La Dureza de un Destino

[Ana García]

En una vida de suspiros, una muerte de añoranza.
Estamos esperando que venga como asesina de verdades
la muerte al fin del camino, estando en nuestra vida anclada.

Tras mis pasos
camino tras camino;
silencio tras silencio, preguntando
¿Quién soy?
Voy buscando con dudas
carcomiendo mi razón,
mi desprecio.
Buscando, vida abajo,
río arriba;
dudas,
cien dudas,
mil dudas al viento,
ondeando rizos de secretos a la brisa de mis pasos.

Voy buscando, con miedo.
¿Y si me encuentro?
Me busco sin mirarme en los espejos,
me busco asomada a ventanas sin cristales,
misales de oraciones que recito,
paso a paso,
silencio tras silencio,
con ruedas de pensamientos.

Voy buscando mi despecho.
Me voy buscando día y noche,
me pregunto,
—lloro y grito—
porque voy con mi sombra vida abajo.
porque me voy, te voy buscando.

Tal vez cuando me encuentre,
cuando me haya encontrado te salude,
—con sonrisas o lamentos—
y grite mi nombre,
y alce la vista,
y vea mi rostro en tus ojos,
y extienda mi mano,
y roce mis labios.

Hasta entonces soy quien pena vagando,
de camino en camino,
con la búsqueda anudada a mi garganta
y en tinta azul licuadas mis preguntas.
Como un mundo sin final, como una poeta sin rostro, dibujando perfiles en una historia perdida. Y al final…
¡Cómo podré reír?
La vida se evapora en una lucha de verdades y hacia el cielo suben las palabras que nos servirán como cometas de alegría, para dejar en un corazón tu alma ya marchita, para que no puedas reír.
Hay que intentar seguir, vivir para no morir, llorar para después reír y así en un mundo sin final.

[Marisa Peral]

Querida Ana, quiero leerte como si estás palabras fuesen un poema imaginario, un relato ficticio.
Y de esta forma tengo que decirte que eres una escritora con una fuerza increíble.
Enhorabuena de todo corazón.

Pero leo La Dureza del Destino y te vuelvo a felicitar.
Pero no quiero que sea cierto.
¡Ánimo y todo mi cariño para ti!

Besos

[Ana Muela Sopeña]

Hola, Ana:

A veces la vida es como un túnel que parece no tener salida. Sin embargo, al final de ese túnel siempre hay una luz que orienta nuestros pasos.

El poema es muy bueno y tiene un atisbo de esperanza.
Todo es bellamente efímero: lo bueno, lo malo, lo maravilloso y lo terrible. Soltar lo terrible es un buen ejercicio para proseguir.

Felicitaciones
Un beso enorme
Ana

[Ana García]

Querida Ana, quiero leerte como si estás palabras fuesen un poema imaginario, un relato ficticio.
Y de esta forma tengo que decirte que eres una escritora con una fuerza increíble.
Enhorabuena de todo corazón.

Pero leo La Dureza del Destino y te vuelvo a felicitar.
Pero no quiero que sea cierto.
¡Ánimo y todo mi cariño para ti!

Besos

Ahora he de emplear toda mi fuerza para sentarme ante el PC y compartir con vosotros mis cosillas.
Gracias por tus atenciones. Eres un ser de luz.
Besos.

[Alejandro Costa]

No tienes motivos para hacerlo por obligación.

No disputes los días en contra de tus días y de tu cuerpo. Hay algo dentro de nosotros que es superior a todo lo demás: la fuerza del espíritu. ¡Sácala! Pero no luches contra tu cuerpo, solo acompáñalo y disfruta, aunque te sientas humillada por dentro y dolorida. No hay nada que pueda con el interior que poseemos.

La vida es cruel y la muerte puede parecer la liberación de ella, pero no hay que sufrir en silencio, hay que gritar al viento, levantar la voz y sentir que aún nos quedan fuerzas para luchar y vencernos a nosotros mismos.

