mi existencia ya no sería efímera,
pues amar es el aire que respiran los instantes
-Llamémoslos x-,
y prefiero observar el cómo y el porqué
de una espera obsoleta,
reducida a cenizas por el fuego absoluto
de una pauta sincera, erosionada,
de dos placas tectónicas que se apagan sin sombra,
la mínima expresión de la materia
se confronta conmigo, con tu entrega y pasión,
y el deseo camina firmemente encima de las brasas,
de vidrios y cristales,
del hilo del que pende el cuerpo ya sin tiempo
para desfogonarse, como el último truco de algún ilusionista,
o la primera chispa en la cual coincidimos.
Y tan solo me valgo de memorias que provienen del humo.
¿Qué importa si en verdad llegué a tocarte?
¿Fuiste tú o un chasquido la historia de mi vida?
¿Cuánto me consumí hasta mover mi imaginación?