El vuelo

[Ignacio Mincholed]

...

El vuelo resulta confuso por tantos pies caminados
entre las nubes apretadas,
tanto que la duda
se hace fuerte en el umbral.

El lugar la habitación, con sus bosques de papel,
cama, mesa,
y el armario sin abrir;
el que tapa la ventana,
el que guarda otra luz
donde allí debe vivir la belleza intermitente,
donde lo impensable duerme a la espera
de otra definición para esta lluvia irregular,
mientras la respiración se hace vaho en el cristal.

Siempre es el principio,
aunque duela la rodilla,
porque el azul corre veloz y ya no está aquella piel,
ni hay noche ni agua fresca,
solo cunde el manto gris de las nieves ya pisadas
sobre las que volver a volar.

...

[Alejandro Costa]

Siempre es el principio,
aunque duela la rodilla,
porque el azul corre veloz y ya no está aquella piel,
ni hay noche ni agua fresca,
solo cunde el manto gris de las nieves ya pisadas
sobre las que volver a volar.

¡Qué verdad!

Muy bueno este vuelo que nos dejas.

Desde el principio al fin, todo es un canto real.

Me ha gustado.

Un abrazo.

[Ricardo López Castro]

Hola Ignacio.
Es una propuesta original.
Tiene buenos momentos.
Abrazos y felicidad!

[enrique sanmol]

...

El vuelo resulta confuso por tantos pies caminados
entre las nubes apretadas,
tanto que la duda
se hace fuerte en el umbral.

El lugar la habitación, con sus bosques de papel,
cama, mesa,
y el armario sin abrir;
el que tapa la ventana,
el que guarda otra luz
donde allí debe vivir la belleza intermitente,
donde lo impensable duerme a la espera
de otra definición para esta lluvia irregular,
mientras la respiración se hace vaho en el cristal.

Siempre es el principio,
aunque duela la rodilla,
porque el azul corre veloz y ya no está aquella piel,
ni hay noche ni agua fresca,
solo cunde el manto gris de las nieves ya pisadas
sobre las que volver a volar.

...

Me identifico con el ambiente de melancolía y pérdida tan bien conseguido que creas en este vuelo, Ignacio, y que rematas con una potente estrofa final.

Gracias y un cordial saludo.

[Ana Muela Sopeña]

Hola, Ignacio:

Es un poema impactante. Plasma muy bien la pérdida y la tristeza por esa pérdida. Al mismo tiempo se da un fino contraste con el vuelo, aunque duela la rodilla.

Y es que a veces no queda otro remedio que volar a pesar de todo: el dolor, el paso del tiempo las pérdidas materiales y afectivas...

Me ha gustado mucho.

Gracias.

Un abrazo y...
Felicitaciones
Ana

[Armilo Brotón]

Siempre es el principio,
aunque duela la rodilla,
porque el azul corre veloz y ya no está aquella piel,
ni hay noche ni agua fresca,
solo cunde el manto gris de las nieves ya pisadas
sobre las que volver a volar.

Hermosa, profunda y lírica reflexión, estimado Ignacio, sobre nuestro tránsito en la vida.
Ese "Siempre es el principio,/aunque duela la rodilla", me ha pegado duro, quizá porque me identifica mucho: la búsqueda de significado y belleza, la declaración de inconformismo. Las experiencias pasadas, la memoria y la introspección influyen en nuestra percepción del presente pero yo quiero que me condicionen solo lo justo.
La tensión lírica que has establecido entre el deseo de volar y las limitaciones del entorno es magistral. Crea un escenario en la lectura muy emotivo que me da idea de trascender la carga diaria en la búsqueda de belleza en lo cotidiano. Para mí, este mensaje de esperanza y resiliencia es lo que me ha gustado de tu poema.
Te felicito, así mismo, por la adecuación rítmica, la estructura, al mensaje. La variabilidad intencionada en la longitud de los versos, largos y cortos, y las pausas refuerzan el carácter introspectivo y casi cinematográfico del poema: vi el armario repleto de legajos, el cristal empañado, la lluvia apagando al sol, que quiere meter su lengua por doquier.
Un abrazo y buen día

[Carmen Moro Frías]

Hola Ignacio
Muy interesante tu propuesta.
El tránsito, siempre el pado el flujo cambiante, el paso del tiempo y espacio.
Me ha gustado mucho.
Un abrazo

[xaime oroza carballo]

...

El vuelo resulta confuso por tantos pies caminados
entre las nubes apretadas,
tanto que la duda
se hace fuerte en el umbral.

El lugar la habitación, con sus bosques de papel,
cama, mesa,
y el armario sin abrir;
el que tapa la ventana,
el que guarda otra luz
donde allí debe vivir la belleza intermitente,
donde lo impensable duerme a la espera
de otra definición para esta lluvia irregular,
mientras la respiración se hace vaho en el cristal.

Siempre es el principio,
aunque duela la rodilla,
porque el azul corre veloz y ya no está aquella piel,
ni hay noche ni agua fresca,
solo cunde el manto gris de las nieves ya pisadas
sobre las que volver a volar.

...

