La llaga que mata a los poetas

[A. Satír]

Me habitabas de vez en cuando,
apenas el granito del cielo
derrumbaba en las canas del otoño,
con tu franela de rocío,
cuando llegaba el bus de la vida a llevarte .

De todas formas te amé a ti,
fugaz como tu mano rondando mi frente,
te amé sabiendo que en ese ir y venir,
en ese llegar para irse
me dejarías con la llaga,
esa que mata a los poetas.

Las costras del firmamento,
las cicatrices del asfalto son nada,
nada, comparado los acantilados de los ojos,
a la grieta que cruza la pétrea hondura de mis labios,
pero no me quejo,
me agasaja el silencio.

Ahora sigues pasando por mi calle
pero ya no me habitas,
con tu franela de rocío,
recuerdo tu mano rondando mi frente,
no me duele,
puedo vivir en este mundo de pétrea hondura,
donde solo me agasaja el silencio.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Muy buen poema, Antonio, con una riqueza de imágenes y metáforas que evocan esa sensación de melancolía.
Todo un placer de lectura.

Un abrazo.

[A. Satír]

Muy buen poema, Antonio, con una riqueza de imágenes y metáforas que evocan esa sensación de melancolía.
Todo un placer de lectura.

Un abrazo.

Muchas gracias compañero querido! un abrazo desde Chile modo infierno (caluroso).

Saludos!
Satír.

[Carmela Viñas]

Hermosos versos de un sentir herido que se acuna solo en el silencio, Satir.
Me ha encantado leerte.
Abrazos.

[E. R. Aristy]

Me habitabas de vez en cuando,
apenas el granito del cielo
derrumbaba en las canas del otoño,
con tu franela de rocío,
cuando llegaba el bus de la vida a llevarte .

De todas formas te amé a ti,
fugaz como tu mano rondando mi frente,
te amé sabiendo que en ese ir y venir,
en ese llegar para irse
me dejarías con la llaga,
esa que mata a los poetas.

Las costras del firmamento,
las cicatrices del asfalto son nada,
nada, comparado los acantilados de los ojos,
a la grieta que cruza la pétrea hondura de mis labios,
pero no me quejo,
me agasaja el silencio.

Ahora sigues pasando por mi calle
pero ya no me habitas,
con tu franela de rocío,
recuerdo tu mano rondando mi frente,
no me duele,
puedo vivir en este mundo de pétrea hondura,
donde solo me agasaja el silencio.

Maravilloso poema, Satir. De compacto sentimiento y evocador hasta hacer vibrar a las piedras! Te felicito por tu gran talento poético. Abrazos

[Alejandro Costa]

Buen poema, que he disfrutado.

Ya el título llamaba a ello.

Un abrazo.

[Ana Muela Sopeña]

Qué bien escribes, Antonio:

Me ha encantado recorrer despacio los versos de tu maravilloso poema.

Enhorabuena
Un beso
Ana

[A. Satír]

Hermosos versos de un sentir herido que se acuna solo en el silencio, Satir.
Me ha encantado leerte.
Abrazos.

Hola Carmela! que bueno que te gustó, te dejo un abrazo!

Satír.

[F. Enrique]

Transmites muy bien la tristeza, la profunda inspiración que te ha quedado al invocar otros días.

Un abrazo.

[A. Satír]

Me habitabas de vez en cuando,
apenas el granito del cielo
derrumbaba en las canas del otoño,
con tu franela de rocío,
cuando llegaba el bus de la vida a llevarte .

De todas formas te amé a ti,
fugaz como tu mano rondando mi frente,
te amé sabiendo que en ese ir y venir,
en ese llegar para irse
me dejarías con la llaga,
esa que mata a los poetas.

Las costras del firmamento,
las cicatrices del asfalto son nada,
nada, comparado los acantilados de los ojos,
a la grieta que cruza la pétrea hondura de mis labios,
pero no me quejo,
me agasaja el silencio.

Ahora sigues pasando por mi calle
pero ya no me habitas,
con tu franela de rocío,
recuerdo tu mano rondando mi frente,
no me duele,
puedo vivir en este mundo de pétrea hondura,
donde solo me agasaja el silencio.

Maravilloso poema, Satir. De compacto sentimiento y evocador hasta hacer vibrar a las piedras! Te felicito por tu gran talento poético. Abrazos

Mi querida! muchas gracias por pasar! te dejo un abrazo!!

[xaime oroza carballo]

Me habitabas de vez en cuando,
apenas el granito del cielo
derrumbaba en las canas del otoño,
con tu franela de rocío,
cuando llegaba el bus de la vida a llevarte .

De todas formas te amé a ti,
fugaz como tu mano rondando mi frente,
te amé sabiendo que en ese ir y venir,
en ese llegar para irse
me dejarías con la llaga,
esa que mata a los poetas.

Las costras del firmamento,
las cicatrices del asfalto son nada,
nada, comparado los acantilados de los ojos,
a la grieta que cruza la pétrea hondura de mis labios,
pero no me quejo,
me agasaja el silencio.

Ahora sigues pasando por mi calle
pero ya no me habitas,
con tu franela de rocío,
recuerdo tu mano rondando mi frente,
no me duele,
puedo vivir en este mundo de pétrea hondura,
donde solo me agasaja el silencio.

Honda hermosura, compañero. Gracias y felicidades.
Fonda aperta.

[Ara López]

Estimado Satír, el título me llamó y me alegra no haberlo ignorado.
Me ha encantado este poema de melancolía, de aceptarla.

Un abrazo.

[A. Satír]

Buen poema, que he disfrutado.

Ya el título llamaba a ello.

Un abrazo.

Hola Alejandro! muchas veces los títulos son puertas.
Gracias por leer!

Una abrazo.

Satír.

[Francisco Lobo]

Encantado de haber pasado por tu poema. Va ganando intensidad, belleza y fuerza conforme se lee; al final, explota. Excelente.

[A. Satír]

Qué bien escribes, Antonio:

Me ha encantado recorrer despacio los versos de tu maravilloso poema.

Enhorabuena
Un beso
Ana

Muchas gracias Ana, te dejo un abrazo grande!
Salud!