La eternidad de las cosas

[Ramón Carballal]

Así como yo soy carne, piel y huesos, sucesión de latidos,
viveza que languidece sin el oasis de la pausa, también
las cosas palpitan en su densidad o en su fluir, en su testimonio
donde la indiferencia es opaca como una sombra que hubiera
renunciado a perseguir la luz móvil de un sol errante,
en el artificio de su posesión que es un sueño de imágenes
inasibles, aunque el papel o los números, el tacto que me da fe
de su realidad, la visión que las hace mías porque están
en la cruz de los iris como un testamento vital bajo el que transcurre
mi existir, el gusto amargo, dulce, salino, áspero o jugoso
del frutal y la verdura noble, de la magra carne y el húmedo pez,
del merengue o la almendra, del arroz amarillo y la legumbre fresca,
del plátano y la aceituna ácida, de la alcachofa amarga y el erizo
que conserva la sal de los océanos, con el oído que reconoce la voz
familiar, la sinfonía y el rumor del agua, la música y el trino
del pájaro, las palabras que forman esa red donde la razón
y el sentimiento son los versos de un poema sin retorno
para revelar su identidad entre hemistiquios que dividen
el suceder de los años, y el olor que llega, nunca indiferente,
para que aspire la infinita esencia de lo que es puro y limpio,
también de la podredumbre y la putrefacción, el aroma de la flor
cuya raíz se alza sobre el fango de la decrepitud, me posean; todo seguirá
sin mi carne, mi piel ni mis huesos hasta el fin de mis latidos en tanto existan un sol,
una luna y unos nombres con que poder nombrar la perennidad de lo vivo.

[Carmen Moro Frías]

Hola Ramón
Muy bueno tu poema.
Las cosas son todo y por eso son eternas
intercambiables, todo está en su esencia, lo bueno , lo malo, lo querido y lo odiado.
Un abrazo

[Alejandro Costa]

Este poema tiene mucho de cierto y mucho también de interrogante, de negro futuro.

Pero, lo defines tan bien, lo desmigajas con una serenidad pasmosa, la de tu inteligente escritura, que haces que todo sea creíble y que todo así lo parezca.

Que no hay duda que el escrito es magnífico, está muy claro. Ahora bien, ¿cuánto durarán ese sol, esa luna, cualquier ser vivo?

Una pregunta que no aclaras en tu escrito, porque es difícil hacerlo, muy difícil, tal como se mueve la vida actual.

Los poetas, los buenos poetas, casi siempre dejan sus versos para la posteridad.

Y este es tu caso, compañero.

Muy bueno.

Un abrazo.

[enrique sanmol]

Así como soy carne, piel y huesos, sucesión de latidos,
viveza que languidece sin el oasis de la pausa, las cosas
en su densidad o en su fluir, en su testimonio donde
la indiferencia es opaca como una sombra que hubiera
renunciado a perseguir la luz móvil de un sol errante,
en el artificio de su posesión que es un sueño de imágenes
inasibles, aunque el papel o los números, el tacto que me da fe
de su realidad, la visión que las hace mías porque están
en la cruz de los iris como un testamento vital bajo el que transcurre
mi existir, el gusto amargo, dulce, salino, áspero o jugoso
del frutal y la verdura noble, de la magra carne y el húmedo pez,
del merengue o la almendra, del arroz amarillo y la legumbre fresca,
del plátano y la aceituna ácida, de la alcachofa amarga y el erizo
que conserva la sal de los océanos, con el oído que reconoce la voz
familiar, la sinfonía y el rumor del agua, la música y el trino
del pájaro, las palabras que forman esa red donde la razón
y el sentimiento son los versos de un poema sin retorno
para revelar su identidad entre hemistiquios que dividen
el suceder de los años, y el olor que llega, nunca indiferente,
para que aspire la infinita esencia de lo que es puro y limpio,
también de la podredumbre y la putrefacción, el aroma de la flor
cuya raíz se alza sobre el fango de la decrepitud, me posean; todo seguirá
sin mi carne, mi piel ni mis huesos hasta el fin de mis latidos en tanto existan un sol,
una luna y unos nombres con que poder nombrar la perennidad de lo vivo.