Y menos mal que queda algún cerezo desnudo, donde parar tu vuelo en un descanso breve y dejarnos escuchar tu trino, que nos reconforta, como el agua de la fuente donde beben los gorriones. Gracias, compañero.

Fonda aperta

[J. J. Martínez Ferreiro]

Siempre es un bocado "delicatesen" disfrutar de una obra tuya, amigo Ignacio.
En muy buen desarrollo simbólico, el poeta nos avisa de que nuestra autenticidad está escondida en nosotros mismos, en nuestro propia lugar. Nos es obligado como seres humanos llegar a ella, a esa “belleza intermitente”, reinventándonos desde el principio “Siempre es el principio”, ser otro y a la vez el mismo en todo momento…. “Hay que ser absolutamente modernos” nos decía Rimbaud.

Eso, todo un placer de lectura.

Un fuerte abrazo.

[Ignacio Mincholed]

Siempre es el principio,
aunque duela la rodilla,
porque el azul corre veloz y ya no está aquella piel,
ni hay noche ni agua fresca,
solo cunde el manto gris de las nieves ya pisadas
sobre las que volver a volar.

¡Qué verdad!

Muy bueno este vuelo que nos dejas.

Desde el principio al fin, todo es un canto real.

Me ha gustado.

Un abrazo.

Gracias, Alejandro, me alegra tú nota y la aprecio.

Un abrazo.
Ignacio

[Ignacio Mincholed]

Hola Ignacio.
Es una propuesta original.
Tiene buenos momentos.
Abrazos y felicidad!

Gracias, Ricardo.

Un abrazo.
Ignacio

[Ignacio Mincholed]

...

El vuelo resulta confuso por tantos pies caminados
entre las nubes apretadas,
tanto que la duda
se hace fuerte en el umbral.

El lugar la habitación, con sus bosques de papel,
cama, mesa,
y el armario sin abrir;
el que tapa la ventana,
el que guarda otra luz
donde allí debe vivir la belleza intermitente,
donde lo impensable duerme a la espera
de otra definición para esta lluvia irregular,
mientras la respiración se hace vaho en el cristal.

Siempre es el principio,
aunque duela la rodilla,
porque el azul corre veloz y ya no está aquella piel,
ni hay noche ni agua fresca,
solo cunde el manto gris de las nieves ya pisadas
sobre las que volver a volar.

...

Me identifico con el ambiente de melancolía y pérdida tan bien conseguido que creas en este vuelo, Ignacio, y que rematas con una potente estrofa final.

Gracias y un cordial saludo.

Muy amable por la nota, Enrique; te la agradezco.

Gracias y un saludo.
Ignacio

[Jorge Salvador]

Me ha gustado este vuelo, sobre todo la estrofa final...
Siempre es el principio,
aunque duela la rodilla...
Todo un placer haber volado un ratito contigo, Ignacio. Enhorabuena.
Un fuerte abrazo

[Antonia Mauro]

Buenos días, señor.
¡Cuánta ternura y esperanza!

Pues no volverán esos tiempos, no vuelven, Pero no importa, porque los presentes son igual de buenos o mejores.
Los años son un orgullo y un premio, nunca un castigo. Incluso con dolor de rodillas, aunque te caiga agún piño (El señor Abe Weissman dice algo así como: Me asombra la gente que llega a los 70 con toda la dentadura). Y sobre todo cuando has aprendido algo, que la vejez no valga solo para que caigan las cosas (partes del cuerpo) porque entonces habrá sido en vano y tendríamos que dar la razón a Viva Suecia cuando dicen: no hemos aprendido nada (que en muchos casos así es. Una pena).

Le decía hace un momento a C, que me quedo con mi cabeza de 55 (me he quitado dos) y lógicamente va con el cuerpo, no se pueden separar. Cómo se estropean los cuerpos!

Tu poema no se estropeará ni un poquito con el paso del tiempo. Es un canto a la vida, me atrevo a decir incluso que a la buena vida. A la que se vive de verdad, aunque se empañen los cristales (muy buena imagen).

Os decían en casa eso de: Si no te interesa coges vuelo. Cuántas veces uno ha tenido ganas de largarse y volar encima de los tejados y mirar a través de las tejas una casa en que las cosas estuvieran bien, y atravesar el tejado y quedarte allí unos días, un día, un rato. Esos tiempos no volverán. Se trata de que tu tejado te guste cada vez más.

No tenemos alas, lo que sí podemos es leer este poema y otros con los que nos concedes el placer de disfrutar. Y volar.

Un abrazo.

[Ignacio Mincholed]

Hola, Ignacio:

Es un poema impactante. Plasma muy bien la pérdida y la tristeza por esa pérdida. Al mismo tiempo se da un fino contraste con el vuelo, aunque duela la rodilla.

Y es que a veces no queda otro remedio que volar a pesar de todo: el dolor, el paso del tiempo las pérdidas materiales y afectivas...

Me ha gustado mucho.

Gracias.

Un abrazo y...
Felicitaciones
Ana

Ahí elijo estar, Ana, en el vuelo, en el encuentro continuo, pasado y futuro.

Gracias por la nota, un abrazo.
Ignacio