
o que quizá no exista, y que la vida
respire más tranquila y decidida
sin Edén, sin infierno y sin pecado.
La paciencia la tiene el condenado,
el sufrimiento es solo caída,
es despreciar el prisma sin medida,
conformarse con otro decorado.
La distancia entre el odio y el amor
es fácil de abordar, como un prejuicio,
muda, la realidad habla mejor.
Sin pruebas no se gana nunca un juicio,
esto es todo mental, y sin dolor,
y acabamos sacándolo de quicio.