Perennidad, eternidad, pero sobre todo y también, fugacidad de nosotros y de nuestro entorno, aunque seamos capaces de nombrar y saborear nuestra temporalidad tan bien como lo logras tú en este poema reflexivo, Ramón.

Un placer la lectura. Un cordial saludo.

[Ramón Carballal]

Hola Ramón
Muy bueno tu poema.
Las cosas son todo y por eso son eternas
intercambiables, todo está en su esencia, lo bueno , lo malo, lo querido y lo odiado.
Un abrazo

Gracias, Carmen, por leer y por el amable comentario. Un abrazo.

[Armilo Brotón]

Así como yo soy carne, piel y huesos, sucesión de latidos,

Este verso me recuerda, emocionado, al poema Para que yo me llame Ángel González:
"el viaje milenario de mi carne
trepando por los siglos y los huesos."
Disfrutar, querido Ramón, de tus poemas es toda una aventura filosófica y sensorial con momentos grandes como estos: "el gusto amargo, dulce, salino, áspero o jugoso" y "el aroma de la flor cuya raíz se alza sobre el fango de la decrepitud", "la sinfonía y el rumor del agua, la música y el trino". En este poema hay toda una serie de imágenes, bien encadenadas, alrededor del núcleo central que es el tiempo que no extermina nada -¡tanto miedo que le hemos tenido!-, sólo juega con las formas a través de esas inigualables metáforas que nos da la vida y que tú le robas.
Amigo, todo es eterno hasta que no se demuestre lo contrario, sólo cambia la frecuencia de vibración, la que juega a la comba, conformando cuerdas energéticas que algunas veces se tocan y aparecen lo que algunos llaman milagros como bien demuestra la física subatómica; fascinante ciencia que se topó con Dios y entonces ÉL creyó, como santo Tomás.

Un abrazote

[Víctor F. Mallada]

Uf, vaya borbotón de reflexiones que aquí nos dejas, Ramón. Dan para muchas lecturas. Es también reconfortante pensar que hay una realidad ahí, fuera de nosotros, que nos supera.

Gracias por la entrega.

Víctor

[Julio Gonzalez Alonso]

Hola, Ramón. Creo que te están comentando con mucho acierto y poco más puedo agregar. Supongo que el poema formará ya parte del material de tu próximo libro. Abrazo y salud.

[Ramón Carballal]

Este poema tiene mucho de cierto y mucho también de interrogante, de negro futuro.

Pero, lo defines tan bien, lo desmigajas con una serenidad pasmosa, la de tu inteligente escritura, que haces que todo sea creíble y que todo así lo parezca.

Que no hay duda que el escrito es magnífico, está muy claro. Ahora bien, ¿cuánto durarán ese sol, esa luna, cualquier ser vivo?

Una pregunta que no aclaras en tu escrito, porque es difícil hacerlo, muy difícil, tal como se mueve la vida actual.

Los poetas, los buenos poetas, casi siempre dejan sus versos para la posteridad.

Y este es tu caso, compañero.

Muy bueno.

Un abrazo.

Vivimos momentos difíciles, pero como ha ocurrido en otros episodios de la historia la vida seguirá adelante(eso espero, al menos). A corto plazo(ojalá no sea demasiado corto) quien no estará seré yo, desde esa perspectiva se enfoca el poema. Gracias, Alejandro, siempre son un lujo tus comentarios. Un fuerte abrazo.

