
a través de la nada que decía,
y la penumbra alzaba su cuello desmedido
en busca del abismo...
Y el silencio escuchaba, solo eso,
y en el caos se unían los colores,
sombra de los sentidos, de las manos,
de la ambición del tiempo,
oscilante y equívoco,
desertor,
no existía el olvido de la realidad,
sí alguna marabunta, nefelismos hundidos
en el aire, impregnados de una atmósfera
de ruido agonizante,
aliento atropellado, carencia con caricia,
el alma a quemarropa,
asaltada, instigada por lo nuevo.
Desierto, sin camino,
desierto sin camino.
Despierto, y en verdad parece inevitable
imaginar el sueño,
la oscuridad se vuelve transparente,
como si a la memoria viniesen mil imágenes,
como algo más directo que los cuerpos,
primer rayo de sol,
siempre,
no hay nunca para eso,
en el origen...
Todos mis sentimientos se vistieron de luz...
Ahora mismo, desnúdame.
No tengo...
Miedo a perderme...
Sin ellos ni con ellos...
Contigo, el primer rayo de sol.