Tan solo es cuestión de vida

[Alejandro Costa]

A veces me pregunto donde se alimentan las nubes antes de llorar.

El cielo se intimida cuando oscurece,
y es tan difícil divagar de ello,
que la mente se desmiembra por cualquier sendero desgastado,
tan sutil como la serpiente que acecha su presa.

Los ríos se desmarcan cuando sufren acometidas salvajes,
es como esa fe que se despeña al romperse sin pudor,
esa boca con sotana,
que se entinta con cada palabra caída sin sentido
en los albores perdidos en la realidad.

Los desiertos callan y enmudecen,
silencian y enfurecen sus nervios a la vez que transcurren los días,
mientras los muñecos de nieve
son abrigados por bufandas de hipocresía y esperanza.
Y en las puertas de luces variopintas y porches elegantes,
esperan dormidos los deseos de una sociedad podrida.

Las calles se nutren de sombras,
aquellas que se ahogan en la basura más cruel,
las que pasean inadvertidas,
mientras otras,
apenas desgastan el cuero de su suela,
el tafilete suave y brillante de su empeine
y el deterioro de la carne.
Las macetas se secan por falta de cuidos,
una mujer pela unas pocas patatas,
un niño remienda unos zapatos atrincherados en batalla.

Y allí,
tal vez, allá a lo lejos,
aún cantan los indigentes, los desfavorecidos,
mientras sonríen,
dan gracias al cielo
y les brillan los ojos.

No es cuestión de cielos,
de ríos, de desiertos,
de calles mutiladas,
de imágenes terriblemente cotidianas,
tan solo es cuestión de vida.

Esa vida que suicidamos antes de sentir,
y que no supimos sentir, al no conocerla.
Esa vida hipócrita y maloliente,
que, jugando a las construcciones, edificamos,
sin darnos cuenta que lo hacíamos mal
y que su estructura era eternamente débil.

Así que me seguiré preguntando,
un día tras otro,
¿dónde se alimentan las nubes antes de llorar?

[Ramón Carballal]

Supongo que se alimentan de las terribles desigualdades sociales. Subo este poema que no merece quedar sin comentarios. Un abrazo, Alejandro.

[Marisa Peral]

Qué gran poema, Alejandro, que descubro por el rescate de Ramón Carballal.
Las nubes no sé dónde se alimentan pero hace falta mucha agua para llorar por tanto sufrimiento.

Me gusta mucho cómo transmites tanta vida.
Felicidades.

Besos

[Pilar Morte]

Un poema muy duro que es una mirada a la realidad del mundo. No sé hacia donde vamos pero mucho hay para cambiar. Me ha gustado leerte.
Un abrazo grande y felicidad

[Alejandro Costa]

Supongo que se alimentan de las terribles desigualdades sociales. Subo este poema que no merece quedar sin comentarios. Un abrazo, Alejandro.

Gracias, compañero, por el apoyo constante con el que me obsequias.

Un abrazo.

Salud, paz y felicidad.

[Alejandro Costa]

Qué gran poema, Alejandro, que descubro por el rescate de Ramón Carballal.
Las nubes no sé dónde se alimentan pero hace falta mucha agua para llorar por tanto sufrimiento.

Me gusta mucho cómo transmites tanta vida.
Felicidades.

Besos

Inmensa como siempre, Marisa.

Millones de gracias.

Un beso.

Salud, paz y felicidad.

[F. Enrique]

Sigue tu camino, Alejandro, pero hazme un poquito de caso en lo que te digo. Eres Poeta.






Boris Pasternak.

[E. R. Aristy]

A veces me pregunto donde se alimentan las nubes antes de llorar.

El cielo se intimida cuando oscurece,
y es tan difícil divagar de ello,
que la mente se desmiembra por cualquier sendero desgastado,
tan sutil como la serpiente que acecha su presa.

Los ríos se desmarcan cuando sufren acometidas salvajes,
es como esa fe que se despeña al romperse sin pudor,
esa boca con sotana,
que se entinta con cada palabra caída sin sentido
en los albores perdidos en la realidad.

Los desiertos callan y enmudecen,
silencian y enfurecen sus nervios a la vez que transcurren los días,
mientras los muñecos de nieve
son abrigados por bufandas de hipocresía y esperanza.
Y en las puertas de luces variopintas y porches elegantes,
esperan dormidos los deseos de una sociedad podrida.

Las calles se nutren de sombras,
aquellas que se ahogan en la basura más cruel,
las que pasean inadvertidas,
mientras otras,
apenas desgastan el cuero de su suela,
el tafilete suave y brillante de su empeine
y el deterioro de la carne.
Las macetas se secan por falta de cuidos,
una mujer pela unas pocas patatas,
un niño remienda unos zapatos atrincherados en batalla.

