La infancia

[Ramón Carballal]

El tren inventa un trazo inmóvil
porque quien viaja
es la sombra de mi vida.

Aire tibio en el jardín otoñal, sin luz de primavera,
el llanto del mar desde la voz de la caracola
ruge como un poderoso volcán.

Soy un niño ante el azul con un balón de playa entre las manos,
y la lluvia del invierno, cansada de morir en mi piel
que, sin premura, la arroja a la sed de los relojes,
vuelve como canción de un himno fugaz
bajo el cielo gris de la ausencia.

En la historia simple de mi casa no envejece el silencio
ni el balcón es un navío que recorre las edades a la busca de mi ayer.

Y hay ceniza caída en las alfombras, y hay números indefinibles
que no son años sino metamorfosis del tiempo
que vibran como notas de laúd en los oídos,
y hay un cristal donde se dibuja la faz de las historias no contadas,
y hay papeles escondidos en las rosas ya marchitas
por el crepúsculo de los corazones.

Dicen que el hogar es tan solo un recuerdo que nos devuelve a la infancia,
lo cierto es que esa infancia es el hogar del que nunca nos hemos ido.

[Alejandro Costa]

Dicen que el hogar es tan solo un recuerdo que nos devuelve a la infancia,
lo cierto es que esa infancia es el hogar del que nunca nos hemos ido.

El poema es una maravilla.

Pero, estos versos, estos versos, son algo que no sabría explicar.

Sabes que recientemente perdí a mi padre, y ahora, cuando me acerco a la casa donde mi familia vivió y donde mis padres fallecieron, me acuerdo de todos y cada uno de los pasos que di en ella. Curiosamente, esos pasos, siempre terminan en la infancia.

Y, estos versos, con su categoría y su elegancia, me han llevado a ese mundo, del que nunca me fui, porque siempre estuvo en mi interior. Ciertamente, es el hogar del que nunca nos hemos ido.

Otra de tus maravillas.

Un fuerte abrazo.

[enrique sanmol]

El tren inventa un trazo inmóvil
porque quien viaja
es la sombra de mi vida.

Aire tibio en el jardín otoñal, sin luz de primavera,
el llanto del mar desde la voz de la caracola
ruge como un poderoso volcán.

Soy un niño ante el azul con un balón de playa entre las manos,
y la lluvia del invierno, cansada de morir en mi piel
que, sin premura, la arroja a la sed de los relojes,
vuelve como canción de un himno fugaz
bajo el cielo gris de la ausencia.

En la historia simple de mi casa no envejece el silencio
ni el balcón es un navío que recorre las edades a la busca de mi ayer.

Y hay ceniza caída en las alfombras, y hay números indefinibles
que no son años sino metamorfosis del tiempo
que vibran como notas de laúd en los oídos,
y hay un cristal donde se dibuja la faz de las historias no contadas,
y hay papeles escondidos en las rosas ya marchitas
por el crepúsculo de los corazones.

Dicen que el hogar es tan solo un recuerdo que nos devuelve a la infancia,
lo cierto es que esa infancia es el hogar del que nunca nos hemos ido.

Nunca abandonamos aquello que fuimos... Esa imagen en el espejo, ese pasado que construimos día a día, difícilmente nos representa. Nuestro verdadero yo se encuentra perdido, pero muy vivo, en aquellos años en los que aprendimos a ser en este mundo.

Los tres primeros versos y los dos finales me parecieron antológicos... Sin que la parte central llegue a desmerecer.

Enhorabuena y un abrazo.

[Pilar Morte]

Me encantan los poemas que escribes del pasado y de la infancia. Éste último es una maravilla. Felicidades.
Abrazos y salud

[Armilo Brotón]

Dicen que el hogar es tan solo un recuerdo que nos devuelve a la infancia,
lo cierto es que esa infancia es el hogar del que nunca nos hemos ido.

