La mujer a la que se le morían las tortugas

[Ernesto perez]

Yo quería ser un hombre
y una casa con vistas al mar
y que Laura paseara por la orilla
con su bikini minúsculo
y esa sonrisa de “espérame un segundo que ahora vuelvo”
y que no se enfriara el café aquella tarde
que las agujas del reloj corrieron tanto
en aquel bar de la calle no me acuerdo,
mientras esperaba que sus tacones destrozaran los acordes
de la canción del verano.

Yo quería que el olvido no tuviera sabor
a caramelo de menta
ni oliera a perfume francés
ni tuviera su nombre.

Quería que mi abuela no hubiera roncado tan fuerte
antes de morirse
o que no se hubiera muerto mismamente.
Quería a mi padre eternamente en el sofá
sin bomba de oxígeno,
gastándole las pilas al mando de la tele,
que a mi madre le hubieran funcionado
las cremas faciales
y a dios afeitándose la barba
en mi cuarto de baño
para creer en los milagros.

Quería que amarla no fuera un acto tan suicida
como jugar al poker con una banda de suecos
y que Sonia no estuviera tan triste
porque se le morían todas las tortugas
que no hubiera tenido que optar
por comprarse una de peluche
de esas de tres colores
que ocupaba mi lado de la cama.

Yo quería ser un hombre
y que Sonia sonriera,
porque Sonia era tan maravillosa
que a veces parecía de mentira.

Yo quería que mis besos
no esperaran turno en la cola del paro
y que una pelirroja a la que le olieran las axilas a helado de coco
me llamara con diminutivos cariñosos
y quería besar en la boca a todas las putas del país
y que una mujer con acento argentino
me recitara al oído los versos
con todas las palabras que no se atrevió a escribir Charles Bukowski.

Yo solo quería ser un hombre
pero uno se hace hombre en los labios de una mujer
cuando ella dice “te quiero”
luego ella se va y tú
no sabes en que te has convertido,
ni siquiera tienes la opción de elegir
porque si así fuera yo hubiera querido ser tortuga
por si a Sonia le daba por adoptarme
y poder morirme entre sus brazos.

[Luna de Nos]

Yo quería ser un hombre
y una casa con vistas al mar
y que Laura paseara por la orilla
con su bikini minúsculo
y esa sonrisa de “espérame un segundo que ahora vuelvo”
y que no se enfriara el café aquella tarde
que las agujas del reloj corrieron tanto
en aquel bar de la calle no me acuerdo,
mientras esperaba que sus tacones destrozaran los acordes
de la canción del verano.

Yo quería que el olvido no tuviera sabor
a caramelo de menta
ni oliera a perfume francés
ni tuviera su nombre.

Quería que mi abuela no hubiera roncado tan fuerte
antes de morirse
o que no se hubiera muerto mismamente.
Quería a mi padre eternamente en el sofá
sin bomba de oxígeno,
gastándole las pilas al mando de la tele,
que a mi madre le hubieran funcionado
las cremas faciales
y a dios afeitándose la barba
en mi cuarto de baño
para creer en los milagros.

Quería que amarla no fuera un acto tan suicida
como jugar al poker con una banda de suecos
y que Sonia no estuviera tan triste
porque se le morían todas las tortugas
que no hubiera tenido que optar
por comprarse una de peluche
de esas de tres colores
que ocupaba mi lado de la cama.

Yo quería ser un hombre
y que Sonia sonriera,
porque Sonia era tan maravillosa
que a veces parecía de mentira.

Yo quería que mis besos
no esperaran turno en la cola del paro
y que una pelirroja a la que le olieran las axilas a helado de coco
me llamara con diminutivos cariñosos
y quería besar en la boca a todas las putas del país
y que una mujer con acento argentino
me recitara al oído los versos
con todas las palabras que no se atrevió a escribir Charles Bukowski.

Yo solo quería ser un hombre
pero uno se hace hombre en los labios de una mujer
cuando ella dice “te quiero”
luego ella se va y tú
no sabes en que te has convertido,
ni siquiera tienes la opción de elegir
porque si así fuera yo hubiera querido ser tortuga
por si a Sonia le daba por adoptarme
y poder morirme entre sus brazos.

Ernesto, tu poesía, tu estilo, estas historias-poemas, o como quiera que se llamen, atrapan. Tienen una magia que no sé definir, quizás no sea necesario ni prudente. Un abrazo, Luna.-

[Sara Álvarez]

Ernesto, para mí siempre serás aquel que yo conocí, tiampo atrás, que sepas que leerte es desenfadarse coon una misma, es ver lo sencillo y lo compkicado de eso del amor, carai, en tu poesía el amor es un paseo tomados de la mano, sabiendo que de reojillo miras otras minifaldas, como también sabes que ella mira otras cosas, es genial, esto que haces, poemas, relatos-poemas, eres tú, tiene tu sello, made in al sur del sur, gracias por tan buenos ratos de lectura y despeje de nuestras cosas.

un abrazo, Grande, el abrazo y tú.

[Mario Martínez]

Hola Ernesto.
Una historia hecha poesía o una poesia con forma de historia, la definición es lo de menos, lo verdaderamente importante es que como dice Luna, engancha y se lee maravillosamente bien.
Un placer leerte. Abrazos.
mario.

[Hallie Hernández Alfaro]

"Yo solo quería ser un hombre
pero uno se hace hombre en los labios de una mujer
cuando ella dice “te quiero”
luego ella se va y tú
no sabes en que te has convertido,
ni siquiera tienes la opción de elegir
porque si así fuera yo hubiera querido ser tortuga
por si a Sonia le daba por adoptarme
y poder morirme entre sus brazos."