Y allí,
tal vez, allá a lo lejos,
aún cantan los indigentes, los desfavorecidos,
mientras sonríen,
dan gracias al cielo
y les brillan los ojos.

No es cuestión de cielos,
de ríos, de desiertos,
de calles mutiladas,
de imágenes terriblemente cotidianas,
tan solo es cuestión de vida.

Esa vida que suicidamos antes de sentir,
y que no supimos sentir, al no conocerla.
Esa vida hipócrita y maloliente,
que, jugando a las construcciones, edificamos,
sin darnos cuenta que lo hacíamos mal
y que su estructura era eternamente débil.

Así que me seguiré preguntando,
un día tras otro,
¿dónde se alimentan las nubes antes de llorar?

Se ha multiplicado el mal así como nos hemos multiplicado. Todos los días podemos elegir; Ahora tod es estadísticas, hoy escuché que las sobredosis han bajado en varios estados y que eso representa que se está haciendo algo por quienes abusan de sustancias. ...really? Y así es todo, hemos crecido en poblaciones y hemos deshabilitado al núcleo familiar. Ya no hay primos, solo bros para la fanfarra. Todo es una elección, pero la neutralidad desvaloriza y deshumaniza. Poemas de reclamo y búsqueda de alivio como este, son necesarios para que podamos llorar y aliviarnos un tanto. Es un poema desgarrador e inquietante, Alejandro.

[Alonso Vicent]

A veces me pregunto donde se alimentan las nubes antes de llorar.

El cielo se intimida cuando oscurece,
y es tan difícil divagar de ello,
que la mente se desmiembra por cualquier sendero desgastado,
tan sutil como la serpiente que acecha su presa.

Los ríos se desmarcan cuando sufren acometidas salvajes,
es como esa fe que se despeña al romperse sin pudor,
esa boca con sotana,
que se entinta con cada palabra caída sin sentido
en los albores perdidos en la realidad.

Los desiertos callan y enmudecen,
silencian y enfurecen sus nervios a la vez que transcurren los días,
mientras los muñecos de nieve
son abrigados por bufandas de hipocresía y esperanza.
Y en las puertas de luces variopintas y porches elegantes,
esperan dormidos los deseos de una sociedad podrida.

Las calles se nutren de sombras,
aquellas que se ahogan en la basura más cruel,
las que pasean inadvertidas,
mientras otras,
apenas desgastan el cuero de su suela,
el tafilete suave y brillante de su empeine
y el deterioro de la carne.
Las macetas se secan por falta de cuidos,
una mujer pela unas pocas patatas,
un niño remienda unos zapatos atrincherados en batalla.

Y allí,
tal vez, allá a lo lejos,
aún cantan los indigentes, los desfavorecidos,
mientras sonríen,
dan gracias al cielo
y les brillan los ojos.

No es cuestión de cielos,
de ríos, de desiertos,
de calles mutiladas,
de imágenes terriblemente cotidianas,
tan solo es cuestión de vida.

Esa vida que suicidamos antes de sentir,
y que no supimos sentir, al no conocerla.
Esa vida hipócrita y maloliente,
que, jugando a las construcciones, edificamos,
sin darnos cuenta que lo hacíamos mal
y que su estructura era eternamente débil.

Así que me seguiré preguntando,
un día tras otro,
¿dónde se alimentan las nubes antes de llorar?

Aquí mismo habitan las nubes con solo que se mire hacia arriba, hacia abajo o hacia adentro.
Muchas realidades, o no tanto, pones en el tintero: jucios, prejuicios, hipocresías varias y una poética nube para los que la quieran ver.
Un valiente y expresivo poema con el que comparto el fondo y agradezco la expresión.
Un abrazo Alejandro.

[Alejandro Costa]

Un poema muy duro que es una mirada a la realidad del mundo. No sé hacia donde vamos pero mucho hay para cambiar. Me ha gustado leerte.
Un abrazo grande y felicidad

Creo que vamos ya demasiado tarde, Pilar.

Al menos deberíamos intentarlo por nuestros seres queridos.

Gracias.

Un beso.

Salud, paz y felicidad.

[Alejandro Costa]

Sigue tu camino, Alejandro, pero hazme un poquito de caso en lo que te digo. Eres Poeta.






Boris Pasternak.

Como siempre me dejas comentarios llenos de intriga, y sinceramente me cuesta descifrarlos y casi nunca lo consigo.

Este es uno de esos casos.

Un abrazo.

Salud, paz y felicidad.

[Alejandro Costa]

A veces me pregunto donde se alimentan las nubes antes de llorar.

El cielo se intimida cuando oscurece,
y es tan difícil divagar de ello,
que la mente se desmiembra por cualquier sendero desgastado,
tan sutil como la serpiente que acecha su presa.

Los ríos se desmarcan cuando sufren acometidas salvajes,
es como esa fe que se despeña al romperse sin pudor,
esa boca con sotana,
que se entinta con cada palabra caída sin sentido
en los albores perdidos en la realidad.

