Lágrimas negras

[Alejandro Costa]

Entre la penumbra, ese sol es asesino,
las piedras tan lascivas, tan inmortales,
como la miel podrida,
el cielo ennegrecido por gusanos,
la vida sobre un rastro de basura y ratas
y los abrigos colgados
en perchas carcomidas por la desidia.

Todo es como sangre alborotada
donde virus pacen a sus anchas,
donde no existen mañanas
que no arrastren trapos sucios,
las ventanas son incapaces de filtrar
la inmunda e inexistente luz
que se arrastra por párpados
inundados de lágrimas negras,
y el cielo, anodino,
y un callejón enfermizo,
envuelven un sinsentido,
un caos anónimo,
un calendario sin días,
un respirar sin oxígeno,
un principio sin escribir,
un final por inventar.

Ahora,
cae lluvia ácida;
no refresca,
no limpia las miserias,
los cristales opacos,
pero funde las lágrimas negras
envueltas en el bosque del silencio.

Y aún no hay palabras que escribir.

[Sergio D'Baires]

Alejandro : Poeta

Sí; lluvia ácida y lágrimas negras


Doloroso, cierto, serio implacable.


Un abrazo

[Carmela Viñas]

El mundo de todas las oscuridades posibles. Tristeza.
Al menos, la voz del poeta clama por la luz del verbo que quiere nacer en tu lúcido final.
Contundente poema, Alejandro Costa.
Un placer la lectura.
Abrazos.

[Pilar Morte]

Es tan triste y negativo que duele.
Como te dice Carmela, escribir salva.
Abrazos y salud, amigo.

[Francisco Lobo]

Estos versos trasmiten un estado de ánimo... Logras meterte en el lector (al menos en mí) y lo adentras en esa maléfica visión de la vida y del mundo. Muy logrado este poema, por el que te felicito. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Es un poema demoledor que llega a lo más hondo del sentimiento existencial. Felicidades por tu obra. Un abrazo

[Raul Muñoz]

Muy duro este poema, tanto como los tiempos que vivimos. Logras retratarnos fielmente. Un buen poema, tan necesario. Gracias por compartir Alejandro.

Un abrazo.

[E. R. Aristy]

Entre la penumbra, ese sol es asesino,
las piedras tan lascivas, tan inmortales,
como la miel podrida,
el cielo ennegrecido por gusanos,
la vida sobre un rastro de basura y ratas
y los abrigos colgados
en perchas carcomidas por la desidia.

Todo es como sangre alborotada
donde virus pacen a sus anchas,
donde no existen mañanas
que no arrastren trapos sucios,
las ventanas son incapaces de filtrar
la inmunda e inexistente luz
que se arrastra por párpados
inundados de lágrimas negras,
y el cielo, anodino,
y un callejón enfermizo,
envuelven un sinsentido,
un caos anónimo,
un calendario sin días,
un respirar sin oxígeno,
un principio sin escribir,
un final por inventar.

Ahora,
cae lluvia ácida;
no refresca,
no limpia las miserias,
los cristales opacos,
pero funde las lágrimas negras
envueltas en el bosque del silencio.

Y aún no hay palabras que escribir.

El mero hecho de dar a luz a estos versos oscuros es ya un arcoirirs. El alma humana se revivificala poseer su lado oscuro, su lado duro. Te aplaudo por un magnifico poema, Alejandro. ERA