
En la noche clara,
una fragata en la infinidad
de la mar.
Y en la altura, la luna.
En la corbeta, se distingue
una figura esbelta, con faja y espada.
La brisa suave, revuelve su cabellera
Su mirada en lejanía, vislumbrando a los lejos
un faro y la costa.
Se precipita la lluvia.
A la luz de los rayos,
un desembarco de noche.
En el malecón, un carricoche,
y la alegría del reencuentro
En el paisaje, ella abrazada al corso
Como fondo, un galeón y el océano,
con la mar embravecida.
El mozo fue antes un marino.
¡Hoy es un corsario, navegante,
tránsfuga y perseguido!
Ella un amor imposible, por ser
hija, de un señor importante.
La noche abierta a las estrellas.
En la altura, la luna de los amantes,
en el silencio una gran nube viaja.
En sus oídos confidencias,
y la humedad de sus labios.
El mejor de los vinos,
en la suavidad de la seda.
El aroma a océano en el entorno.
Olor a plantas marinas y plancton,
a bienestar, a sulfuro de dimetilo,
que revivió de los amantes lo sentido.
el brío, el fuego y la pasión.
En el cielo claro
luna y nube se enredan.
¡Damas
esta historia terminó!
Quizás algunas se han figurado a un Antonio banderas
a Richard Gere, a Andy García
o a Brad Pitt, a Kevin Bacón
a Facundo Aranda, o Leonardo di Caprio.
Quizá hasta a un ex novio.
Algunas otoñales, entre cortados suspiros
a Waren Betty, a Paul Newman,
así sin fin... hasta llegar a un Erol Flynn.
La imaginación es de ustedes.
El responsable del verso soy yo.
El responsable del particular olor de la orilla del mar es un gas fuertemente oloroso llamado dimetil sulfuro, y no es una droga que se venda.