
Delirios, mi existencia,
intelecto mortal,
hasta ser autodestructivo,
ordenado en el caos,
metódico
devastador de lírica.
Se fusionaron dioses en mi mente,
que resultaron ser un solo demonio.
Cómo ganar esta contienda,
sin aliados ni muertes,
cómo teñir de sangre esta herida no herida.
Cómo despedazar este suspense
que aposenta futuros tan opuestos
como son el suicidio y el amor.
Apuñalar la sombra,
o lamer mis cenizas,
hombre que se consume siempre al punto.
Quiero esquivar las cosas que me dicen
la gente, mi cerebro,
quiero volver atrás, ¿quiero realmente?
¿Tan difícil resulta este exorcismo?
¿Quién posee el control sobre mi pensamiento?
¿Ora la medicina, ora mis letras?
¿De qué diablos intento convencerme?
¿De algo que no haya escrito?
¿Cómo pude inducir este trastorno?
¿Cómo lo he sustentado?
Me cago en la poesía, puto mundo.
Todos tienen la culpa, menos yo.
Todos andan a ciegas por no glorificarme.