como así,
al horizontal desgaire,
provocante festón azul en sinuoso bisbeo de rasos y filtirés .
Ni el mismísimo Richeliu hubiera resistido al envite.
-¿ Vienes?
mis labios harán dulces toboganes al nudo de tu garganta. –
El éxtasis llegó
colmando las crestas del Everest
al penetrar,
con dulzura,
la redondez del botón en la hondura del ojal.
Se durmieron abrochados,
ni las olas,
en su estruendo,
pudieron abrir el húmedo de las pestañas.

(Se nos acerca la primavera, las hormonas bailan esas danzas imposibles de los amantes. El mar, con ellas, al menos esto pasa en Alicante, que no se yo en otros lares...)