La Editorial Alaire, auspiciada por la Academia de Poesía Alaire, pone gratuitamente a disposición de sus foristas registrados, varios foros de poesía, prosa literaria, debates…, para que puedan publicar sus obras e interactuar entre ellos, así como, la tienda de libros donde se muestran las publicaciones, tanto en papel como en formato digital, estos mediante descarga gratuita. La razón de ser de nuestros foros se centra en promocionar la poesía, mediante las obras de los autores que participan en la plataforma de la Academia de Poesía Alaire. La promoción de la poesía, a nivel del mundo de habla hispana, conlleva una enorme responsabilidad, por ello, pedimos la máxima implicación de todos los miembros de Alaire. Vale recordar al gran maestro Dumas: uno para todos y todos para uno. Muchas gracias por todo, queridos compañeros.
Ella contesta airada:
¿Cuáles, si apenas
le conozco?
¡Los futuros
que vislumbre en sus ojos!
¡Qué descaro!
¿Descaro? ¿Y el suyo
al prometerme su boca
un arrullo?
¿Como dice, en qué momento?
En el mismo en que sus labios,
sonrieron divididos,
dibujando un guiño.
¡Pero que locura,
la sonrisa tenía otro destino!
¡Se da cuenta,
me entiende, es Cupido,
quien no piensa!
Yo pasaba por la plaza
indagando por una calleja,
usted entonces sonrió
y en mi, se fijó su reír.
Fue herir, su respiro
a olor de gardenias,
mi voluntario y largo encierro.
¡Que tonterías,
por mi, no siga ahí,
pero, no me acose!
¿Qué?
¡Pero si fue su andar
que me dicto no dejarla
ni a sol, ni a sombra¡
¡Al fin sonríe
como me alegra,
a manera
de alondra
el día!
¡No coliga
nada de mi sonrisa
que de sus desatinos,
quizá me rió!
¡Linda señora
que bella es usted!
¿Cual es su nombre,
acaso es usted casada?
¿Entonces me dirá usted
la distancia que existe de aquí
a la calle Cervantes Saavedra?
Los miré alejarse...
Saben, sólo agucé el oído,
durante la charla,
para aprender de la labia,
de este tipo.
A su paso, las palomas
de la plaza alzaban el vuelo,
Me pareció mirar entre ellas,
a Cupido que reía.
Me atrapaste Gabriel, creí que eras tú detras de esa señora. y cuando llegué al final, me dije quién puede escribir tan sencillamente un buen relato en pocos versos.
Gabriel podemos cambiar el mundo con poemas, esa señora como la describe es coqueta, solo quería que ese tipo la siguiera.Te dejo mi beso de siempre compañero de letras.-
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Porque después de todo he comprendido
por lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.
Francisco Luis Bernárdez
Ella contesta airada:
¿Cuáles, si apenas
le conozco?
¡Los futuros
que vislumbre en sus ojos!
¡Qué descaro!
¿Descaro? ¿Y el suyo
al prometerme su boca
un arrullo?
¿Como dice, en qué momento?
En el mismo en que sus labios,
sonrieron divididos,
dibujando un guiño.
¡Pero que locura,
la sonrisa tenía otro destino!
¡Se da cuenta,
me entiende, es Cupido,
quien no piensa!
Yo pasaba por la plaza
indagando por una calleja,
usted entonces sonrió
y en mi, se fijó su reír.
Fue herir, su respiro
a olor de gardenias,
mi voluntario y largo encierro.
¡Que tonterías,
por mi, no siga ahí,
pero, no me acose!
¿Qué?
¡Pero si fue su andar
que me dicto no dejarla
ni a sol, ni a sombra¡
¡Al fin sonríe
como me alegra,
a manera
de alondra
el día!
¡No coliga
nada de mi sonrisa
que de sus desatinos,
quizá me rió!
¡Linda señora
que bella es usted!
¿Cual es su nombre,
acaso es usted casada?
¿Entonces me dirá usted
la distancia que existe de aquí
a la calle Cervantes Saavedra?
Los miré alejarse...
Saben, sólo agucé el oído,
durante la charla,
para aprender de la labia,
de este tipo.
A su paso, las palomas
de la plaza alzaban el vuelo,
Me pareció mirar entre ellas,
a Cupido que reía.
¡ Sancho Sancho; Quijote, Quijote ! ¡ Ay, Dulcinea, Dulcinea ! ¡ Qué frescura de poema ! Viene con la risa infantil de Cupido. Me gustó mucho.
Un placer de lectura, Gabriel.
Saludos.
Tu profecía, poeta.
-Mañana hablarán los mudos:
el corazón y la piedra.
-¿Mas el arte?..
-Es puro juego,
que es igual a pura vida,
que es igual a puro fuego.
Veréis el ascua encendida.