por la cuesta subían,
por la cuesta del alba
de mi loco recuerdo.
Ya no serás querida
como en los callejones
que cruzan por mi mente
cuando pienso en tus medias.
¡Ay, corazón de seda
que desgarré y sufría!
¡Ay, tormenta de besos
que atravesé sin cura!
Dame tu despedida
para seguir llorando,
mariposa de luz
de un tiempo que moría.
Dame tu olvido entero
para romper mi lira
si no puedo tocar
las cuerdas de tu aliento.