La flota de papel

[Pascual Pérez]

La flota de papel

De entre las tiernas manos,
como de espuma oceánica,
o brotados de la niebla de los sueños,
van surgiendo uno a uno, pliegue tras pliegue,
los blancos bajeles de la imaginación.
La llama de los vientos
prendió en sus blandas aristas
y el ansia de los mares
rozó su frenesí contra los cascos
que no verán jamás la prístina
luz de las bahías, el clamor
de los marinos al levar de las anclas.
Pero el niño ya intuye
el alumbrar del fanal sobre los puertos,
cuando inquietas gaviotas al alba se apresuran
con sus gritos agudos a seguir los navíos
en sus largas derrotas,
hacia ignotos océanos adonde lleven las gavias
tensadas por el viento.
Y ahora las naves de frágil blancura,
cual émulos del dios caído en esta tierra,
humedecen las proas en el charco
sobre el que fueron botadas
por los ingenuos lobeznos de la mar,
y el peso del agua ennegrecida
usurpa la pureza endeble
ante la triste mirada del almirantazgo,
la sumerge por siempre en su destino
inapelable del naufragio,
sumido en el fango el timón de los sueños.

[E. R. Aristy]

La flota de papel

De entre las tiernas manos,
como de espuma oceánica,
o brotados de la niebla de los sueños,
van surgiendo uno a uno, pliegue tras pliegue,
los blancos bajeles de la imaginación.
La llama de los vientos
prendió en sus blandas aristas
y el ansia de los mares
rozó su frenesí contra los cascos
que no verán jamás la prístina
luz de las bahías, el clamor
de los marinos al levar de las anclas.
Pero el niño ya intuye
el alumbrar del fanal sobre los puertos,
cuando inquietas gaviotas al alba se apresuran
con sus gritos agudos a seguir los navíos
en sus largas derrotas,
hacia ignotos océanos adonde lleven las gavias
tensadas por el viento.
Y ahora las naves de frágil blancura,
cual émulos del dios caído en esta tierra,
humedecen las proas en el charco
sobre el que fueron botados
por los ingenuos lobeznos de la mar,
y el peso del agua ennegrecida
usurpa la pureza endeble
ante la triste mirada del almirantazgo,
la sumerge por siempre en su destino
inapelable del naufragio,
sumido en el fango el timón de los sueños.

Tu hermoso poema es un viaje subliminal, más bello que triste,más fuerte que la frágil certeza del naufragio. Es una elocuente oda a la madurez despojada de su ingenua cresta. Un despliegue poético que esconde la inacabable riqueza de la mar. Maravillosa obra de grandes aciertos y un finísimo léxico. Te felicito, Pascual.

[Pascual Pérez]

Muchas gracias, querida amiga. No sé si merece tantos elogios. Un abrazo!!

[Ramón Carballal]

Un poema bello y muy evocador que he disfrutado. Un abrazo, Pascual.

[Alejandro Costa]

Magnífico poema.

Es de lo que sientes a cada verso que lees, a pesar del dramatismo de su interior.

Un abrazo.

Salud, paz y felicidad.

[Pilar Morte]

Un poema bien escrito y con imágenes de gran belleza.
Ha sido un placer leerte
Abrazos y felicidad

[Pascual Pérez]

Se agradece mucho vuestros comentarios, amigos y compañeros, Pilar y Alejandro! Mil gracias!

[Rafel Calle]

Con este hermoso y evocador poema, aprovecho para darte la bienvenida a Alaire, amigo Pascual. Esperemos que te sientas a gusto y podamos interrelacionarnos en la poesía.
Mi enhorabuena por esta obra, me parece un buen poema.
Un cordial saludo.

[Pascual Pérez]

Se agradece mucho el comentario. Un cordial saludo y espero seguir colaborando mucho tiempo.

[Lisandro Sánchez]

Ojalá nunca me toque naufragar, pero si me toca, ojalá sea un naufragio tan bello como el de estos versos.
Mis humildes felicitaciones.
Un gusto, Pascual.
Un cordial saludo desde Argentina.

Lisandro

[José M. F. Febles]

La flota de papel

De entre las tiernas manos,
como de espuma oceánica,
o brotados de la niebla de los sueños,
van surgiendo uno a uno, pliegue tras pliegue,
los blancos bajeles de la imaginación.
La llama de los vientos
prendió en sus blandas aristas
y el ansia de los mares
rozó su frenesí contra los cascos
que no verán jamás la prístina
luz de las bahías, el clamor
de los marinos al levar de las anclas.
Pero el niño ya intuye
el alumbrar del fanal sobre los puertos,
cuando inquietas gaviotas al alba se apresuran
con sus gritos agudos a seguir los navíos
en sus largas derrotas,
hacia ignotos océanos adonde lleven las gavias
tensadas por el viento.
Y ahora las naves de frágil blancura,
cual émulos del dios caído en esta tierra,
humedecen las proas en el charco
sobre el que fueron botadas
por los ingenuos lobeznos de la mar,
y el peso del agua ennegrecida
usurpa la pureza endeble
ante la triste mirada del almirantazgo,
la sumerge por siempre en su destino
inapelable del naufragio,
sumido en el fango el timón de los sueños.


Un bien y evocador poema, que me ha gutado. Felicitaciones.

Desde la soledad de mi isla, un abrazo

José Manuel F. Febles

[Pascual Pérez]

Muchísimas gracias, José M. Te quedo muy agradecido y te envidio por vivir en una de esas islas; lugares tan bellos y poéticos. Un fuerte abrazo.

[Pascual Pérez]

Y un abrazo también para Lisandro, cuyo generoso comentario se me había pasado desgraciadamente. Muchas gracias, amigo Lisandro.

[Lisandro Sánchez]

¡Un abrazo, amigo Pascual!

[Ana García]

Y ahora las naves de frágil blancura,
cual émulos del dios caído en esta tierra,
humedecen las proas en el charco
sobre el que fueron botadas
por los ingenuos lobeznos de la mar,
y el peso del agua ennegrecida
usurpa la pureza endeble
ante la triste mirada del almirantazgo,
la sumerge por siempre en su destino
inapelable del naufragio,
sumido en el fango el timón de los sueños.


Qué bueno este final con versos tan originales como "lobeznos" de la mar. Todo con su comienzo y su final, a veces enfangado.
Muy bueno. Te felicito.
Un abrazo.