Veranos de mi infancia

[Ramón Castro Méndez]

Para elPrior y elPerro (tanto monta, monta tanto...)






No fue tan azul aquel verano,
me visitó la lluvia varias veces,
mientras el sol en un rincón
crecía desde su conventual utilería,
renaciendo de las cenizas
de su propia combustión.
La luna se paseaba descalza
por mi habitación velándome el sueño.
Era ese paisaje recuerdo de sus amaneceres,
sus tardes, casi una ilusión, con la casa abierta
y el rumor de un mar que hablaba en antiguas lenguas,
lo que estaba amando.
Así donde el mar vestía de verde oliva,
un niño soñaba con pájaros de nieve y ángeles
cenicientos que volaban entre una niebla de cristales.

Yo era un niño que volvía del nácar de una tarde
de verano y bicicletas, con una herida de sol.
Aún puedo mirarme en aquellos ojos,
escuchar la voz segura de la noche
que en mí se encendía pura y transparente.
Luego un silencio como ascuas
venía a invadirlo todo. Una novela de Julio Verne,
unos tebeos del Jabato y del Capitán Trueno
amanecían en la alformbra. Eran el eco reciente
de la mañana que ya se había pronunciado.
La luz se colaba por alguna rendija,
un ciempiés rezagado, que había hecho noche
conmigo, tomaba los primeros rayos de sol.
La marea estaba subiendo, a la una de la tarde
sería la pleamar. El viento nordeste soplaba
con ganas, quién sino sostenía el azul del cielo
y alejaba las nubes varadas al norte de la marea.

Todo puede resumirse
en un piano que nace con la música y da sombra,
en la alta fidelidad del latido de la ortiga
y en estos versos fruto de la electricidad estática.
No me cabe duda, agosto tiene sus inputs.
Mi corazón giraba ya como un derviche.


Milio Bol de Fabes

[Alejandro Costa]

Me ha gustado mucho desde el principio hasta el fin.

Me has introducido en una bola de cristal cargada de recuerdos y las aderezado con magníficos versos y metáforas.

Muy bien desarrollo, compañero.

Un abrazo.

[Ana Muela Sopeña]

Qué maravillosamente bien describes esos veranos de la infancia, Ramón:

Tú poema tiene una fuerza evocadora arrolladora. Es una increíble magia sentir que cada verso palpita como un universo total en sí mismo.

Me hace recordar el verano de 1966 cuando mi madre tocaba el piano y yo la escuchaba absorta en mi mundo encantado.

Aplausos
Un beso grande
Ana

[Ramón Carballal]

Qué bien descritos están estos recuerdos de infancia. Un lujo haberlos leído. Felicidades por el poema y un abrazo.

[Concha Vidal]

¡ Qué chulada de poemarecordatorio...!! yo tengo siempre mi infancia tremendamente presente, las bicis del verano, los pinos, la resina pegajosa, la barca panzuda, los hermanos tantos... Julio Verne, Elena Fortún, El Jabato, Los Cinco...
Gracias por escribir todo esto.
Abrazos mediterráneos.

[Marisa Peral]

Coincido, cómo no., con los compañeros que me preceden.
Has traído un tema al que no podemos dejar pasar por lo bien descrito, por tantas cosas en común.
Yo tuve diferentes veranos, los de Guinea infinitos y los de La Rioja y Donosti, tan distintos.

Hablas de El Jabato y El Capitán Trueno, héroes de mis hermanos, y me vienen a la memoria Sigrid y Goliat.
Qué buenos años los de la infancia.
Gracias, Ramón, por hacernos volver a aquel tiempo, feliz y despreocupado.

Enhorabuena y un beso.