Los desiertos callan y enmudecen,
silencian y enfurecen sus nervios a la vez que transcurren los días,
mientras los muñecos de nieve
son abrigados por bufandas de hipocresía y esperanza.
Y en las puertas de luces variopintas y porches elegantes,
esperan dormidos los deseos de una sociedad podrida.

Las calles se nutren de sombras,
aquellas que se ahogan en la basura más cruel,
las que pasean inadvertidas,
mientras otras,
apenas desgastan el cuero de su suela,
el tafilete suave y brillante de su empeine
y el deterioro de la carne.
Las macetas se secan por falta de cuidos,
una mujer pela unas pocas patatas,
un niño remienda unos zapatos atrincherados en batalla.

Y allí,
tal vez, allá a lo lejos,
aún cantan los indigentes, los desfavorecidos,
mientras sonríen,
dan gracias al cielo
y les brillan los ojos.

No es cuestión de cielos,
de ríos, de desiertos,
de calles mutiladas,
de imágenes terriblemente cotidianas,
tan solo es cuestión de vida.

Esa vida que suicidamos antes de sentir,
y que no supimos sentir, al no conocerla.
Esa vida hipócrita y maloliente,
que, jugando a las construcciones, edificamos,
sin darnos cuenta que lo hacíamos mal
y que su estructura era eternamente débil.

Así que me seguiré preguntando,
un día tras otro,
¿dónde se alimentan las nubes antes de llorar?

Se ha multiplicado el mal así como nos hemos multiplicado. Todos los días podemos elegir; Ahora tod es estadísticas, hoy escuché que las sobredosis han bajado en varios estados y que eso representa que se está haciendo algo por quienes abusan de sustancias. ...really? Y así es todo, hemos crecido en poblaciones y hemos deshabilitado al núcleo familiar. Ya no hay primos, solo bros para la fanfarra. Todo es una elección, pero la neutralidad desvaloriza y deshumaniza. Poemas de reclamo y búsqueda de alivio como este, son necesarios para que podamos llorar y aliviarnos un tanto. Es un poema desgarrador e inquietante, Alejandro.

Si de alguien me gusta leer un comentario de mis obras, esa persona es Roxanne.

Tienes una manera elegante de realizarlos, y se nota que estás llena de sabiduría y de cultura.

Infinitas gracias.

Un beso.

Salud, paz y felicidad.

[Alejandro Costa]

A veces me pregunto donde se alimentan las nubes antes de llorar.

El cielo se intimida cuando oscurece,
y es tan difícil divagar de ello,
que la mente se desmiembra por cualquier sendero desgastado,
tan sutil como la serpiente que acecha su presa.

Los ríos se desmarcan cuando sufren acometidas salvajes,
es como esa fe que se despeña al romperse sin pudor,
esa boca con sotana,
que se entinta con cada palabra caída sin sentido
en los albores perdidos en la realidad.

Los desiertos callan y enmudecen,
silencian y enfurecen sus nervios a la vez que transcurren los días,
mientras los muñecos de nieve
son abrigados por bufandas de hipocresía y esperanza.
Y en las puertas de luces variopintas y porches elegantes,
esperan dormidos los deseos de una sociedad podrida.

Las calles se nutren de sombras,
aquellas que se ahogan en la basura más cruel,
las que pasean inadvertidas,
mientras otras,
apenas desgastan el cuero de su suela,
el tafilete suave y brillante de su empeine
y el deterioro de la carne.
Las macetas se secan por falta de cuidos,
una mujer pela unas pocas patatas,
un niño remienda unos zapatos atrincherados en batalla.

Y allí,
tal vez, allá a lo lejos,
aún cantan los indigentes, los desfavorecidos,
mientras sonríen,
dan gracias al cielo
y les brillan los ojos.

No es cuestión de cielos,
de ríos, de desiertos,
de calles mutiladas,
de imágenes terriblemente cotidianas,
tan solo es cuestión de vida.

Esa vida que suicidamos antes de sentir,
y que no supimos sentir, al no conocerla.
Esa vida hipócrita y maloliente,
que, jugando a las construcciones, edificamos,
sin darnos cuenta que lo hacíamos mal
y que su estructura era eternamente débil.

Así que me seguiré preguntando,
un día tras otro,
¿dónde se alimentan las nubes antes de llorar?

Aquí mismo habitan las nubes con solo que se mire hacia arriba, hacia abajo o hacia adentro.
Muchas realidades, o no tanto, pones en el tintero: jucios, prejuicios, hipocresías varias y una poética nube para los que la quieran ver.
Un valiente y expresivo poema con el que comparto el fondo y agradezco la expresión.
Un abrazo Alejandro.

Gracias, Alonso, por tu visita y tu magnífico comentario.

Un abrazo.

Salud, paz y felicidad.