Y cuando sientas que no puedes más, que te encuentras sola ante ello, piensa en quién te quiere y te apoya, en aquel que, seguro, también sufre como tú, y mira al cielo, respira de su luz, refréscate del viento que mueve el aire y toma la mano de un amigo, aquel que siempre está cuando lo buscas. Pero no dejes de sonreír, no dejes de vivir y busca ese rayo de luz, que siempre parece escondido, pero que siempre está ahí.

Precioso poema, pero demasiado triste y oscuro. Es curioso, te lo vengo a decir yo, que suelo ser la tristeza en tinta.

Un beso y un abrazo lleno de calor, desde el alma.

[Marisa Peral]

Querida Ana, quiero leerte como si estás palabras fuesen un poema imaginario, un relato ficticio.
Y de esta forma tengo que decirte que eres una escritora con una fuerza increíble.
Enhorabuena de todo corazón.

Pero leo La Dureza del Destino y te vuelvo a felicitar.
Pero no quiero que sea cierto.
¡Ánimo y todo mi cariño para ti!

Besos

Ahora he de emplear toda mi fuerza para sentarme ante el PC y compartir con vosotros mis cosillas.
Gracias por tus atenciones. Eres un ser de luz.
Besos.

Ahora, Ana, tienes que hacer lo que te de calma y placer, sin exigencias ni imposiciones, ni dolor, ni lágrimas.
Y gracias a ti por ser como eres.
Besos y achuchones.

[Julio Arroba]

No puedo estar más de acuerdo con las palabras que te ha dedicado Alejandro.

Si hay una cosa que me encanta de tu poética, esa es tu disposición a ser visceral siempre, de forma inclaudicable.

Te envío un fuerte abrazo.

[Ana García]

Hola, Ana:

A veces la vida es como un túnel que parece no tener salida. Sin embargo, al final de ese túnel siempre hay una luz que orienta nuestros pasos.

El poema es muy bueno y tiene un atisbo de esperanza.
Todo es bellamente efímero: lo bueno, lo malo, lo maravilloso y lo terrible. Soltar lo terrible es un buen ejercicio para proseguir.

Felicitaciones
Un beso enorme
Ana

Son curiosas algunas coincidencias. Hay un túnel obstruido en mi columna vertebral y no sé cuándo podré ver esa luz sin dolor.
Ese problema, al menos, tendrá corrección quirúrgica en algún momento. Pero el resto se ha anclado en mi organismo y no habrá marcha atrás.
Seguro que aprendo a vivir con ellos. De momento estoy cabreada.
Lo malo es muy malo y lo único bueno es mi resistencia a quedarme en casa, a morirme de a poquitos.
Es cierto que la mayor parte de las cosas son efímeras. Pero el dolor...
Qué bueno tu comentario pues me hace pensar.
Un fuerte abrazo, amiga mía.

[Ana García]

No tienes motivos para hacerlo por obligación.

No disputes los días en contra de tus días y de tu cuerpo. Hay algo dentro de nosotros que es superior a todo lo demás: la fuerza del espíritu. ¡Sácala! Pero no luches contra tu cuerpo, solo acompáñalo y disfruta, aunque te sientas humillada por dentro y dolorida. No hay nada que pueda con el interior que poseemos.

La vida es cruel y la muerte puede parecer la liberación de ella, pero no hay que sufrir en silencio, hay que gritar al viento, levantar la voz y sentir que aún nos quedan fuerzas para luchar y vencernos a nosotros mismos.

Y cuando sientas que no puedes más, que te encuentras sola ante ello, piensa en quién te quiere y te apoya, en aquel que, seguro, también sufre como tú, y mira al cielo, respira de su luz, refréscate del viento que mueve el aire y toma la mano de un amigo, aquel que siempre está cuando lo buscas. Pero no dejes de sonreír, no dejes de vivir y busca ese rayo de luz, que siempre parece escondido, pero que siempre está ahí.

Precioso poema, pero demasiado triste y oscuro. Es curioso, te lo vengo a decir yo, que suelo ser la tristeza en tinta.

Un beso y un abrazo lleno de calor, desde el alma.

Espero poder subir poemas menos oscuros, amigo mío.
Gracias por tus palabras. Se te aprecia un montón.
Un beso.

