Omnia y Somnia
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Omnia y Somnia
En esa dimensión del tiempo, las abundantes lluvias crearon a su vez hábitos gastronómicos ricos en verduras y carnes grasas, y abundante pescado. Principalmente en el polifacético cardo de Omnia, en los inicios del mandato de Coito, quien venció aquel río de sangre de los primeros encuentros entre los hombres salvajes y los nómadas del desierto. La ciencia misma era una tarea culinaria y el cuchillo de piedra de doble filo hacía que los nacimientos y las ofrendas fueran ocasión de la asamblea, según Justo, quien despreciaba a Pluvius con agallas por llevarse a su hija Cailin de noche, y porque cuando apenas amaneció, anunció no tocarla hasta que viniera el gran diluvio.
El sol los exponía a grandes éxodos hacia el desierto de Semper para beber de Oasis, el principio del agua y los sueños. En definitiva, aquellas gentes creían que las visiones guiaban a algunos de ellos a salir a través de groglifos, aquellos visitaban el desierto, mientras otros migraban a Pluvius para remojar sus vidas y así estar preparados para el gran diluvio. A César se le atribuye la invención del cuchillo para recoger los nacimientos y devolver las ofrendas sobre una gran piedra en la orilla del Orinoco donde juegan delfines rosados como los ojos de Eter, la niña que sufre por escuchar los pensamientos de quien se acerca a ella y que rechaza el oráculo por no atraer a los hombres que codiciaban sus pechos emergentes y su cabello rubio delirantemente rizado.
Aquellos tiempos otorgaban un papel ejecutivo a cada miembro de la población. Eran manos a la obra, usaban su fuerza y desarrollaban su inventiva ante la gran necesidad que los activaba, de modo que las horas de luz no se desperdiciaban y sus mentes y cuerpos eran continuamente estimulados para fundirse en la exploración inmediata. Cada día inventaban un nombre y se lo ofrecían a los bebés moribundos y bañaban con su propia sangre a las mujeres sangrantes, acto para el que habían preparado tinas con las palmeras. Era su forma de celebrar las fuerzas de la vida. La sala de partos era la cuna o foso de la vida. Durante la gestación, las parejas disfrutaban de sus cuerpos y en ocasiones prestaban sus esposas a las adolescentes, para que estas estuvieran rodeadas de caricias, algunas casi hasta el día del Ensayo.
La mujer era la madre de todo, su sexo producía los frutos del placer y la reproducción. Pero hay evidencias arqueológicas de las que se puede inferir que eran temidas más que veneradas. Un artefacto considerable fue un curioso palo ahuecado que se usaba para quitar los ojos antes del entierro. En la imaginación algunos proponen que los ojos creen porque ven, y otros que los ojos creen lo que ven. Sin embargo, algunos otros pensaban que primero hay que creer y que ver era la manifestación de lo invisible. Los ojos eran portales temibles a través del cuerpo y de allí proviene toda la biocultura de Omnia, Somnia, Pluvius en la región de Semper.
E.R.Aristy
- Ramón Carballal
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Re: Omnia y Somnia
"El poema eres tú recomponiendo el espejo que cada día rompes".
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"Elijo la lluvia, porque al derramarse, muere".
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- Alejandro Costa
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Re: Omnia y Somnia
Fuera de ello, este escrito es extraordinario y está muy bien redactado.
Eso sí, cuenta con tu magia y tu buena pluma.
Un beso.
Salud, paz y felicidad.
No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.…
Me sobra el corazón (Miguel Hernández)
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Re: Omnia y Somnia
Abrazos, queridos poetas.