Ernesto ternura: qué poema precioso has escrito!!

Enhorabuena!!!!

Hallie

[Fermín Lasarte]

Hola Ernesto, es la primera vez que te leo y tengo que decirte que tu poesía me ha deslumbrado. Es un estilo original, por la temática y la forma tan suave de ir llevando el poema. Pero lo que más me impacto fue la fuerza lírica que tienen los versos.
Me pareció un gran poema. Te felicito.
Saludos.

[Aubriel Camila de la Prad]

Ernesto ... cuánta ternura!
No tengo palabras para decirte lo mucho que me gustó tu poema. Me llamó la atención el título (es que a mí se mueren las tortugas, bueno ya no, desistí de tener una) y ... me encontré con esta maravilla.

Besos.

[Blanca Sandino]

Esa tortuga de peluche de tres colores... en fin. Ahora tendré que acercarme con cuidadito a los escaparates de las tiendas de 'peluches'.

Un placer, como siempre.

Blanca

[claudieta cabanyal]

Ya estoy aquí como siempre.
Empiezo a pensar que dejan porque lo que quieres es que te adopten jajajaja, y ellas no están por la labor.........
Te voy a contar un secreto.......ellas sóloquieren un hombre que les diga de vez en cuando "no te preocupes de nada que aquí estoy yo", con eso es suficiente para que una mujer se entregue en cuerpo y alma.
Un besito,

[Maika Silva]

De algún modo, siento sus letras desesperadas. Quizás por ello se sienten tan sinceras, como esas que suelen ser herramienta de desahogo cuando ya no podemos mantener la sensdación a cuerpo entero.
Creo que esta vez hay menos acertijos (siempre he disfrutado de esos pequeños acertijos que implementa en sus poemas), esta vez lo dice todo de un modo diferente, aunque no sabría describir cómo.
Solo se que odio verlo hablar con tanta melancolía de Laura, y con tanta resignación de Sonia. Es como esa sensación de que la persona es buena y nos convencemos de que ha sido la mejor opción. Quizás es que no podíamos optar de otra manera pero, usted se me hace entrañablemente pasional en lo que siente y, es peculiar, no puedo imaginar por qué á veces demuestra esa lucidez de saber cómo funciona el todo y, sin embargo seguir jugando.
Concluyo, pues, que existe una razón intrínseca a ello...y es interesante imaginar cuál puede ser esa cosa tan poderosa y determinante capaz de callar a un espíritu luchador.
Ya sabe, yo, la opinóloga no pude guardar silencio...usted es intrigante, caballero.
Saludos.
.:Tati:.

[Eduardo R. de la Cruz]

Ernesto, no hay mucho que agregar, es un poema que mantiene tu linea, y no nos deja insatisfechos a tus lectores.

Un saludo.

[Rafel Calle]

Muy hermoso trabajo, amigo Ernesto, trufado de aciertos con el sello de tu factoría poética. Un estilo que dice mucho de la magnífica estética versal del autor.
Ha sido un placer leerte. Felicidades por el poema.
Un cordial saludo.

[Raúl Pozo Madrid]

Yo quería ser un hombre
y una casa con vistas al mar
y que Laura paseara por la orilla
con su bikini minúsculo
y esa sonrisa de “espérame un segundo que ahora vuelvo”
y que no se enfriara el café aquella tarde
que las agujas del reloj corrieron tanto
en aquel bar de la calle no me acuerdo,
mientras esperaba que sus tacones destrozaran los acordes
de la canción del verano.

Yo quería que el olvido no tuviera sabor
a caramelo de menta
ni oliera a perfume francés
ni tuviera su nombre.

Quería que mi abuela no hubiera roncado tan fuerte
antes de morirse
o que no se hubiera muerto mismamente.
Quería a mi padre eternamente en el sofá
sin bomba de oxígeno,
gastándole las pilas al mando de la tele,
que a mi madre le hubieran funcionado
las cremas faciales
y a dios afeitándose la barba
en mi cuarto de baño
para creer en los milagros.

Quería que amarla no fuera un acto tan suicida
como jugar al poker con una banda de suecos
y que Sonia no estuviera tan triste
porque se le morían todas las tortugas
que no hubiera tenido que optar
por comprarse una de peluche
de esas de tres colores
que ocupaba mi lado de la cama.

Yo quería ser un hombre
y que Sonia sonriera,
porque Sonia era tan maravillosa
que a veces parecía de mentira.

Yo quería que mis besos
no esperaran turno en la cola del paro
y que una pelirroja a la que le olieran las axilas a helado de coco
me llamara con diminutivos cariñosos
y quería besar en la boca a todas las putas del país
y que una mujer con acento argentino
me recitara al oído los versos
con todas las palabras que no se atrevió a escribir Charles Bukowski.

Yo solo quería ser un hombre
pero uno se hace hombre en los labios de una mujer
cuando ella dice “te quiero”
luego ella se va y tú
no sabes en que te has convertido,
ni siquiera tienes la opción de elegir
porque si así fuera yo hubiera querido ser tortuga
por si a Sonia le daba por adoptarme
y poder morirme entre sus brazos.

Escribes con el alma, Ernesto, y eso es lo que empapa de belleza tus pequeñas historias.

Siempre disfruto leyéndote, amigo, un abrazo.

[Alonso de Molina]

soltura, ritmo, lenguaje transparente...

me ha gustado mucho el poema y estos versos más:

"Yo solo quería ser un hombre
pero uno se hace hombre en los labios de una mujer"


te aplaudo compañero

.

[Tristany Joan Gaspar]

Genial, me has dejado de una pieza o de dos.
Impactante.
Un abrazo
Joan