[Ramón Carballal]

Así como soy carne, piel y huesos, sucesión de latidos,
viveza que languidece sin el oasis de la pausa, las cosas
en su densidad o en su fluir, en su testimonio donde
la indiferencia es opaca como una sombra que hubiera
renunciado a perseguir la luz móvil de un sol errante,
en el artificio de su posesión que es un sueño de imágenes
inasibles, aunque el papel o los números, el tacto que me da fe
de su realidad, la visión que las hace mías porque están
en la cruz de los iris como un testamento vital bajo el que transcurre
mi existir, el gusto amargo, dulce, salino, áspero o jugoso
del frutal y la verdura noble, de la magra carne y el húmedo pez,
del merengue o la almendra, del arroz amarillo y la legumbre fresca,
del plátano y la aceituna ácida, de la alcachofa amarga y el erizo
que conserva la sal de los océanos, con el oído que reconoce la voz
familiar, la sinfonía y el rumor del agua, la música y el trino
del pájaro, las palabras que forman esa red donde la razón
y el sentimiento son los versos de un poema sin retorno
para revelar su identidad entre hemistiquios que dividen
el suceder de los años, y el olor que llega, nunca indiferente,
para que aspire la infinita esencia de lo que es puro y limpio,
también de la podredumbre y la putrefacción, el aroma de la flor
cuya raíz se alza sobre el fango de la decrepitud, me posean; todo seguirá
sin mi carne, mi piel ni mis huesos hasta el fin de mis latidos en tanto existan un sol,
una luna y unos nombres con que poder nombrar la perennidad de lo vivo.

Perennidad, eternidad, pero sobre todo y también, fugacidad de nosotros y de nuestro entorno, aunque seamos capaces de nombrar y saborear nuestra temporalidad tan bien como lo logras tú en este poema reflexivo, Ramón.

Un placer la lectura. Un cordial saludo.

De eso se trata, Enrique, vivir lo mejor que se pueda y disfrutando de las cosas dentro de lo posible. Gracias por leer y por el comentario que dejas. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Así como yo soy carne, piel y huesos, sucesión de latidos,

Este verso me recuerda, emocionado, al poema Para que yo me llame Ángel González:
"el viaje milenario de mi carne
trepando por los siglos y los huesos."
Disfrutar, querido Ramón, de tus poemas es toda una aventura filosófica y sensorial con momentos grandes como estos: "el gusto amargo, dulce, salino, áspero o jugoso" y "el aroma de la flor cuya raíz se alza sobre el fango de la decrepitud", "la sinfonía y el rumor del agua, la música y el trino". En este poema hay toda una serie de imágenes, bien encadenadas, alrededor del núcleo central que es el tiempo que no extermina nada -¡tanto miedo que le hemos tenido!-, sólo juega con las formas a través de esas inigualables metáforas que nos da la vida y que tú le robas.
Amigo, todo es eterno hasta que no se demuestre lo contrario, sólo cambia la frecuencia de vibración, la que juega a la comba, conformando cuerdas energéticas que algunas veces se tocan y aparecen lo que algunos llaman milagros como bien demuestra la física subatómica; fascinante ciencia que se topó con Dios y entonces ÉL creyó, como santo Tomás.

Un abrazote

Exprimir la vida dada la transitoriedad de nuestro paso. En el fondo es un razonamiento bastante simple pero difícil de llevar a cabo. Entre disfrutar y padecer se nos va el tiempo que nos toca. Gracias, una vez más, por tu lectura e interesante comentario. Un fuerte abrazo.

[Ramón Carballal]

Uf, vaya borbotón de reflexiones que aquí nos dejas, Ramón. Dan para muchas lecturas. Es también reconfortante pensar que hay una realidad ahí, fuera de nosotros, que nos supera.

Gracias por la entrega.

Víctor

Gracias, Víctor, por dedicar tu tiempo a leer este poema y comentarlo. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Hola, Ramón. Creo que te están comentando con mucho acierto y poco más puedo agregar. Supongo que el poema formará ya parte del material de tu próximo libro. Abrazo y salud.

No hay próximo libro a la vista, Julio y probablemente no lo habrá en un futuro. Agradezco tu visita y palabras. Un fuerte abrazo.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Una profusión una gran ola de poesía con el sello inconfundible del mejor Ramón Carballal. Estás que te sale, querido amigo.

Todo un placer de lectura.

Unha forte aperta.

[Ramón Carballal]

Una profusión una gran ola de poesía con el sello inconfundible del mejor Ramón Carballal. Estás que te sale, querido amigo.

Todo un placer de lectura.

Unha forte aperta.

Gracias, J.J., por la lectura y el amable comentario. Unha aperta.