Hasta que aparezca

[Pablo Sales]

Cuando la luna inaugure el mundo de las sombras,
haga brillar el silencio de los ataúdes
y las siluetas de los fantasmas sin culpa,
espérame en la orilla donde se encierra la espuma
en frágiles castillos infantiles,
en la cueva del agua sonora
o en el fondo de la piedra que guarda la palabra.

Llegaré como cauce inútil, sin llanto ni río,
a la ultima playa de casas abiertas
y niños eternos ocultos a los ojos del destino,
trayendo conmigo la ausencia tras el luto,
la sangre justa y el odio breve,
o el amanecer que temen los amantes.

Nos besaremos luego como siempre,
en un fugaz espejismo de la felicidad,
y como siempre tu presencia será mi alimento
cuando lejos, aúllen los perros del hambre
y en el aire de la noche
sólo iluminen los ojos del miedo.

Otro amanecer nos descubrirá el jardín
que sueña jazmines de fuego,
o la caverna donde sólo se escucha
el canto de los alacranes ciegos.

Ahora coge mi mano. Atraviesa conmigo esta soledad
sin nombre ni consuelo. Que el rumor de nuestras pisadas
sin huella se una al del mar que soporta dudas y clamores,
y sea tu piedad quien recoja de la arena
los restos de algún naufragio, marcados con mi nombre.

[F. Enrique]

Buen poema, Pablo.

[Ana Estepa]

Muy lírico. Con una expresividad de altura.
Se aprecia la inspiración, porque has sabido transmitir y emocionar con tus palabras.
Para mí, un poema redondo.
Me gustó leerte.

[Hallie Hernández Alfaro]

Cuando la luna inaugure el mundo de las sombras,
haga brillar el silencio de los ataúdes
y las siluetas de los fantasmas sin culpa,
espérame en la orilla donde se encierra la espuma
en frágiles castillos infantiles,
en la cueva del agua sonora
o en el fondo de la piedra que guarda la palabra.

Llegaré como cauce inútil, sin llanto ni río,
a la ultima playa de casas abiertas
y niños eternos ocultos a los ojos del destino,
trayendo conmigo la ausencia tras el luto,
la sangre justa y el odio breve,
o el amanecer que temen los amantes.

Nos besaremos luego como siempre,
en un fugaz espejismo de la felicidad,
y como siempre tu presencia será mi alimento
cuando lejos, aúllen los perros del hambre
y en el aire de la noche
sólo iluminen los ojos del miedo.

Otro amanecer nos descubrirá el jardín
que sueña jazmines de fuego,
o la caverna donde sólo se escucha
el canto de los alacranes ciegos.

Ahora coge mi mano. Atraviesa conmigo esta soledad
sin nombre ni consuelo. Que el rumor de nuestras pisadas
sin huella se una al del mar que soporta dudas y clamores,
y sea tu piedad quien recoja de la arena
los restos de algún naufragio, marcados con mi nombre.

Poema firme, bien desarrollado y hermoso.

Aplausos; felicitaciones sinceras, Pablo.

[Alejandro Costa]

Buen escrito.

Me ha gustado.

Abrazos.

[Pablo Sales]

Gracias amigos. Siempre resultan alentadoras vuestras palabras.

[Pilar Morte]

Me ha gustado tu poema, el lirismo y el desarrollo.
Felicidades

[J. J. Martínez Ferreiro]

Un poema de muy hermoso, que abunda en ese amor que se mantiene en la frialdad de la pérdida. Todo ello expresado en un lenguaje que remite al romanticismo, que cada vez cobra más fuerza en la expresión artística actual, un efecto de reacción frente a lo impostado del ambiente que nos rodea.

Todo un placer de lectura, Pablo.

Abrazos.

[Pablo Sales]

Muchas gracias Pilar por tu atención a mis textos. Igualmente quiero agradecerte, J.J. tu comentario, que creo refleja muy bien el sentido de mi poesía.