desde mi posición solo escucho sermones
que no dejan de ser puntos de vista
impuestos al sujeto que airea como propia
su visión de las cosas intangibles.
Nada me representa,
no me daré a conocer a los chismes y embustes
vestidos de personas.
No me identifico,
no con las enseñanzas.
Confío en mi experiencia, no en mi modus vivendi.
Consigo amar sin odio, sin zozobra,
consecuente, controlo mis impulsos.
Ellos son los que hacen modificar los actos
y conductas, y el propio pensamiento.
Nadie va a decidir por mí,
quienes crean que me conocen,
o el destino de mis mejores causas.
Todo puede irse a pique en un instante,
no fomento rupturas ni puntos de fricción,
ni me dejo llevar por lo corriente.
Preparé mi camino, y conozco el del prójimo,
está claro que siempre nos cruzamos
en el cisma, en el punto del conflicto.