"Yo voy soñando caminos…"
Antonio Machado

Es un poema muy bello, tierno pero existencial en la cruda realidad del inxorable paso del tiempo, por ello también muy filosófico. Pleno en resonancias emocionales, de símbolos éncapsulados en notables metáforas e imágenes dispuestas, acertadamente, a lo largo de la obra. El ritmo de los tambores es más pausado que otras veces en tus poemas, que es trepidante por la sucesión continua de impactos emocionales. Un poema que sólo puede ser escrito desde la madurez, lo demás sería impostura. Me recordó a ciertos poemas de nuestra querida Pilar, reflexionando serenamente, desde la distancia que dan los años.
Al analizar su carácter simbólico, me vino a la cabeza que el Niño, representado por la infancia no está directamente representado por un arcano concreto en el Tarot, compendio de arquetipos universal. En los Mayores indirectamente a través de El loco, el niño interior, esencia pura del ser humano, sin prejuicios ni condicionamentos, y El Sol. En muchas versiones clásicas del Tarot, aparecen dos niños jugando o un niño desnudo bajo un sol radiante, simbolizando felicidad infantil. Pero curiosamente donde está más claro es en los Arcanos Menores, concretamente en las sotas. El arquetipo del Niño que simboliza la pureza, inocencia, espontaneidad, curiosidad, potencialidad, un estado interior no contaminado por prejuicios, ni por el peso del pasado o expectativas del futuro, se muestra de forma transversal pero más directa en los pajes; cada uno mostrando una dimensión particular del símbolo del Niño: niño emocional en copas, niño vital en bastos; niño curioso en espadas; niño pragmático en oros.

Entrando en materia. Me parece el poema una reflexión sobre la infancia como territorio íntimo y metafórico. A través de imágenes tiernas, muy evocadoras. A través de ellas exploras la nostalgia, la percepción subjetiva del tiempo y la memoria.
Principias tu obra de forma transversal, repitiendo la palabra que antes utilicé para el arquetipo niño, con un símbolo recurrente en tu trayectoria poética: el tren, con estos estupendos versos:
"El tren inventa un trazo inmóvil
porque quien viaja
es la sombra de mi vida."
El tren es una potente metáfora del espacio/tiempo. Creo recordar a Borges o a mi madre, que se me va la memoria sobre trenes:
"Y el tren es lo que pasa y no regresa...", como la infancia amigo, muy acertada introducción al resto de versos, que ya centran el mensaje sobre el título. Una sucesión de resonancias poéticas, asociaciones simbólicas, recuerdos personales; para terminar con la impactante:
"esa infancia es el hogar del que nunca nos hemos ido".

La estructura del poema está muy bien tramada, divida en estrofas con sentido pleno. Como te comenté, haces una introducción simbólica con el tren, sigues con imágenes de infancia como la playa, la lluvia y otras tan tiernas como "el llanto del mar desde la voz de la caracola"; muchos hemos puesto la oreja sobre su boca para escuchar las olas. Me pones los pies en la tierra y reflexionas luego, de forma introspectiva, sobre el hogar, el silencio, la memoria y como ya apunté, rematas, de forma espectacular, contundente, con esa idea definitiva de la infancia: El niño que llevamos dentro, como hogar interior permanente.

Pues esto es lo que quería decirte hoy mi querido amigo, espero no haber sido muy pesado.
Un abrazote Ramón, feliz día.

[Ana Muela Sopeña]

Bellísimo poema, Ramón:

Tener el privilegio de vivir siendo adultos sin abandonar la niñez, en cuanto a su mirada asombrada, es un auténtico lujo.

Has conseguido un gran lirismo en las diferentes estrofas del poema.

Imágenes y elementos sorprendentes como el laúd.

No puedo hacer otra cosa que felicitarte efusivamente, Ramón.

Un abrazo
Ana

[Marisa Peral]

Dicen que el hogar es tan solo un recuerdo que nos devuelve a la infancia,
lo cierto es que esa infancia es el hogar del que nunca nos hemos ido.

Eres un maestro activando neuronas, Ramón.
He disfrutado todo el poema y esta estrofa final es determinante.

Hoy, precisa y exactamente hoy, que en Madrid hemos disfrutado de un día primaveral, me he ido a pasear por el barrio donde nací, he recorrido sus calles y plazas, he visto la puesta de sol desde los jardines de Sabatini y he visitado el pequeño Oratorio al que íbamos a misa los domingos.

Después he encontrado tu poema.
Gracias, querido amigo.
Bicos.

[Ramón Castro Méndez]

Un fantástico poema sobre la infancia y el paso del tiempo. La infancia un lugar donde buscar refugio ante el correr incesante de la vida. Homérico, que diría Michaelin Flynn. Enhorabuena,

Un abrazo, tocayo, y buen día.

