En algún momento, el caminante solitario es cualquier otra sombra que encuentra. Es el vagabundo, el lleno de sí mismo, el fugitivo, el adicto, la cicatriz que esconde un Movado en las muñecas. En algún momento, el cínico transeunto se traga con su sombra todos los espectros del dolor y el engaño. Creo que has escrito un poema en el que llora en las calles la desolación moral del hacinamiento. Te felicito Oscar por esta necesaria y bella creacion.Óscar Distéfano escribió: ↑Sab, 06 Ene 2024 17:54 Sombra de la calle
Todo esto pasa desde hace ya mucho tiempo:
en la mañana de un día agitado,
impasible la calle absorbe, entre su prisa y sus chirridos,
tu habitual sombra.
Nadie mira tu errar.
Nadie escucha rugidos cancerberos que te abruman:
esa parálisis del alma, en un día
jurado para ensalzar el tiempo
con palabras adecuadas al grito;
ese silencio de minutos congelados,
dueño de tus magulladuras,
donde la negación de tu individuo
ha triunfado.
En el presente sigues, en esta vibrante mañana,
por las calles que observas con ojos de mil gatos,
atrapado por gentes cuyas vidas ignoras,
cuyas prisas molestan,
cuyos rostros son muecas plásticas.
Es infame andar solo tanto tiempo,
perdido y esperando que te encuentren.
Sombra de la calle
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
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Re: Sombra de la calle
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Re: Sombra de la calle
Es un poema doloroso, Óscar, hay muchas personas así y por circunstancias de sus vidas no pueden o no saben cómo recuperar su autoestima, su orgullo y en muchos casos su identidad.Óscar Distéfano escribió: ↑Sab, 06 Ene 2024 17:54 Sombra de la calle
Todo esto pasa desde hace ya mucho tiempo:
en la mañana de un día agitado,
Nadie mira tu errar.
Nadie escucha rugidos cancerberos que te abruman:
esa parálisis del alma,
ese silencio de minutos congelados,
dueño de tus magulladuras,
donde la negación de tu individuo
ha triunfado.
En el presente sigues,
por las calles que observas con ojos de mil gatos,
atrapado por gentes cuyas vidas ignoras,
cuyas prisas molestan,
cuyos rostros son muecas plásticas.
Es infame andar solo tanto tiempo,
perdido y esperando que te encuentren.
Los dos últimos versos son demoledores.
Felicidades por ester gran poema.
Un abrazo.
Marisa Peral Sánchez
¡Nunca te dejes poner
el tornillo que te falta.
Corre y se feliz!
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