J. J. Martínez Ferreiro escribió: ↑Mié, 18 Feb 2009 15:43 La mujer entrada, la mujer preludio,
la gran mujer en la revelación del verde tronco,
del triunfo de la piel bañada en la saliva
y en la humareda del sudor.
Ojos y sienes fuertemente sensitivos,
su gemido invadía el bosque,
vibrando las maderas de repente.
Su tormenta rompía el núcleo;
desviviendo la furia se invadía.
Vertida toda junta
se enamoraba del fulgor de las profundidades.
Mis ebrios dedos mimaban con candor
las flores blancas de los muslos,
la carne ardida a fuego lento.
Acaricié sus pechos
como a dos aves coloradas
o a los geranios de otro mundo,
y fue por eso que la amé
con la esencia que viene de lo otro.
La belleza y el amor de una mujer, es el pensamiento constante del hombre que ama. Yo vengo de otro mundo, terrenal, por supuesto, y el amor se disfruta en el corazón donde comienza, hasta llegar a donde....
Un magníco poema, la poesia no muere numca, nada impera en la fecha, sino la conciencia del hacer tan bellos versos.
Un fuerte abrazo, querido amigo y compañero, Ferreiro