
FIAT VOLUNTAS TUA
Ladraron los perros, se recogieron
las gallinas
y las noches fueron largas sin que el día
despegase las sombras de sus horas.
Entre la vasta confusión escuchas
entonar graves lamentos y aleluyas; hay locos
declamando discursos apocalípticos,
poemas épicos antiguos ya olvidados;
otros rezan y lloran,
confusos van y vienen sin que nadie sepa cómo
ni cuándo
ni en qué forma
acabará su existencia, perdida la confianza
de sobrevivir a estos tiempos
tormentosos.
Desnudos de esperanza se encuentran en las plazas
y las calles, y no se reconocen; alguien murmura entonces
el último lamento resignado
con piadoso pudor
en proverbiales letanías, fíat
voluntas
tua
y caiga sobre todos
el peso
de la culpa.
González Alonso