-Igual no-

[Israel Liñán]

Amanecía y el cielo
aun tatuaba palomas de humo
en las nubes.

En la mañana café, bostezos y
sueños olvidados
brillaban discretos
frente a la tela negra firmamento.

Tú ya no eras tú por aquel entonces,
yo era algo mejor
de lo que soy ahora,
pero ni por esas estaba cerca
de ser bueno.
Aún así creo que te entretenía,
al menos te entretenía lo suficiente
para acotar tu cosmovisión del mundo
y centrarte en la fracción dimensional
que habitaba entonces.

Nunca pensé que fuera para siempre,
y si lo pensé fue por no molestar.

Me quedan Los recuerdos,
si, los recuerdos...
imágenes en acuarelas
que bailan al son
del crepitar
de las llamas
del infierno...

...y se funden con las sombras,
con el diluvio de lágrimas corrosivas,
las lágrimas de la impotencia,
las lágrimas del olvido,
las lágrimas del silencio,
lágrimas de mercurio azul
que se hunden en las mejillas
dejando un sendero cobrizo.

Como portador de la tristeza
que se desnudaba frente a tu espejo,
disfrutaba distorsionando fractales, arañando límites,
devorando las fronteras
de una epidermis virtual
cuyo sabor no recuerdo,
cuyo tacto era plástico y dúctil.

Y te sumergías desnuda en los silencios,
derribando cada argumento,
arrasando con los problemas,
dejando cenizas de colores
y pájaros muertos por las aceras.


Mis disculpas mas sinceras
por tardar trece inviernos
en entender,
que ni para tí, ni para mí,
eso era vida.

[Marisa Peral]

Amanecía y el cielo
aun tatuaba palomas de humo
en las nubes.

En la mañana café, bostezos y
sueños olvidados
brillaban discretos
frente a la tela negra firmamento.

Tú ya no eras tú por aquel entonces,
yo era algo mejor
de lo que soy ahora,
pero ni por esas estaba cerca
de ser bueno.
Aún así creo que te entretenía,
al menos te entretenía lo suficiente
para acotar tu cosmovisión del mundo
y centrarte en la fracción dimensional
que habitaba entonces.

Nunca pensé que fuera para siempre,
y si lo pensé fue por no molestar.

Me quedan Los recuerdos,
si, los recuerdos...
imágenes en acuarelas
que bailan al son
del crepitar
de las llamas
del infierno...

...y se funden con las sombras,
con el diluvio de lágrimas corrosivas,
las lágrimas de la impotencia,
las lágrimas del olvido,
las lágrimas del silencio,
lágrimas de mercurio azul
que se hunden en las mejillas
dejando un sendero cobrizo.

Como portador de la tristeza
que se desnudaba frente a tu espejo,
disfrutaba distorsionando fractales, arañando límites,
devorando las fronteras
de una epidermis virtual
cuyo sabor no recuerdo,
cuyo tacto era plástico y dúctil.

Y te sumergías desnuda en los silencios,
derribando cada argumento,
arrasando con los problemas,
dejando cenizas de colores
y pájaros muertos por las aceras.


Mis disculpas mas sinceras
por tardar trece inviernos
en entender,
que ni para tí, ni para mí,
eso era vida.

Te dije, querido amigo, que me alegraba de que volvieras y hoy, me alegro mucho más.
Este es un poema confesional, duro, a veces hasta cruel contigo mismo.
Pero necesario, hay que vaciarse para entender lo que es necesario o no.
Hay versos importantes y excelentes.
Te felicito de corazón, Israel.

Besos.

[Raul Muñoz]

Una hermosa lírica muy bien urdida en un lenguaje cotidiano y a la vez plagado de imágenes y símbolos que sugieren mucho. Hermoso poema en su corte intimista y confesional. Mi enhorabuena, Israel, amigo. Un gusto leerte. Gracias por compartir.

Un abrazo.

[Ana Muela Sopeña]

Un poema confesional muy bien escrito, Israel:

Siempre que entro a tu espacio sé o intuyo que voy a encontrar buena poesía y de nuevo así ha sido.

Hay historias amorosas que deben terminar para conservar su incorruptible esencia.

Enhorabuena
Un beso grande
Ana

[Alejandro Costa]

"Y te sumergías desnuda en los silencios,
derribando cada argumento,
arrasando con los problemas,
dejando cenizas de colores
y pájaros muertos por las aceras.


Mis disculpas mas sinceras
por tardar trece inviernos
en entender,
que ni para tí, ni para mí,
eso era vida."

Es genial, Israel.

Estas dos estrofas son el colofón perfecto a un magnífico escrito.

Un poema sensacional, que he leído con mucho agrado.

Un fuerte abrazo.

Salud, paz y felicidad.

[E. R. Aristy]

Amanecía y el cielo
aun tatuaba palomas de humo
en las nubes.

En la mañana café, bostezos y
sueños olvidados
brillaban discretos
frente a la tela negra firmamento.

Tú ya no eras tú por aquel entonces,
yo era algo mejor
de lo que soy ahora,
pero ni por esas estaba cerca
de ser bueno.
Aún así creo que te entretenía,
al menos te entretenía lo suficiente
para acotar tu cosmovisión del mundo
y centrarte en la fracción dimensional
que habitaba entonces.

Nunca pensé que fuera para siempre,
y si lo pensé fue por no molestar.

Me quedan Los recuerdos,
si, los recuerdos...
imágenes en acuarelas
que bailan al son
del crepitar
de las llamas
del infierno...

...y se funden con las sombras,
con el diluvio de lágrimas corrosivas,
las lágrimas de la impotencia,
las lágrimas del olvido,
las lágrimas del silencio,
lágrimas de mercurio azul
que se hunden en las mejillas
dejando un sendero cobrizo.

Como portador de la tristeza
que se desnudaba frente a tu espejo,
disfrutaba distorsionando fractales, arañando límites,
devorando las fronteras
de una epidermis virtual
cuyo sabor no recuerdo,
cuyo tacto era plástico y dúctil.

Y te sumergías desnuda en los silencios,
derribando cada argumento,
arrasando con los problemas,
dejando cenizas de colores
y pájaros muertos por las aceras.


Mis disculpas mas sinceras
por tardar trece inviernos
en entender,
que ni para tí, ni para mí,
eso era vida.

Wow!me gusta el tono comedido con que desmenuzas el fin del amor. Imágenes que van al compás de los blues. Además de ser originales, tus versos se sienten genuinos. El final es genial. Absoluto. Te felicito por tu frescura y buen hacer, Israel. Bellísima poesía.

[Ramón Castro Méndez]

Muy original esta propuesta de ese amor que nunca fue y no pudo haber sido. Tiene un tono amargo, pero a la vez dulce. Sin duda, un placer de lectura.

Te felicito.

Un fuerte abrazo.

[Ara López]

¡Poemazo, Israel! Se siente como si leyera algo tan privado, tan íntimo, que debí haberlo dejado (pero no pude).

"Nunca pensé que fuera para siempre,
y si lo pensé fue por no molestar."
Una genialidad de esas tuyas.

Un abrazo.

[Ana García]

A veces insistimos en imposibles y nos cuesta cerrar puertas. Podemos estar toda la vida en esos intentos.
Un buen poema y un mejor final.
Un abrazo.