[Armilo Brotón]

Todo puede resumirse
en un piano que nace con la música y da sombra,
en la alta fidelidad del latido de la ortiga
y en estos versos fruto de la electricidad estática.
No me cabe duda, agosto tiene sus inputs.
Mi corazón giraba ya como un derviche.
Milio Bol de Fabes

–¿Por dónde debo empezar, con la venia de Su Majestad? –preguntó.
–Empieza por el principio –dijo el Rey con gravedad– y sigue hasta llegar al final; allí te paras.
Lewis Carroll
Así hará tu humilde servidor, por el principio, que es la canción.
Aunque no soy muy dado a escuchar los temas musicales insertos en los poemas, este me ha emocionado por los recuerdos, aquellas tardes de rock español y cervezas, fue una época brillante de nuestra música, muy acorde al poema que habla precisamente, con nostalgia, de recuerdos y además está referenciado en uno de los versos, miel sobre hojuelas.
En este poema te has desmartado del tema del amor, de ella, para observarte a ti desde la distancia y el tiempo, logrando así identificarme; yo también estoy mirando a ese niño que fui con nostalgia. Muy acertado este punto de vista casi cinematográfico bro.
El título ya me marcó de forma muy clara, rotunda, el tono y el tema central. La referencia a "veranos" me sugiere un período nostálgico y alegre de la infancia, mientras que la inclusión de "mi infancia" personaliza hasta cierto punto la experiencia, pues finalmente es la de muchos de nosotros, apuntando que los recuerdos que vienen a continuación son personales e intrasferibles. La relación entre el título y el contenido del poema es indisoluble, no es solo una indicacón, es lo que se explora a continuación, la dualidad entre la alegría del recuerdo y la nostalgia de los tiempos pasados.
La canción íntima y emotiva me atrapó desde el principio. La inclusón de imágenes sensoriales como "la luna se paseaba descalza" y "el rumor de un mar que hablaba en antiguas lenguas" crean una atmósfera mágica y nostálgica, emociones profundas que me hicieron olvidar que se trata de un poema en el que siempre hay algo o mucho de impostura, en este caso se diluyó por la magia de tu buen hacer.
Metáforas de alto voltaje lírico jalonan esta obra, "pájaros de nieve", "ángeles cencientos", "nacar de una tarde", símbolos universales como la "lluvia" y el "sol", que representan no solo el clima físico, sino también los altibajos emocionales de la infancia; personificaciones maravillosas como ese "piano que nace con la música" que simboliza tu pasión por ella y finalmente la creatividad y la vida misma que surge del pasado, música celestial. Otras como la luna "se paseaba descalza," me sugiere una conexión íntima entre el poeta y el entorno. La comparación de cierre "mi corazón giraba ya como un derviche" es muy sugerente, me evocó la energía y el impulso de la juventud.
En fin, todas estas enumeraciones es para comentarte y resaltar que has adornado tu poema con un lenguaje muy rico y evocador.
El ritmo, sereno, reflexivo, viene marcado por una buena puntuación, por el uso del encabalgamiento, por la alternancia entre verso corto, más impactante, y verso largo, más acorde a la reflexión, por las repeticiones de estructuras sintácticas, la resonancia emocional con esas imágenes sensoriales que evocan el mar, el sol, la lluvia y la infancia en nuestra memoria; finalmente musicalidad que has sabido interpretar desde es piano fantástico que es tu pluma.

Como conclusión de este rollo macabeo e insufrible, te diría que has sabido establecer una conexión con la memoria de mi infancia y la colectiva, donde el mar, para mí es una importante referencia, pues me recuerda felices momentos de libertad y exploración, también has sabido reflexionar sobre la transitoriedad del tiempo, "y en estos versos fruto de la electricidad estática.", "No me cabe duda, agosto tiene sus inputs.", con gracia, me ponen los pies en el suelo. Este un poema de los que yo llamo "sanatorio" pues uno se refugia en ellos para neutralizar los impactos negativos de la vida cotidiana.

Y esto es lo que querá decirte admirado Milo,
colorín colorado este cuento se ha acabado, no sin darte las gracias, muy emocionado, por tan bella dedicatoria.

Besos castros

[Ramón Castro Méndez]

Me ha gustado mucho desde el principio hasta el fin.

Me has introducido en una bola de cristal cargada de recuerdos y las aderezado con magníficos versos y metáforas.

Muy bien desarrollo, compañero.

Un abrazo.

Muchas gracias, Alejandro, la infancia es un pequeño paraíso que habitamos durante poco tiempo.

