La moderna Penélope

[Ana Muela Sopeña]

Gracias, J.J.:

Un beso grande
Ana

[E. R. Aristy]

La moderna Penélope
teje en el extravío,
reside en el tiempo sin tiempo.

Teje y desteje el mundo
con sus manos de seda.
Ama como vestal
desde el fuego primigenio
de las miradas y sonidos
que resuenan aún
con la gran explosión del universo.

Ella tiene en su casa
relojes de todos los tipos.
Los relojes de sol en la terraza,
los relojes de agua en la bañera,
los relojes de aire en el tejado,
los relojes de fuego en la cocina.

Adora las agujas de los sueños
y maneja las horas, minutos y segundos,
como si fueran mantras o mandalas.

La moderna Penélope
no es de esta época.
Nadie sabe qué estirpe la mantiene,
ni conoce su nombre.
Se desliza en sigilo
como mujer anónima.

Ella tiene alfabetos de la espera
entre las ramas de los árboles.
Domina jeroglíficos antiguos
y le gusta jugar con criptogramas.

La moderna Penélope es muy joven
o a veces es anciana. Y no importa su aspecto.
Avanza contra el viento,
va contra la marea,
en su quietud de roca es muy salvaje.

Simplemente no cuadra con las modas.

Pero todos la buscan,
no sólo en las mujeres con presencia,
sino en las invisibles
y también en los sueños y utopías,
dando la vuelta al mundo y en los libros.
Debajo de las camas,
detrás de los sofás y de los cuadros.

A veces,
es posible encontrarla en los museos,
en bares y cafés.
En discotecas, pubs, cines, teatros.

En realidad no sabes dónde está,
pero en algún lugar, desconocido aún,
habita suavemente,
sin llamar la atención
como si fuera sólo una quimera.


Ana Muela Sopeña

Hermoso poema, Ana. Juega con la imaginación y nos incita a soñar. También nos hace pensar que los arquetipos son eternos y que potencialmente pueden encarnar. Tu vision es poderosa, amiga poeta. Un abrazo, ERA

[Armilo Brotón]

La mitología griega siempre es fuente de inspiración y materia prima que se reelabora en ese palimpsesto continuo que es la literatura y en eso radica su fuerza -arquetipos reconocibles y cercanos- y sus peligros, que no son otros que caer en lo ya dicho innumerables veces. En este poema has reiterado en numerosos versos el concepto fundamental del mito: el tiempo; pero en no he visto aquí la brillantez que te caracteriza en el uso de imágenes que dejen extrañado al lector. Después de varias lecturas no he sentido la regurgitación del mito en una papilla que me descubra algo nuevo. Me viene a la cabeza Serrat y su tema homónimo que en este caso intentaba despertar una emoción impregnada de lástima hacia la mujer que espera su sueño que llega cuando ya estaba vencida por la realidad.
Siempre los poemas son una fuente de reflexión y este que nos dejas también.
Un abrazo

[Ana Muela Sopeña]

Gracias, Guillermo:

Pienso que la espera puede ser de mujer o de hombre. Al igual que ir a la búsqueda de los acontecimientos: de hombre y de mujer.

Sin embargo pienso que a veces la espera da frutos y que por muy rápido que vayamos los seres humanos sólo avanzamos más rápido hacia la extinción (como no cambiemos nuestro modo de dejar la huella en el mundo).

Gracias
Abrazos
Ana

[Ana Muela Sopeña]

Gracias, Era, por tus palabras.

Besos a montones
Ana

[Mirta Elena Tessio]

La moderna Penélope
teje en el extravío,
reside en el tiempo sin tiempo.

Teje y desteje el mundo
con sus manos de seda.
Ama como vestal
desde el fuego primigenio
de las miradas y sonidos
que resuenan aún
con la gran explosión del universo.

Ella tiene en su casa
relojes de todos los tipos.
Los relojes de sol en la terraza,
los relojes de agua en la bañera,
los relojes de aire en el tejado,
los relojes de fuego en la cocina.

Adora las agujas de los sueños
y maneja las horas, minutos y segundos,
como si fueran mantras o mandalas.

La moderna Penélope
no es de esta época.
Nadie sabe qué estirpe la mantiene,
ni conoce su nombre.
Se desliza en sigilo
como mujer anónima.

Ella tiene alfabetos de la espera
entre las ramas de los árboles.
Domina jeroglíficos antiguos
y le gusta jugar con criptogramas.

La moderna Penélope es muy joven
o a veces es anciana. Y no importa su aspecto.
Avanza contra el viento,
va contra la marea,
en su quietud de roca es muy salvaje.

Simplemente no cuadra con las modas.

Pero todos la buscan,
no sólo en las mujeres con presencia,
sino en las invisibles
y también en los sueños y utopías,
dando la vuelta al mundo y en los libros.
Debajo de las camas,
detrás de los sofás y de los cuadros.

A veces,
es posible encontrarla en los museos,
en bares y cafés.
En discotecas, pubs, cines, teatros.

En realidad no sabes dónde está,
pero en algún lugar, desconocido aún,
habita suavemente,
sin llamar la atención
como si fuera sólo una quimera.


Ana Muela Sopeña

Qué bello poema. Penélope de los tiempos, se yergue en el interno de cada mujer.
Es la mujer de seda que se desliza en tus letras . Me dan ganas de volver y volver a leer.-
Un beso grande Ana.-

[Ana Muela Sopeña]

Gracias, Armilo, por brindarme tu sincera opinión.

La verdad es que el poema salió así y sí, tienes razón, sólo hablo del tiempo, de la espera, pero no para qué ni por qué. Cada lector debe interpretar a su modo.

Hay un tiempo para esperar y un tiempo para la acción, para salir a buscar la vida y las experiencias. En el equilibrio está seguramente la respuesta.

Agradezco tu lectura atenta y tus observaciones.

Abrazos a montones
Ana

[Ventura Morón]

Dejo, inevitablemente, vagar mi alma de hombre, rebuscando, encontrando, viendo pasar su figura entre tus palabras...Encarna, para mi, esa promesa de amor, la sabiduría y candidez, la sensualidad, la energía que mueve al mundo, que sin duda, es una mano de mujer.
Besos Ana, que hermoso querida amiga

[Ana Muela Sopeña]

Muchas gracias, Ferreiro, por tu visita.

Un beso grande
Ana

[Carmen Moro Frías]

Hola Ana,
Cómo me ha gustado tu moderna Penélope. Magnífica. Me ha encantado.
Has tejido una tela con los hilos de la realidad unidos a esa seda que
brilla y diseña la perfecta quimera de la espera.
Un abrazo.