[Ramón Carballal]

Dicen que el hogar es tan solo un recuerdo que nos devuelve a la infancia,
lo cierto es que esa infancia es el hogar del que nunca nos hemos ido.

El poema es una maravilla.

Pero, estos versos, estos versos, son algo que no sabría explicar.

Sabes que recientemente perdí a mi padre, y ahora, cuando me acerco a la casa donde mi familia vivió y donde mis padres fallecieron, me acuerdo de todos y cada uno de los pasos que di en ella. Curiosamente, esos pasos, siempre terminan en la infancia.

Y, estos versos, con su categoría y su elegancia, me han llevado a ese mundo, del que nunca me fui, porque siempre estuvo en mi interior. Ciertamente, es el hogar del que nunca nos hemos ido.

Otra de tus maravillas.

Un fuerte abrazo.

Gracias, Alejandro, por tus generosas palabras. La infancia siempre perdura dentro de nosotros. Siento la pérdida de tu padre. Un fuerte abrazo.

[Ramón Carballal]

El tren inventa un trazo inmóvil
porque quien viaja
es la sombra de mi vida.

Aire tibio en el jardín otoñal, sin luz de primavera,
el llanto del mar desde la voz de la caracola
ruge como un poderoso volcán.

Soy un niño ante el azul con un balón de playa entre las manos,
y la lluvia del invierno, cansada de morir en mi piel
que, sin premura, la arroja a la sed de los relojes,
vuelve como canción de un himno fugaz
bajo el cielo gris de la ausencia.

En la historia simple de mi casa no envejece el silencio
ni el balcón es un navío que recorre las edades a la busca de mi ayer.

Y hay ceniza caída en las alfombras, y hay números indefinibles
que no son años sino metamorfosis del tiempo
que vibran como notas de laúd en los oídos,
y hay un cristal donde se dibuja la faz de las historias no contadas,
y hay papeles escondidos en las rosas ya marchitas
por el crepúsculo de los corazones.

Dicen que el hogar es tan solo un recuerdo que nos devuelve a la infancia,
lo cierto es que esa infancia es el hogar del que nunca nos hemos ido.

Nunca abandonamos aquello que fuimos... Esa imagen en el espejo, ese pasado que construimos día a día, difícilmente nos representa. Nuestro verdadero yo se encuentra perdido, pero muy vivo, en aquellos años en los que aprendimos a ser en este mundo.

Los tres primeros versos y los dos finales me parecieron antológicos... Sin que la parte central llegue a desmerecer.

Enhorabuena y un abrazo.

Gracias, Enrique. Me ha gustado tu comentario al poema. Un abrazo para ti.

[Ramón Carballal]

Me encantan los poemas que escribes del pasado y de la infancia. Éste último es una maravilla. Felicidades.
Abrazos y salud

Gracias, Pilar, por tu generosidad. Un abrazo y salud.

[Ramón Carballal]

Dicen que el hogar es tan solo un recuerdo que nos devuelve a la infancia,
lo cierto es que esa infancia es el hogar del que nunca nos hemos ido.

"Yo voy soñando caminos…"
Antonio Machado

Es un poema muy bello, tierno pero existencial en la cruda realidad del inxorable paso del tiempo, por ello también muy filosófico. Pleno en resonancias emocionales, de símbolos éncapsulados en notables metáforas e imágenes dispuestas, acertadamente, a lo largo de la obra. El ritmo de los tambores es más pausado que otras veces en tus poemas, que es trepidante por la sucesión continua de impactos emocionales. Un poema que sólo puede ser escrito desde la madurez, lo demás sería impostura. Me recordó a ciertos poemas de nuestra querida Pilar, reflexionando serenamente, desde la distancia que dan los años.
Al analizar su carácter simbólico, me vino a la cabeza que el Niño, representado por la infancia no está directamente representado por un arcano concreto en el Tarot, compendio de arquetipos universal. En los Mayores indirectamente a través de El loco, el niño interior, esencia pura del ser humano, sin prejuicios ni condicionamentos, y El Sol. En muchas versiones clásicas del Tarot, aparecen dos niños jugando o un niño desnudo bajo un sol radiante, simbolizando felicidad infantil. Pero curiosamente donde está más claro es en los Arcanos Menores, concretamente en las sotas. El arquetipo del Niño que simboliza la pureza, inocencia, espontaneidad, curiosidad, potencialidad, un estado interior no contaminado por prejuicios, ni por el peso del pasado o expectativas del futuro, se muestra de forma transversal pero más directa en los pajes; cada uno mostrando una dimensión particular del símbolo del Niño: niño emocional en copas, niño vital en bastos; niño curioso en espadas; niño pragmático en oros.