Un fuerte abrazo.

[Ramón Castro Méndez]

Qué maravillosamente bien describes esos veranos de la infancia, Ramón:

Tú poema tiene una fuerza evocadora arrolladora. Es una increíble magia sentir que cada verso palpita como un universo total en sí mismo.

Me hace recordar el verano de 1966 cuando mi madre tocaba el piano y yo la escuchaba absorta en mi mundo encantado.

Aplausos
Un beso grande
Ana

La infancia es un tiempo muy especial. Es ese empezar a descubrir el mundo y todo lo que te rodea. Yo solía ir a pescar con mi padre, aunque pescar no era lo mío, por pasarme más tiempo con él. Muchas gracias, Ana.

Besos grandones.

[Ramón Castro Méndez]

Qué bien descritos están estos recuerdos de infancia. Un lujo haberlos leído. Felicidades por el poema y un abrazo.

Muchas gracias, tocayo. Es un eco que me queda muy lejano, pero del que voy recuperando cosas.

Un fuerte abrazo.

[Ramón Castro Méndez]

¡ Qué chulada de poemarecordatorio...!! yo tengo siempre mi infancia tremendamente presente, las bicis del verano, los pinos, la resina pegajosa, la barca panzuda, los hermanos tantos... Julio Verne, Elena Fortún, El Jabato, Los Cinco...
Gracias por escribir todo esto.
Abrazos mediterráneos.

Dulces años de juventud, dicen,, pero más dulces resultan los de la infancia. Donde lo único que te podía preocupar era estar entretenido y divertirte. Son todos recuerdos de un mundo que se me ha ido, p'ero está a la vuelta de la esquina cuando me pongo a recordar, aunque se me hayan olvidado muchas cosas. En fin, la edad que va pasando. Gracias, Concha por leerme y regalarme tu comentario.

Un afectuoso abrazo desde el spetentrión (no es un taco, je,je) con el mar cantábrico rugiendo, supongo.

[Ramón Castro Méndez]

Coincido, cómo no., con los compañeros que me preceden.
Has traído un tema al que no podemos dejar pasar por lo bien descrito, por tantas cosas en común.
Yo tuve diferentes veranos, los de Guinea infinitos y los de La Rioja y Donosti, tan distintos.

Hablas de El Jabato y El Capitán Trueno, héroes de mis hermanos, y me vienen a la memoria Sigrid y Goliat.
Qué buenos años los de la infancia.
Gracias, Ramón, por hacernos volver a aquel tiempo, feliz y despreocupado.

Enhorabuena y un beso.

Mi infancia no tiene nada de especial, sería similar a la de muchos. Es una época en la que aún no te has adentrado en los océanos de la vida, y vas totalmente despreocupado y con ganas de divertirte.

Un afectuoso abrazo.

[Ramón Castro Méndez]

Todo puede resumirse
en un piano que nace con la música y da sombra,
en la alta fidelidad del latido de la ortiga
y en estos versos fruto de la electricidad estática.
No me cabe duda, agosto tiene sus inputs.
Mi corazón giraba ya como un derviche.
Milio Bol de Fabes

