Solo el chirriante silencio

[Francesch Vicent]

El viento no puede arrastrar
las palabras todas que caen en el olvido:
semejantes a los muchos muertos
invisibles para la historia,
se posan pesadamente
como ciudades perdidas
en algún oculto estercolero
de la humanidad
que, atrapada en un flamígero presente,
jamás las echará en falta.

En las calles no resuenan las palabras
como mariposas en vuelo o besos de aire.
Cruzan sus miradas los transeúntes,
pero sus ojos son dos flores secas.
Algún constructor de puentes
rompe el silencio gritando “¡Amor!”
y desde las azoteas de los edificios
como pájaros consumidos de apocalipsis
empiezan a caer hombres,
mujeres, ancianos y niños mojando
el asfalto y las aceras
con sus líquidos cuerpos de oscuro escarlata.

Como una planta de raíces carnívoras
un aciago muro de silencio
lanza su feroz ataque contra la civilización
derribando árboles de la ciencia,
torres de Babel y bibliotecas,
y devorando a su paso los diccionarios,
las lenguas carnosas y las pocas palabras
que aún esconden en sus manos
los poetas ingenuos.

No amanece el pájaro y el viento calla.
Ya no hay canto ni zumbido de abeja,
ya no hay versos,
solo el chirriante silencio
del escombro y del hierro oxidado.
Es el tiempo de las serpientes,
de la soledad ocupando ahora el lugar
de la bella durmiente desde que los labios
se han quedado sin respuestas
y de la desolación imponiendo su tiranía
en todos los espacios con la muerte del eco
y el naufragio de la memoria.

[Marisa Peral]

A pesar de la exactitud y certera descripción de estos versos hay una extraña belleza escondida en las metáforas que transmiten la crueldad de la silenciosa soledad.
Felicidades, Francesch,.

Un abrazo.

[Pilar Morte]

Has descrito el silencio con belleza e imágenes logradas. Me ha gustado leerte.
Felicidades, abrazos y Feliz Navidad

[Francesch Vicent]

A pesar de la exactitud y certera descripción de estos versos hay una extraña belleza escondida en las metáforas que transmiten la crueldad de la silenciosa soledad.
Felicidades, Francesch,.

Un abrazo.

Muchas gracias, amiga Marisa, por tu brillante comentario.
Un saludo afectuoso.

[Francesch Vicent]

Has descrito el silencio con belleza e imágenes logradas. Me ha gustado leerte.
Felicidades, abrazos y Feliz Navidad

Muchas gracias, amiga Pilar, por tu comentario amable.
Un saludo afectuoso.

[Mirta Elena Tessio]

El viento no puede arrastrar
las palabras todas que caen en el olvido:
semejantes a los muchos muertos
invisibles para la historia,
se posan pesadamente
como ciudades perdidas
en algún oculto estercolero
de la humanidad
que, atrapada en un flamígero presente,
jamás las echará en falta.

En las calles no resuenan las palabras
como mariposas en vuelo o besos de aire.
Cruzan sus miradas los transeúntes,
pero sus ojos son dos flores secas.
Algún constructor de puentes
rompe el silencio gritando “¡Amor!”
y desde las azoteas de los edificios
como pájaros consumidos de apocalipsis
empiezan a caer hombres,
mujeres, ancianos y niños mojando
el asfalto y las aceras
con sus líquidos cuerpos de oscuro escarlata.

Como una planta de raíces carnívoras
un aciago muro de silencio
lanza su feroz ataque contra la civilización
derribando árboles de la ciencia,
torres de Babel y bibliotecas,
y devorando a su paso los diccionarios,
las lenguas carnosas y las pocas palabras
que aún esconden en sus manos
los poetas ingenuos.

No amanece el pájaro y el viento calla.
Ya no hay canto ni zumbido de abeja,
ya no hay versos,
solo el chirriante silencio
del escombro y del hierro oxidado.
Es el tiempo de las serpientes,
de la soledad ocupando ahora el lugar
de la bella durmiente desde que los labios
se han quedado sin respuestas
y de la desolación imponiendo su tiranía
en todos los espacios con la muerte del eco
y el naufragio de la memoria.

Bellos versos al silenco como esta sonata de Beethoven donde dice no rompa s el silencio si no es para mejorarlo.-


plausos poeta.-

[Raul Muñoz]

Hermoso poema, Francesch. Afiladas imágenes como puñales que se clavan, fiel reflejo de los tiempos que vivimos de desesperanza, de un silencio cruel. Un placer pasar por tus letras.

Un abrazo.

[Gustavo Cavicchia]

Espero ser un poeta ingenuo, o al menos un poeta, o un aprendiz. El saber que de alguna manera estuve cerca de este poema, de su magia, no deja de ser una grato consuelo. El escritor le teme a al silencio, como a una hoja en blanco, pero ese silencio es bondadoso, encierra todos los posibles finales, y todos los ocurrentes comienzos, pero existe otro silencio, el previo al atronador ruido de un bombardeo, al aullido aterrador de las guerras, tan bien diseñadas por la insipiente inteligencia humana, que es el titánico silencio de la indiferencia, la del mundo, la de tantísimos pueblos, la de todos nosotros. Algo que la poesía quiebra, porque la poesía siempre grita coherencia, siempre rompe el aberrante silencio de la indiferencia. Como este poema. Gracias.

[E. R. Aristy]

El viento no puede arrastrar
las palabras todas que caen en el olvido:
pesan como los muchos muertos
invisibles para la historia
y se posan pesadamente,
como ciudades perdidas,
en algún oculto estercolero de la humanidad
que, atrapada en un flamígero presente,
jamás las echará en falta.

En las calles no resuenan las palabras
como mariposas en vuelo o besos de aire.
Cruzan sus miradas los transeúntes,
pero sus ojos son dos flores secas.
Algún constructor de puentes
rompe el silencio gritando “¡Amor!”
y desde las azoteas de los edificios
como pájaros consumidos de apocalipsis
comienzan a caer seres
de rostros sin rostro, mojando
el asfalto y las aceras
con sus líquidos cuerpos de oscuro escarlata.

Un aciago muro de silencio
como una planta de raíces carnívoras
lanza su feroz ataque contra la civilización
derribando árboles de la ciencia,
torres de Babel y bibliotecas,
y devorando a su paso los diccionarios,
las lenguas carnosas y las pocas palabras
que aún esconden en sus manos los poetas ingenuos.

No amanece el pájaro y el viento calla.
Ya no hay canto ni zumbido de abeja,
ya no hay versos, solo el chirriante silencio
del escombro y del hierro oxidado.
Es el tiempo de las serpientes,
de la soledad ocupando ahora el lugar
de la bella durmiente desde que los labios
se han quedado sin respuestas
y de la desolación imponiendo su tiranía
en todos los espacios con la muerte del eco
y el naufragio de la memoria.

Wow, Francesch, esta obra surreal y abismal trae una sirena en sus istmo. Es una obra que desgarra el oído para que escuche y se salve. Excelente, en mi humilde opinión. Abrazos.

[Alejandro Costa]

Muy bueno, Francesch.

Has poetizado el silencio con maestría y calidad.

Gracias por el rescate.

Un abrazo.

Salud, paz y felicidad.