Aterriza el volumen de aquel hombre
donde apenas se cuela el amanecer.
Quién puede extraviar la memoria
en una cinta de equipaje,
quién puede saciar la sed
si la garganta lleva
todo el peso de la guerra.
Vivir debe ser una sentencia epidural
cuando se contraen los motivos
y es el aire una soflama de parto
que impele a las cuerdas vocales
a obedecer ante la angustia:
ASILO, ASILO, ASILO

PD: He corregido algunos detalles en los últimos 5 versos. Gracias mil a Ignacio Mincholed por avisarme.