–¿Por dónde debo empezar, con la venia de Su Majestad? –preguntó.
–Empieza por el principio –dijo el Rey con gravedad– y sigue hasta llegar al final; allí te paras.
Lewis Carroll
Así hará tu humilde servidor, por el principio, que es la canción.
Aunque no soy muy dado a escuchar los temas musicales insertos en los poemas, este me ha emocionado por los recuerdos, aquellas tardes de rock español y cervezas, fue una época brillante de nuestra música, muy acorde al poema que habla precisamente, con nostalgia, de recuerdos y además está referenciado en uno de los versos, miel sobre hojuelas.
En este poema te has desmartado del tema del amor, de ella, para observarte a ti desde la distancia y el tiempo, logrando así identificarme; yo también estoy mirando a ese niño que fui con nostalgia. Muy acertado este punto de vista casi cinematográfico bro.
El título ya me marcó de forma muy clara, rotunda, el tono y el tema central. La referencia a "veranos" me sugiere un período nostálgico y alegre de la infancia, mientras que la inclusión de "mi infancia" personaliza hasta cierto punto la experiencia, pues finalmente es la de muchos de nosotros, apuntando que los recuerdos que vienen a continuación son personales e intrasferibles. La relación entre el título y el contenido del poema es indisoluble, no es solo una indicacón, es lo que se explora a continuación, la dualidad entre la alegría del recuerdo y la nostalgia de los tiempos pasados.
La canción íntima y emotiva me atrapó desde el principio. La inclusón de imágenes sensoriales como "la luna se paseaba descalza" y "el rumor de un mar que hablaba en antiguas lenguas" crean una atmósfera mágica y nostálgica, emociones profundas que me hicieron olvidar que se trata de un poema en el que siempre hay algo o mucho de impostura, en este caso se diluyó por la magia de tu buen hacer.
Metáforas de alto voltaje lírico jalonan esta obra, "pájaros de nieve", "ángeles cencientos", "nacar de una tarde", símbolos universales como la "lluvia" y el "sol", que representan no solo el clima físico, sino también los altibajos emocionales de la infancia; personificaciones maravillosas como ese "piano que nace con la música" que simboliza tu pasión por ella y finalmente la creatividad y la vida misma que surge del pasado, música celestial. Otras como la luna "se paseaba descalza," me sugiere una conexión íntima entre el poeta y el entorno. La comparación de cierre "mi corazón giraba ya como un derviche" es muy sugerente, me evocó la energía y el impulso de la juventud.
En fin, todas estas enumeraciones es para comentarte y resaltar que has adornado tu poema con un lenguaje muy rico y evocador.
El ritmo, sereno, reflexivo, viene marcado por una buena puntuación, por el uso del encabalgamiento, por la alternancia entre verso corto, más impactante, y verso largo, más acorde a la reflexión, por las repeticiones de estructuras sintácticas, la resonancia emocional con esas imágenes sensoriales que evocan el mar, el sol, la lluvia y la infancia en nuestra memoria; finalmente musicalidad que has sabido interpretar desde es piano fantástico que es tu pluma.

Como conclusión de este rollo macabeo e insufrible, te diría que has sabido establecer una conexión con la memoria de mi infancia y la colectiva, donde el mar, para mí es una importante referencia, pues me recuerda felices momentos de libertad y exploración, también has sabido reflexionar sobre la transitoriedad del tiempo, "y en estos versos fruto de la electricidad estática.", "No me cabe duda, agosto tiene sus inputs.", con gracia, me ponen los pies en el suelo. Este un poema de los que yo llamo "sanatorio" pues uno se refugia en ellos para neutralizar los impactos negativos de la vida cotidiana.

Y esto es lo que querá decirte admirado Milo,
colorín colorado este cuento se ha acabado, no sin darte las gracias, muy emocionado, por tan bella dedicatoria.

Besos castros

Gracias, bro. En mi infancia, los veranos empezaban en junio. Antes de ir al sitio donde solíamos pasar toda la época estival, una casa de la familia de mi madre en el occidente asturiano, ya habíamos pisado algunas playas: Xagó, Verdicio, Rodiles, etc. El día 26, nada más nos daban las notas, yo tenía la suerte de aprobarlas todas, no porque fuera un tío muy listo o muy inteligente, mi padre llevaba a toda la familia al occidente asturiano a pasar las vacaciones, que duraban hasta los primeros días de septiembre. Lo primero que hacía nada m ás llegar y lo he hecho toda mi vida, era subir al primer piso a contemplar una preciosa vista de la ría, mejor en marea llena, y su desembocadura en el mar, con el monte a la izquierda y el paseo de la playa a la derecha. Era una maravilla, no me cansaba de contemplar esa imagen nunca. No era el pueblo exactamente de pescadores, había un astillero, que aún sigue funcionando, una fábrica de harinas y, posteriormente, una papelera. Llovía, como no, algún día, pero sobre todo el mes de agosto, había muy buen tiempo, soleado, aunque, mi madre siempre nos decía, primer día de agosto,, primer día de otoño. En fin...

Un abrazote, bro.