[Ana García]

No puedo estar más de acuerdo con las palabras que te ha dedicado Alejandro.

Si hay una cosa que me encanta de tu poética, esa es tu disposición a ser visceral siempre, de forma inclaudicable.

Te envío un fuerte abrazo.

Y a mí me animan tus comentarios. Mil gracias.
Un fuerte abrazo.

[Rafel Calle]

LA DUREZA DE UN DESTINO, DE ANA GARCÍA

viewtopic.php?t=41969

Ana García en “La dureza de un destino”, describe un momento vital de fragilidad extrema, en una exploración cruda, visceral y profundamente lírica de la identidad, la enfermedad y la búsqueda del sentido en medio del dolor.

Desde el primer verso —“En una vida de suspiros, una muerte de añoranza”—, Ana plantea un oxímoron que marca el tono del poema: la vida y la muerte conviven, se entrelazan en una experiencia que no es ni del todo una ni del todo otra.

La obra está atravesada por una voz poética que se interroga constantemente. La repetición de estructuras —“camino tras camino”, “silencio tras silencio”, “vida abajo, río arriba”— crea un ritmo que refleja el vaivén de los pensamientos obsesivos, la confusión y la angustia existencial.

Anita no busca respuestas fáciles; su búsqueda es laberíntica, incierta y su honestidad emocional conmueve: “¿Y si me encuentro?”, se pregunta, con un temor más grande que el de no encontrarse.

Ana García articula la pérdida de sentido a través de imágenes visuales potentes y simbólicas: espejos donde no puede mirarse, ventanas sin cristales, oraciones recitadas en silencio. La enfermedad no es nombrada directamente, pero su presencia es omnipresente, como una sombra que deforma la percepción del yo y del mundo. Hay momentos de una belleza doliente y lúcida, como en los versos: “la búsqueda anudada a mi garganta / y en tinta azul licuadas mis preguntas”, donde la voz poética transforma el sufrimiento en bellísimo lenguaje.

El final del poema adquiere un tono más abierto, casi esperanzado, aunque no cierra del todo el círculo. “Hay que intentar seguir, vivir para no morir, llorar para después reír…” funciona como un suspiro de resistencia, un acto poético de fe en medio de la incertidumbre. No se trata de una conclusión optimista, sino de una declaración valiente de supervivencia.

El estilo de Ana García es libremente torrencial, casi confesional, emparentado con la poesía contemporánea más emocional. La sintaxis fluye con naturalidad, los cortes de verso están cargados de intención, y la reiteración funciona como pulsación emocional. La escritura no es aquí solamente un ejercicio estético, sino también un acto de resistencia y revelación.

“La dureza de un destino” es un poema honesto, desgarrador, escrito desde las entrañas de una experiencia límite. Ana García convierte su dolor en palabra con una sensibilidad afilada y auténtica. Es poesía que duele, pero también poesía que alumbra. Una voz que, aunque quebrada, se levanta y deja en el lector una huella profunda.

Mi más entrañable enhorabuena, doña Ana García; muy dolorida, sí, pero sigue escribiendo usted como los ángeles.
Con un enorme deseo de su pronta recuperación, vaya para allá un fuerte abrazo.

[Ramón Castro Méndez]

Este poema es desgarrador, pero también deja un hilo, por pequeño que sea, a la aceptación y a saber llevar, ese desgarro lo mejor posible. A buscar, por así decirlo, las contrapartidas, ese lado más amable de la vida. Ánimo, hay que seguir luchando y viviendo con ganas.

Un gran abrazo con mis mejores deseos para ti.

[Ana García]

LA DUREZA DE UN DESTINO, DE ANA GARCÍA

viewtopic.php?t=41969

Ana García en “La dureza de un destino”, describe un momento vital de fragilidad extrema, en una exploración cruda, visceral y profundamente lírica de la identidad, la enfermedad y la búsqueda del sentido en medio del dolor.

Desde el primer verso —“En una vida de suspiros, una muerte de añoranza”—, Ana plantea un oxímoron que marca el tono del poema: la vida y la muerte conviven, se entrelazan en una experiencia que no es ni del todo una ni del todo otra.

