Feliz cuesta de enero

[Alonso Vicent]

FELIZ CUESTA DE ENERO
Bienvenido al siglo XXI y veinticinco.
En este nuevo año nos volverán a cambiar el clima,
nos robaran el tiempo,
nos joderán la zona de confort;
y todo ello utilizando palabras medidas,
discursos adaptados y medias tintas.
Nos pondrán unos guiñoles en la ventana del salón
con hilos invisibles y gestos socializados.
¿Qué te apuestas que dentro de unos meses
volvemos a celebrar la Navidad y un año futuro,
y brindamos con dos vasos de “nocilla”
para persuadirnos de que aun seguimos vivos.
Pero no importa.
Ya llegará el XX con veinte, y seis, y decimales,
y engaños.
Ponme un vinito y dos cangrejos de río,
que no son muy caros,
y unos dulces sin empachos.
Recuerdo un principio de todo esto,
una transición,
unos cambios de camisa
y un fin del mundo que no llegó.
Después seguimos un rastro
entre lo cierto y lo incierto,
de la mañana al ocaso, o de ocasión.
Nos sangraron los sudores,
nos cobraron las rubias en el bar
a un cambio que rozaba la usura
mientras nuestras morenas buscaban salir
de una economía sumergida y floreciente.
Nos regalaron artrosis e infartos
y unas mensualidades no muy cómodas
para instalar nuestros futuros cuerpos,
que eran los mismos
pero deteriorados.
Rimamos,
nos fuimos de rima,
continuamos suicidándonos a largo plazo
y, aun así, seguimos en la brecha,
o en la trinchera, como se quiera llamar.
Bueno, bien, pues eso, poetas,
a lo que íbamos;
que feliz cuesta de enero.
Y cuidado con la de febrero,
y la de marzo,
y la de abril…
…Y ¿qué decir de este siglo verdugo?
Al próximo no llegamos.

[Antonia Mauro]

Buenas tardes, Alonso.

Aquí están poniendo mucha pasarela y ascensor. Subir la cuesta cuesta menos. Aunque igual en enero que en octubre. Y nos seguirán dando por la rima del año en curso.
Yo al próximo año quiero llegar, eh.
El secreto está en socializar menos y beber más.
Un abrazo.

[Alonso Vicent]

Buenas tardes, Alonso.

Aquí están poniendo mucha pasarela y ascensor. Subir la cuesta cuesta menos. Aunque igual en enero que en octubre. Y nos seguirán dando por la rima del año en curso.
Yo al próximo año quiero llegar, eh.
El secreto está en socializar menos y beber más.
Un abrazo.

Je, je; en casa me han dicho que ponga pasamanos para subir a la primera planta y a la andana... está en proyecto.
Pero tranquila, que al año que viene llegamos, y al proximo y al siguiente... Tenemos que cuidar de nuestras niñas. Pero al siglo que viene no llegamos ni de coña... je, je.
Seguimos conservados en alcohol con cigarrillos, y desconectados siempre que podemos.
Un abrazote, Antonia, de camino al tajo, que está a punto de amanecer.

[Ana Muela Sopeña]

Un poema intenso, Alonso, lleno de ironía:

Ojalá pudiéramos cambiar la realidad que nos rodea.

Un abrazo
Ana

[Hallie Hernández Alfaro]

Querido hermano león: creo que enero le sienta bien a tu inteligencia poética, a tus recursos naturales de buen humano.
Me ha gustado mucho, que lo sepas.

Abrazo enorme que ya casi llegamos a Febrero, hijo de Neptuno, amante de excentricidades diversas.

[Alejandro Costa]

Muy original, irónico y simpático.

Lo peor... muy real.

Un abrazo.

[E. R. Aristy]

FELIZ CUESTA DE ENERO
Bienvenido al siglo XXI y veinticinco.
En este nuevo año nos volverán a cambiar el clima,
nos robaran el tiempo,
nos joderán la zona de confort;
y todo ello utilizando palabras medidas,
discursos adaptados y medias tintas.
Nos pondrán unos guiñoles en la ventana del salón
con hilos invisibles y gestos socializados.
¿Qué te apuestas que dentro de unos meses
volvemos a celebrar la Navidad y un año futuro,
y brindamos con dos vasos de “nocilla”
para persuadirnos de que aun seguimos vivos.
Pero no importa.
Ya llegará el XX con veinte, y seis, y decimales,
y engaños.
Ponme un vinito y dos cangrejos de río,
que no son muy caros,
y unos dulces sin empachos.
Recuerdo un principio de todo esto,
una transición,
unos cambios de camisa
y un fin del mundo que no llegó.
Después seguimos un rastro
entre lo cierto y lo incierto,
de la mañana al ocaso, o de ocasión.
Nos sangraron los sudores,
nos cobraron las rubias en el bar
a un cambio que rozaba la usura
mientras nuestras morenas buscaban salir
de una economía sumergida y floreciente.
Nos regalaron artrosis e infartos
y unas mensualidades no muy cómodas
para instalar nuestros futuros cuerpos,
que eran los mismos
pero deteriorados.
Rimamos,
nos fuimos de rima,
continuamos suicidándonos a largo plazo
y, aun así, seguimos en la brecha,
o en la trinchera, como se quiera llamar.
Bueno, bien, pues eso, poetas,
a lo que íbamos;
que feliz cuesta de enero.
Y cuidado con la de febrero,
y la de marzo,
y la de abril…
…Y ¿qué decir de este siglo verdugo?
Al próximo no llegamos.

