
sin ti, solo la ley reiterativa del olvido,
rama robusta, cerne de genes y de ámbar,
respiro
-Ante las cosas bobas he nacido egocéntrico.-,
este aire neutro y solo,
por su curso altruista,
donde el cañaveral
recauda sus torrentes para satisfacción
de la noble querencia del embalse.
El tiempo lo recubre,
ah, líquido de amnios,
vientre que ve venir y abandonar
en el músculo insulso que mueve las saetas.
Llega la era del mustio usurero,
la materia se mide a escala.
Una clepsidra inmersa en el lance de dios,
la sincronización de sus medios inertes,
con el torso desnudo de lo antiguo,
ya sin misterio, como enigma sin números ni letras.
No es cuestión de vida,
sí degeneración de lo ajeno, no piensa
este engranaje agobia,
¿quién inventó las canas por estrés?
¿Quién inventó la vida por instantes?
Como un nenúfar,
cuerpo, amor sobre el agua,
encauzado,
sin raíz,
ah, velero sin vela,
pétalos,
ser que solo en la orilla
puede quedarse a solas.
Cuenta atrás.
El ser que lo da todo,
debe entregarse al paso de las horas,
y aun sin "correspondencia"
-Con fracasos, trastornos, crisis de identidad.
Nadie viene entendido, como el tiempo,
pero sí que se hace inteligente.
Adaptarse a esta época es crear la siguiente.
Y en mi caso no pierdo ni un instante en darle relevancia
a esta moda que casi nos destruye.
Salgan de sus ideas,
porque esta alienación,
lo crean o no, puede ser reversible.-,
ha de creer en la palabra,
y no en los formalismos.
Alimenten la crisis,
díganme si sus textos se sostienen,
si sus versos se emplean en verdad,
si han cumplido su meta, si el conflicto radica en lo que captan sus sentidos,
-Fácil, mi arte camina por esta cuerda floja,
se busca gente cuerda para cambiar,
que se deje la piel como yo hago.-,
porque yo soy el ojo de tu alma,
hablo por ti, por todos,
y observo,
Cada vez que me asomo
con
corazón
errante
pienso en tu penitencia,
en cómo escondes
tu poesía,
dentro del eterno retorno,
con que empleo mis versos,
en el tren de las ánimas.