La obra está atravesada por una voz poética que se interroga constantemente. La repetición de estructuras —“camino tras camino”, “silencio tras silencio”, “vida abajo, río arriba”— crea un ritmo que refleja el vaivén de los pensamientos obsesivos, la confusión y la angustia existencial.

Anita no busca respuestas fáciles; su búsqueda es laberíntica, incierta y su honestidad emocional conmueve: “¿Y si me encuentro?”, se pregunta, con un temor más grande que el de no encontrarse.

Ana García articula la pérdida de sentido a través de imágenes visuales potentes y simbólicas: espejos donde no puede mirarse, ventanas sin cristales, oraciones recitadas en silencio. La enfermedad no es nombrada directamente, pero su presencia es omnipresente, como una sombra que deforma la percepción del yo y del mundo. Hay momentos de una belleza doliente y lúcida, como en los versos: “la búsqueda anudada a mi garganta / y en tinta azul licuadas mis preguntas”, donde la voz poética transforma el sufrimiento en bellísimo lenguaje.

El final del poema adquiere un tono más abierto, casi esperanzado, aunque no cierra del todo el círculo. “Hay que intentar seguir, vivir para no morir, llorar para después reír…” funciona como un suspiro de resistencia, un acto poético de fe en medio de la incertidumbre. No se trata de una conclusión optimista, sino de una declaración valiente de supervivencia.

El estilo de Ana García es libremente torrencial, casi confesional, emparentado con la poesía contemporánea más emocional. La sintaxis fluye con naturalidad, los cortes de verso están cargados de intención, y la reiteración funciona como pulsación emocional. La escritura no es aquí solamente un ejercicio estético, sino también un acto de resistencia y revelación.

“La dureza de un destino” es un poema honesto, desgarrador, escrito desde las entrañas de una experiencia límite. Ana García convierte su dolor en palabra con una sensibilidad afilada y auténtica. Es poesía que duele, pero también poesía que alumbra. Una voz que, aunque quebrada, se levanta y deja en el lector una huella profunda.

Mi más entrañable enhorabuena, doña Ana García; muy dolorida, sí, pero sigue escribiendo usted como los ángeles.
Con un enorme deseo de su pronta recuperación, vaya para allá un fuerte abrazo.

Eres un buen lector, Rafel. Has desentrañado todo el poema con una facilidad asombrosa. Es tal cual lo siento. Miro mi vida a través de un prisma real y crudo porque no me puedo permitir el engaño. No siento la esperanza porque no la hay. Simplemente aprendo a vivir con nuevas condiciones.
Me haces un regalo impresionante cada vez que recibo un comentario tuyo. Me haces sentir que lo que escribo es transparente.
Un fuerte abrazo.

[Ana García]

Este poema es desgarrador, pero también deja un hilo, por pequeño que sea, a la aceptación y a saber llevar, ese desgarro lo mejor posible. A buscar, por así decirlo, las contrapartidas, ese lado más amable de la vida. Ánimo, hay que seguir luchando y viviendo con ganas.

Un gran abrazo con mis mejores deseos para ti.

La idea es sobrevivir a nuevas situaciones mientras pueda.
Vivir y ganar de vivir es una complicación que en estos momentos no puedo unir.
Gracias por tu comentario.
Un abrazo.

[Pilar Morte]

Querida amiga. Acabo de leer el poema, pues cuando lo publicaste mis dolores también eran insoportables.
Eres poeta, no hay duda, y muy buena. Tus versos transmiten siempre autenticidad y delicadeza, además de belleza. Éstos , tienen un sufrimiento inmenso y, al mismo tiempo, un camino de esperanza. Dejan huella en el lector traducido en tristeza y empatía.
Me ha gustado mucho leerte. Sigue escribiendo, por ti y por los que tenemos la suerte de leerte.
Un abrazo inmenso con todo mi cariño.
P.d. No sirve de consuelo, pero sé, en mi cuerpo, lo que son dolores de fibromialgia hace muchísimos años, y otras causas.
No hay que rendirse.