La Editorial Alaire, auspiciada por la Academia de Poesía Alaire, pone gratuitamente a disposición de sus foristas registrados, varios foros de poesía, prosa literaria, debates…, para que puedan publicar sus obras e interactuar entre ellos, así como, la tienda de libros donde se muestran las publicaciones, tanto en papel como en formato digital, estos mediante descarga gratuita. La razón de ser de nuestros foros se centra en promocionar la poesía, mediante las obras de los autores que participan en la plataforma de la Academia de Poesía Alaire. La promoción de la poesía, a nivel del mundo de habla hispana, conlleva una enorme responsabilidad, por ello, pedimos la máxima implicación de todos los miembros de Alaire. Vale recordar al gran maestro Dumas: uno para todos y todos para uno. Muchas gracias por todo, queridos compañeros.
El ocaso serpentea,
con su fuego decadente,
por grutas y por peñascos,
sombreando desde siempre,
con chispas de terciopelo.
Prende el fósforo que crece
en las enaguas del bosque.
En lo más alto, hay un vientre
de pájaros blanquecinos,
que se abre, y que desprende,
figuras hechas de arcilla,
figuras de luz perenne.
Cuando la luna sonríe,
se calcinan y se cuecen
las burbujas del arroyo,
y caen las aves, indemnes,
del eclipse, y la ceguera,
y las brasas y el relente.
La flor de los cuatro brazos,
desnuda hasta que congelen
la laguna las estrellas,
con espejos, con ayeres.
Caen las aves, persiguen,
las aguas de peine en peine,
mientras ondea el suspiro,
para alisar la corriente.
Llueve sangre, imán, dos polos,
cantos, brillos y relieves,
acompañan estos himnos,
hasta que el alba los lleve.
Inundas la tierra, luz
nueva, corre hacia el albergue.
Con el alma entre las manos,
te espero, muere que muere.
Última edición por Ricardo López Castro el Lun, 02 May 2022 18:18, editado 5 veces en total.
… Quiere…
… Ya lo hago…
… Hazlo…
… Hazlo como si nunca lo pensases…
Me resulta un tanto extraño verte en estos registros clásicos. Pero logras un romance magnífico, pleno de imaginación.
Todo un placer de lectura, amigo Ricardo.
El ocaso serpentea,
con su fuego decadente,
por grutas y por peñascos,
sombreando desde siempre,
con chispas de terciopelo.
Prende el fósforo que crece
en las enaguas del bosque.
En lo más alto, hay un vientre
de pájaros blanquecinos,
que se abre, y que desprende,
figuras hechas de arcilla,
figuras de luz perenne.
Cuando la luna sonríe,
se calcinan y se cuecen
las burbujas del arroyo,
y caen las aves, indemnes,
del eclipse, y la ceguera,
y las brasas y el relente.
La flor de los cuatro brazos,
desnuda hasta que congelen
la laguna las estrellas,
con espejos, con ayeres.
Caen las aves, persiguen,
las aguas de peine en peine,
mientras ondea el suspiro,
para alisar la corriente.
Llueve sangre, imán, dos polos,
cantos, brillos y relieves,
acompañan estos himnos,
hasta que el alba los lleve.
Inundas la tierra, luz
nueva, corre hacia el albergue.
Con el alma entre las manos,
te espero, muere que muere.
Ricardo López Castro, en definitiva tus talentos son muchos. Felicidades por este bello romance. Abrazos.