Entrando en materia. Me parece el poema una reflexión sobre la infancia como territorio íntimo y metafórico. A través de imágenes tiernas, muy evocadoras. A través de ellas exploras la nostalgia, la percepción subjetiva del tiempo y la memoria.
Principias tu obra de forma transversal, repitiendo la palabra que antes utilicé para el arquetipo niño, con un símbolo recurrente en tu trayectoria poética: el tren, con estos estupendos versos:
"El tren inventa un trazo inmóvil
porque quien viaja
es la sombra de mi vida."
El tren es una potente metáfora del espacio/tiempo. Creo recordar a Borges o a mi madre, que se me va la memoria sobre trenes:
"Y el tren es lo que pasa y no regresa...", como la infancia amigo, muy acertada introducción al resto de versos, que ya centran el mensaje sobre el título. Una sucesión de resonancias poéticas, asociaciones simbólicas, recuerdos personales; para terminar con la impactante:
"esa infancia es el hogar del que nunca nos hemos ido".

La estructura del poema está muy bien tramada, divida en estrofas con sentido pleno. Como te comenté, haces una introducción simbólica con el tren, sigues con imágenes de infancia como la playa, la lluvia y otras tan tiernas como "el llanto del mar desde la voz de la caracola"; muchos hemos puesto la oreja sobre su boca para escuchar las olas. Me pones los pies en la tierra y reflexionas luego, de forma introspectiva, sobre el hogar, el silencio, la memoria y como ya apunté, rematas, de forma espectacular, contundente, con esa idea definitiva de la infancia: El niño que llevamos dentro, como hogar interior permanente.

Pues esto es lo que quería decirte hoy mi querido amigo, espero no haber sido muy pesado.
Un abrazote Ramón, feliz día.

Miguel, tu comentario es un lujo. Desconocía la simbología del Tarot que mencionas y que me ha resultado de lo más interesante. Gracias por haberte molestado en aplicar el bisturí al poema y por dedicarle tu valioso tiempo a estas humildes letras. Tu inteligencia y saber se pone de relieve no solo en tus poemas, también en tus comentarios. Un fuerte abrazo desde Coruña.

[Ramón Carballal]

Bellísimo poema, Ramón:

Tener el privilegio de vivir siendo adultos sin abandonar la niñez, en cuanto a su mirada asombrada, es un auténtico lujo.

Has conseguido un gran lirismo en las diferentes estrofas del poema.

Imágenes y elementos sorprendentes como el laúd.

No puedo hacer otra cosa que felicitarte efusivamente, Ramón.

Un abrazo
Ana

Gracias, Ana, por la amabilidad de tu comentario. Un abrazo grande.

[Ramón Carballal]

Dicen que el hogar es tan solo un recuerdo que nos devuelve a la infancia,
lo cierto es que esa infancia es el hogar del que nunca nos hemos ido.

Eres un maestro activando neuronas, Ramón.
He disfrutado todo el poema y esta estrofa final es determinante.

Hoy, precisa y exactamente hoy, que en Madrid hemos disfrutado de un día primaveral, me he ido a pasear por el barrio donde nací, he recorrido sus calles y plazas, he visto la puesta de sol desde los jardines de Sabatini y he visitado el pequeño Oratorio al que íbamos a misa los domingos.

Después he encontrado tu poema.
Gracias, querido amigo.
Bicos.

Gracias, Marisa, por la lectura y el amable comentario que dejas. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Un fantástico poema sobre la infancia y el paso del tiempo. La infancia un lugar donde buscar refugio ante el correr incesante de la vida. Homérico, que diría Michaelin Flynn. Enhorabuena,

Un abrazo, tocayo, y buen día.

Gracias, tocayo, por leer y por el comentario que dejas. Un abrazo.