Ruidos

[Marisa Peral]

Qué buenísimo rescate que, a pesar de mí ojo inútil, puedo guardar para releer cuando esté mejor.
Enhorabuena, Armilo.
Un abrazo con mi felicitación.

[Ramón Carballal]

Excelente y único tu versar. Ese final es made in Armilo. Un abrazo.

[Armilo Brotón]

Arriba con este gran poema de Armilo.

Vivo y coleando como una culebra en la mano.

Un fuerte abrazo.

Eres "mu" grande hermano. Gracias por traer a mi memoria este cuento. La verdad es que tienes razón en que mantiene un mensaje que puede aplicarse al mundo actual: ¡Demasiado ruido!
Que te quiero mucho ¡connnio!

[Ramón Castro Méndez]

Ruido mentiroso.
Ruido malnacido.
Ruido a qué has venido.
Sabina

Ruido, que intenta ahogar y no puede porque la vida es una salsa.
Atroz.
No hay nada que pueda remediarla. Y cruje, como un accidente
que rompe la entropía. Como el conejo la sordera de Goya, como Gala
la verga esquizoide de Dalí.
Porque a la muerte le suceden tres nacimientos y cuatro bulerías.
Y aquí nos reímos hasta de Dios. Si hace falta también rezamos.

Lo hicimos para no enfrentar la opción de ser libres.
Es más fácil quedarse en el ruido que chillar fuerte.
Escudarse que dar la cara.
Hoy el pueblo no canta, tiene miedo. ¡Cuánto de todo! Miedo a que nos hablen,
miedo a que nos digan ni hola; miedo a decir quién somos por si acaso.
¡Cuánto nos han cambiado!

A ese salvaje que se estrellaba contra los cielos,
arrebatando a la duda su misterio,
que escribía poesía en las cuevas como aliento de una familia
que era noche en el aullido y al día siguiente, sólo un enigma insalvable.
Eso es lo que genera ruido. “Ruido mal nacido. Ruido ensordecido”.
El devenir nos hizo cobardes.

Gente que duerme con la televisión puesta, que habla en la sordera del paladar.
Pero el café se derrama siempre en la risa y la noche en la mañana cuando
escucho a mis hijos piar, a los perros estremecer sus ganas de ser humanos.
Y hablar. Escuchar cuentos frente al fuego de la memoria.
Es lo importante. Que la voz exista, dentro o fuera,
incluso a regañadientes.

Creamos más ruido y menos espacios tangibles.
A todos nos intentaron ahogar y siempre hemos salido.
Ayer decía mi novia:
“Miguel, hoy no tengo el chocho pa ruidos”.
Amén.

elPerro

Eminencia, le pongo unas letras desde Os Texois, donde he dejado el mazo de lado y la elaboración de fesorias y foucías para el huerto que en esta localidad tiene la congregación corumeliana. Asimismo también he hecho un alto en el enfurtido de paños en el batán, para el nuevo uniforme de nuestros hermanos y de las hermanas Bisectrices de nuestra comunidad. Como decía aquel filósofo materialista, astur por adopción, estoy con la etnografía, y un poco con la utopía, de distopía ya tenemos bastante.
Lo primero que se me ha venido a la mente al leer su poema de vuecencia ha sido el slogan, o eslogan, del sello musical ECM, dedicado primordialmente al jazz y a la fusión moderna, que su sonido era el más bello después del silencio. Podía decir aquello de "mentían como políticos", pero el que mentiría, entonces, sería yo, ilustrísima.
También podía recordar a Shakespeare, que no era del PNV, aunque recogía nueces. También podría decirse que el silencio mete un ruido ensordecedor, según los casos y las formas, y hasta las rimas. Qué razón tiene su eminencia cuando dice eso de cómo hemos cambiado. Yo, hay veces, que tengo que pellizcarme, pellizquito de monja bisectriz, para saber que soy yo. También reconozco que somos una "manga" de cobardes. Convencido estoy que salvación vendrá del este, de los pueblos eslavos, aún recuerdo a Katalinski, metiendo patadas no solo a más de media selección española, sino al césped también. Menos al balón, a todo lo que se movía. El césped se movía por una brisa que venía del Adriático, el Egeo dormitaba como el Mediterráneo o el Cantábrico. Buenas tapas en el Cantábrico, por cierto. Me gusta eso del café y la risa, aunque uno tenga que contentarse con un té matcha con una pizca de canela. Influencia de Kazuhiko. Me gusta eso de escuchar cuentos frente al fuego de la memoria. Cuánto ha dado la lumbre a la humanidad, y no solo en el aspecto culinario. Y aquí lo dejo, que no tengo yo hoy el chocho para farolillos.
Un ósculo, que no es un molusco, de los que restallan.

[Alonso Vicent]

"Demasiado ruido"; la salsa y el ritmo son otra cosa.
Me gustó volver a los orígenes de tu poesía, cuando entre rezos y bulerías aún nos quedaba una vía de escape o un chocho en espera, bueno, ese aun lo conservamos, je, je.
De televisión en la "chambre" nada, y que la voz exista y algún que otro ronquido (que conste que no ronco, creo).
Todo cambia, dicen, Miguel, pero quedan estas ganas de seguir siendo simplemente humanos, sin tonterías.
Solo dejo mi pequeño comentario, aunque me dio mucho más que pensar... de lo bueno. Silencio.
Un abrazote, Armilio-Miguel-Brotón-Perro-Corpo... de camino al Seminario de Moncada, que allí también tienen un montón de hanegadas de naranjos.

[Alejandro Costa]

Demasiado ruido, demasiado para el cuerpo.

¡Qué inteligencia tienes!

Es rítmico, legal, lógico y real.

Como bien dice Ramón, muy de Armilo, pero no solamente el final, es muy de Armilo el escrito completo.

Un abrazo con locura.

Para seguir un poco el juego.