nabokov.

Enhorabuena por el poema, Ramón. Un abrazo.

Me ha gustado la interpretación que le has dado al poema. Un abrazo, Óscar y gracias.

[Ramón Carballal]

felicidades por el poema
Un abrazo pilar

Gracias por dejar tu huella, Pilar. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

me gusto tu poema, y estos ultimos versos.

No hay salida ni entrada en su silencio oscuro,
sólo el ajedrez de los días, su peso de plomo,
su infinita náusea.

javier

Gracias, Javier, por acercarte a este poema y comentar. Un abrazo.

[Aubriel Camila de la Prad]

Es un espacio amarillo donde no entra el día,
un nido forrado de espejos o de puertas
cuyo cristal envejece como un zafiro.

Mira la esquina que agita sus alas,
la pared recubierta de ojos, pintada acaso
de manos celestes.

Alguien llama a la sonrisa, la piel testimonia belleza
dibujada en pasquines, perfumes, vestidos de alabastro.
También la música se vuelve amarilla al llenar el aire
de áspides rubios.

Juguemos a esconder el futuro
sin arrumbar las sillas medievales
que aliviaron el cansancio de largas piernas suicidas.

No quiero un mensaje escrito en el jardín azul,
las porcelanas se cubren de tiempo
cuando llueve la rueca del tejedor.

De pronto el hueso de las silabas anega la memoria,
en la senda el número mide al arlequín de las agujas.

Mi casa es una máscara, quizá un nido amamantado de flores.
Yo sobrevivo entre equinoccios, se mezclan el sueño del gato,
la zanahoria que latió tarde, el espantapájaros que en el otoño
fue albino.

No hay salida ni entrada en su silencio oscuro,
sólo el ajedrez de los días, su peso de plomo,
su infinita náusea.

"Yo sobrevivo entre equinoccios, se mezclan el sueño del gato,
la zanahoria que latió tarde, el espantapájaros que en el otoño
fue albino."

Recorrí tu casa, Ramón, embelezada con esas imágenes tan frescas, tan vívidas.
Y creo que, de alguna manera, todas las casas se parecen (al menos ésas que quedan en el corazón).
Una belleza de poema!

Besos.

[carmen iglesia]

Una casa encantada que a mí me parece muy real... Y así creo "verlo" en los versos que cierran con tantísima belleza el poema...

Evocas y sugieres... todo un don.

Besotes,

Carmen

[Ramón Carballal]

Hermoso poema, querido amigo Ramón.
¿Sabes? Siempre he pensado que es una lástima que tus trabajos no sean más permeables. A mi juicio, tienes una gran imaginación metafórica y eso, querido colega, pienso que es lo más importante en un hacedor de versos. Eso no se puede enseñar, lo tienes o no lo tienes, es así de sencillo. Mucha gente escribe bien, con mucha pulcritud, pero carece del don de la metáfora. En tu caso, creo que la esencia de la poesía es un hecho.
Yo pregono el equilibrio de la obra, aunque, obviamente, puedo estar equivocado.
En fin, felicidades, por este poema donde consigues versos bellísimos.
Un fuerte abrazo.

Gracias, Rafael, siempre son interesantes tus comentarios. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Mi casa es una máscara, quizá un nido amamantado de flores.
Yo sobrevivo entre equinoccios, se mezclan el sueño del gato,
la zanahoria que latió tarde, el espantapájaros que en el otoño
fue albino.

No hay salida ni entrada en su silencio oscuro,
sólo el ajedrez de los días, su peso de plomo,
su infinita náusea.

Tu poesía, amigo Ramón, siempre está encantada; vuelan enseres, muebles e inmuebles desde los lugares más insospechadas para habitar tu cerebro poético, luego nos invitas a las estancias donde degustar los más raros y exquisitos sabores.

Además esta vez pareces ofrecer toda una declaración de intenciones del estilo que piensas aplicar a cada una de tus edificaciones.
Unha aperta

Gracias, J.J., por tu amable comentario. Unha aperta.

[Ramón Carballal]

Ramón Carballal,

No hay salida ni entrada en su silencio oscuro,
sólo el ajedrez de los días, su peso de plomo,
su infinita náusea.

Maravillosas imágenes, querido amigo

un poema de altura

un abrazo fuerte

Gracias, Ricardo, me alegra que te guste el poema. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Es un espacio amarillo donde no entra el día,
un nido forrado de espejos o de puertas
cuyo cristal envejece como un zafiro.

Mira la esquina que agita sus alas,
la pared recubierta de ojos, pintada acaso
de manos celestes.

Alguien llama a la sonrisa, la piel testimonia belleza
dibujada en pasquines, perfumes, vestidos de alabastro.
También la música se vuelve amarilla al llenar el aire
de áspides rubios.

Juguemos a esconder el futuro
sin arrumbar las sillas medievales
que aliviaron el cansancio de largas piernas suicidas.

No quiero un mensaje escrito en el jardín azul,
las porcelanas se cubren de tiempo
cuando llueve la rueca del tejedor.

De pronto el hueso de las silabas anega la memoria,
en la senda el número mide al arlequín de las agujas.

Mi casa es una máscara, quizá un nido amamantado de flores.
Yo sobrevivo entre equinoccios, se mezclan el sueño del gato,
la zanahoria que latió tarde, el espantapájaros que en el otoño
fue albino.

No hay salida ni entrada en su silencio oscuro,
sólo el ajedrez de los días, su peso de plomo,
su infinita náusea.

"Yo sobrevivo entre equinoccios, se mezclan el sueño del gato,
la zanahoria que latió tarde, el espantapájaros que en el otoño
fue albino."

Recorrí tu casa, Ramón, embelezada con esas imágenes tan frescas, tan vívidas.
Y creo que, de alguna manera, todas las casas se parecen (al menos ésas que quedan en el corazón).
Una belleza de poema!

Besos.

Muchas gracias, Aubriel, por tus palabras. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Una casa encantada que a mí me parece muy real... Y así creo "verlo" en los versos que cierran con tantísima belleza el poema...

Evocas y sugieres... todo un don.

Besotes,

Carmen

Siempre gracias, Carmen, por estar en mis letras. Besos.