Tu poema reconoce lo dificil de manejar de estos tiempos, y que no, no va a durar cien años ni cuerpo que lo resista.

En lo único que no concuerdo es en señalar a ese vago victimario sin llamarlo por su nombre. Nos hicieron, nos robaron, etcétera. Vivamos sin la persecución interiorizada, aunque hayamos sido víctimas de una o más cosas.

Yo no sé cómo pero ya entró febrero, o fuimos nosotros los que estamos vivos los que entramos?

Un abrazo afectuoso, Vicent.

[Pilar Morte]

Cuesta la cuesta de éste y de todos. El poema bien llevado y simpático, aunque tiene lo suyo.
Un abrazo grande y felicidad

[Alonso Vicent]

Un poema intenso, Alonso, lleno de ironía:

Ojalá pudiéramos cambiar la realidad que nos rodea.

Un abrazo
Ana

Pues verdad es que no podemos cambiar la realidad, en el sentido universal, pero en nuestro pequeño mundo nos adaptamos y que sea lo que tenga que ser. Al menos que no nos pillen desprevenidos ni a nosotros ni a los nuestros... y que no nos falte una sonrisa a tiempo ni el humor.
Un gran abrazo, Ana, en estos tiempos convulsos... y a por el 2026.

[Alonso Vicent]

Querido hermano león: creo que enero le sienta bien a tu inteligencia poética, a tus recursos naturales de buen humano.
Me ha gustado mucho, que lo sepas.

Abrazo enorme que ya casi llegamos a Febrero, hijo de Neptuno, amante de excentricidades diversas.

Ay, Hallie, que tú ya sabes que me integro en mi selva y me mimetizo con lo existente para mejor apreciar árboles y bosques.
Todos los años se repite esta cuesta (aunque a mi no me afecte de puertas adentro) y la subimos; estamos llegando lejos; ¿sabremos volver?
Un abrazote, hermana leona, y a por "Las Fallas".

[Alonso Vicent]

Muy original, irónico y simpático.

Lo peor... muy real.

Un abrazo.

Muchas gracias, Alejandro, y que nos respete la salud para afrontar lo que llegue y poder seguir contándolo.
Un abrazo compañero.

[Alonso Vicent]

FELIZ CUESTA DE ENERO
Bienvenido al siglo XXI y veinticinco.
En este nuevo año nos volverán a cambiar el clima,
nos robaran el tiempo,
nos joderán la zona de confort;
y todo ello utilizando palabras medidas,
discursos adaptados y medias tintas.
Nos pondrán unos guiñoles en la ventana del salón
con hilos invisibles y gestos socializados.
¿Qué te apuestas que dentro de unos meses
volvemos a celebrar la Navidad y un año futuro,
y brindamos con dos vasos de “nocilla”
para persuadirnos de que aun seguimos vivos.
Pero no importa.
Ya llegará el XX con veinte, y seis, y decimales,
y engaños.
Ponme un vinito y dos cangrejos de río,
que no son muy caros,
y unos dulces sin empachos.
Recuerdo un principio de todo esto,
una transición,
unos cambios de camisa
y un fin del mundo que no llegó.
Después seguimos un rastro
entre lo cierto y lo incierto,
de la mañana al ocaso, o de ocasión.
Nos sangraron los sudores,
nos cobraron las rubias en el bar
a un cambio que rozaba la usura
mientras nuestras morenas buscaban salir
de una economía sumergida y floreciente.
Nos regalaron artrosis e infartos
y unas mensualidades no muy cómodas
para instalar nuestros futuros cuerpos,
que eran los mismos
pero deteriorados.
Rimamos,
nos fuimos de rima,
continuamos suicidándonos a largo plazo
y, aun así, seguimos en la brecha,
o en la trinchera, como se quiera llamar.
Bueno, bien, pues eso, poetas,
a lo que íbamos;
que feliz cuesta de enero.
Y cuidado con la de febrero,
y la de marzo,
y la de abril…
…Y ¿qué decir de este siglo verdugo?
Al próximo no llegamos.

Tu poema reconoce lo dificil de manejar de estos tiempos, y que no, no va a durar cien años ni cuerpo que lo resista.

En lo único que no concuerdo es en señalar a ese vago victimario sin llamarlo por su nombre. Nos hicieron, nos robaron, etcétera. Vivamos sin la persecución interiorizada, aunque hayamos sido víctimas de una o más cosas.

Yo no sé cómo pero ya entró febrero, o fuimos nosotros los que estamos vivos los que entramos?

Un abrazo afectuoso, Vicent.

Hola, ERA, ya en febrero. No fue la intención del poema buscar verdugos ni víctimas sino la manipulación de las sociedades que se repite y se repetirá por los siglos de los siglos.
En mi pequeña sociedad mandan los leones y las leonas, y seguimos creando una selva a nuestra medida... sin creer ni la mitad de lo que nos venden ni comprar ideologías.
Tuvimos suerte de nacer en esta parte del mundo, y con credenciales; y si hay que vivir (en eso estamos) "nos sobran los motivos" como diría el Sabina.
Muy grato tu comentario, Roxane, y un abrazo de parte de este aprendiz a ratos y despistado (por voluntad propia) el resto del tiempo.

[Alonso Vicent]

Cuesta la cuesta de éste y de todos. El poema bien llevado y simpático, aunque tiene lo suyo.
Un abrazo grande y felicidad

Hola, Pilar, a principios de febrero y esperando que llegue mayo para poder olvidarse del trabajo hasta septiembre, je, je.
Con un tentempié y bastante humor se puede llegar lejos, se intenta.
Un abrazo y muy feliz año para compartirlo.