Es invierno

[Francesch Vicent]

El invierno es como un virus que se hospeda en seres
y cosas, inoculando en su interior niebla y confusión.
¿Quién añora esa época terrible
de corazones helados y emboscadas de ventiscas,
de rocas resbaladizas y sucias,
de nieve cayendo como plaga bíblica?

Su llegada -siempre se acerca chirriando-
anuncia la muerte inminente del almanaque
y deja a los árboles desolados.
Su devastación es la de los bolsillos vacíos,
las manos como rosas congeladas o los vientres
salmodiando la canción del hambre.

La pobreza no quiere venderle su alma,
mas se siente impotente como el mar en el límite
de sus fuerzas para poder impedirlo,
y donde echa raíces
el frío invade su ajada piel, que apenas
logra adherirse a unos huesos amontonados
y a las miradas que interrogan y suplican.

Los colores enfermos del invierno
manchan el aire de oxidada tristeza.
Es una estación descaminada,
que no soporta el peso de un afecto.
Su crueldad exige sacrificios y hecatombes
para no sé qué regeneraciones sin sentido.

No es bello el sol pálido
de las mañanas invernales de ningún día
cuando el desierto persigue el corazón
de jardines, calles y plazas.
Su luz inútil deja como sombras en los sueños
y cubre de silencios los ojos,
aunque el mar siga moviéndose en la noche.

Es invierno y en las cloacas de la ciudad,
donde se escapa de las manos
el calor que no se ha tenido nunca,
hiede su gris palidez de muerte.

[Raul Muñoz]

I
El invierno es un virus que se hospeda
en seres vivos y objetos inoculando
en su interior niebla y confusión.
Anuncia la muerte inminente del almanaque
y deja a los árboles desolados.
Su devastación es la de los bolsillos vacíos,
las manos heladas o los vientres
salmodiando la canción del hambre.

II
Donde la pobreza echa raíces,
el frío invade su ajada piel que apenas tiene fuerzas
para adherirse a unos huesos amontonados
y a las miradas que interrogan y suplican.

III
Los colores enfermos del invierno
manchan el aire de tristeza.
Es una estación descaminada,
que no soporta el peso de un afecto.

IV
No es bello el sol pálido
de las mañanas invernales de ningún día
cuando el desierto persigue el corazón
de jardines, calles y plazas.

V
Su luz inútil
deja como sombras en los sueños
Y cubre de silencios los ojos,
aunque el mar siga moviéndose en la noche.

VI
Es invierno y en las cloacas de la ciudad
tiene lugar una guerra silenciosa
por el control de los inmundos despojos
del gran festín de la abundancia.

Es Invierno siempre. No pasa la estación en la que vivimos, siempre, como muertos en vida. Dardos bien lanzados a la conciencia. Me gustó el poema, Francesch.

Un abrazo.

[E. R. Aristy]

I
El invierno es un virus que se hospeda en seres vivos
y cosas, inoculando en su interior niebla y confusión.
¿Quién añora esa época terrible
de corazones helados, de emboscadas de ventiscas,
de rocas resbaladizas y sucias,
de nieve cayendo como plaga de mosquitos?

II
Su llegada, siempre se acerca amenazadoramente chirriando,
anuncia la muerte inminente del almanaque
y deja a los árboles desolados.
Su devastación es la de los bolsillos vacíos,
las manos como rosas congeladas o los vientres
salmodiando la canción del hambre.

III
Donde la pobreza echa raíces,
el frío invade su ajada piel que apenas tiene fuerzas
para adherirse a unos huesos amontonados
y a las miradas que interrogan y suplican.
No quiere vender su alma al invierno,
pero se siente impotente como el mar en el límite
de sus fuerzas para poder impedirlo.

IV
Los colores enfermos del invierno
manchan el aire de oxidada tristeza.
Es una estación descaminada,
que no soporta el peso de un afecto.
Su crueldad exige sacrificios y matanzas y hecatombes
para no sé qué regeneraciones sin sentido.

V
No es bello el sol pálido
de las mañanas invernales de ningún día
cuando el desierto persigue el corazón
de jardines, calles y plazas.
Su luz inútil deja como sombras en los sueños
y cubre de silencios los ojos,
aunque el mar siga moviéndose en la noche.

VI
Es invierno y en las cloacas de la ciudad
donde habita la gente contra la que nada pueden
ni torturas ni rejas ni mordazas,
porque ya nada tiene que perder,
se está fraguando una guerra silenciosa
contra el gran festín de la abundancia.

Sí, hace un frío doloroso y entumecedor, Francesh. Sobre ese background debilitante y mortal, de un invierno extremo, tu poema llora la tormenta de las distopías por las que atravesamos en este cruce de siglo. Estremecedor y contundente poema! Abrazos, ERA

[Francesch Vicent]

Muchas gracias, amigo Raúl, por tu excelente y certero comentario.
Un cordial saludo y feliz año nuevo.

[Pilar Morte]

Un poeta que mira y se solidariza, que, con fuerza, describe la realidad que contempla. Tus versos invitan a reflexionar. Me gustó el poema.
Abrazos y mis deseos de salud.

[Francesch Vicent]

Muchas gracias, amiga ERA, por tus sabias y oportunas palabras.
Un afectuoso saludo y feliz año nuevo.