sí,
de no morirme envuelta como momia a la palabra.
¡Qué sabio el adjetivo y su costumbre de asirse de rondón,
al humo que la elipse destiñe en moralejas,
qué culta la cultura de quien calla,
qué sabia la ración del "sóloescucha" y mira
y ve
y siente,
sorbiendo la embriaguez de la palabra que abre,
cierra y tiembla las puertas de la jaula
del hombre que requiebra azules de Sabina... !
.... bombines en distancia...
y tú,
mitad del monte
y tú,
del monte parte,
persignas el camino.
Ella,
toda de luz desnuda
y tú,
lobo.

(Sí, acabo de llegar de no morirme, vivencias y kilómetros Camino de Santiago. Y tú, lobo , dejaste acariciar mi mano sobre ti. No tuvimos miedo ninguno de los dos ¿verdad?, ahora ya es Alicante