Tus ojos

[Marisa Peral]

Los ojos hablan por si mismos, son el espejo del alma y fiel reflejo de lo que sentimos.
Muy hermoso tu poema, Alejandro. Felicidades.
Los míos ahora están achuchaditos y necesito utilizar este recurso de ampliar el tamaño de la letra para poder ver algo y no meter la pata.
Un beso.

[E. R. Aristy]

Este poema sensual y divinamente bello me recuerda a la actriz Pamela Anderson quien dándose cuenta de su valor y belleza auténtica dejó de maquillarse y obedecer a las expectativas no sólo de Hollywood, pero de la sociedad en general. Todo tu poema es un canto a la belleza interna y externa de la mujer. Me alegra llegar hoy aquí. Abrazos, Alejandro.

[Julio Bonal]

Hay paz, hay radiancia, hay, por encima de todo, un arremansarse en el ser, por así decirlo, en lo que penetra o nos es traído por esos ojos carnosos, lábicos. El lector se arremansa también, y descansa.

Una abraçada.

[Alejandro Costa]

Los ojos hablan por si mismos, son el espejo del alma y fiel reflejo de lo que sentimos.
Muy hermoso tu poema, Alejandro. Felicidades.
Los míos ahora están achuchaditos y necesito utilizar este recurso de ampliar el tamaño de la letra para poder ver algo y no meter la pata.
Un beso.

No eres la única que le sucede el tema de los ojos y su vista.

Hace ya algunos años que escribo al 200%, porque con letra pequeña es casi imposible ver.

Gracias, Marisa.

Un beso.

[Alejandro Costa]

Este poema sensual y divinamente bello me recuerda a la actriz Pamela Anderson quien dándose cuenta de su valor y belleza auténtica dejó de maquillarse y obedecer a las expectativas no sólo de Hollywood, pero de la sociedad en general. Todo tu poema es un canto a la belleza interna y externa de la mujer. Me alegra llegar hoy aquí. Abrazos, Alejandro.

Me alegra, mejor dicho, me alegraba tenerte siempre a mi lado.

Era un placer y aprendía mucho de tus maravillosos comentarios.

Un besazo que te llegue al último rincón donde te encuentres.

[Alejandro Costa]

Hay paz, hay radiancia, hay, por encima de todo, un arremansarse en el ser, por así decirlo, en lo que penetra o nos es traído por esos ojos carnosos, lábicos. El lector se arremansa también, y descansa.

Una abraçada.

Gracias, Julio.

Celebro que te gustase.

Un abrazo.