La Editorial Alaire, auspiciada por la Academia de Poesía Alaire, pone gratuitamente a disposición de sus foristas registrados, varios foros de poesía, prosa literaria, debates…, para que puedan publicar sus obras e interactuar entre ellos, así como, la tienda de libros donde se muestran las publicaciones, tanto en papel como en formato digital, estos mediante descarga gratuita. La razón de ser de nuestros foros se centra en promocionar la poesía, mediante las obras de los autores que participan en la plataforma de la Academia de Poesía Alaire. La promoción de la poesía, a nivel del mundo de habla hispana, conlleva una enorme responsabilidad, por ello, pedimos la máxima implicación de todos los miembros de Alaire. Vale recordar al gran maestro Dumas: uno para todos y todos para uno. Muchas gracias por todo, queridos compañeros.
El tulipán dormía cerca de un molino,
se acercaba la letanía de un violín,
el del campo, viejo y arrugado,
a través de un horizonte malva, frágil, como el aire,
que se descorría, apuesto y olvidado,
cuyas semillas vuelan, invisibles,
como una evanescencia,
como un alma cuando cae la noche,
alma negra, que amanece desnuda,
bajo la barbuda sombra del sauce,
como una burbuja de estrella.
En la luz de su cuerpo, explotan los fotones,
en lo gris de su pecho, la ceniza de un sueño,
en lo infinito del cosmos, un suspiro,
cuando el tiempo no solo corre, sino vuela,
con todos mis destinos.
El tulipán dormía, cerca, más cerca de la cabaña,
cada vez más próximo, más familiar, más hogareño,
se despertó de súbito al escuchar el color de los árboles,
que, como un bosque doliente, aquejado del silencio,
traduce sonidos, y guarda mis poemas en sus inviernos.
… Quiere…
… Ya lo hago…
… Hazlo…
… Hazlo como si nunca lo pensases…
El tulipán dormía cerca de un molino,
se acercaba la letanía de un violín,
el del campo, viejo y arrugado,
a través de un horizonte malva, frágil, como el aire,
que se descorría, apuesto y olvidado,
cuyas semillas vuelan, invisibles,
como una evanescencia,
como un alma cuando cae la noche,
alma negra, que amanece desnuda,
bajo la barbuda sombra del sauce,
como una burbuja de estrella.
En la luz de su cuerpo, explotan los fotones,
en lo gris de su pecho, la ceniza de un sueño,
en lo infinito del cosmos, un suspiro,
cuando el tiempo no solo corre, sino vuela,
con todos mis destinos.
El tulipán dormía, cerca, más cerca de la cabaña,
cada vez más próximo, más familiar, más hogareño,
se despertó de súbito al escuchar el color de los árboles,
que, como un bosque doliente, aquejado del silencio,
traduce sonidos, y guarda mis poemas en sus inviernos.
Bellisima obra, Ricardo López Castro, un gran placer!
El tulipán dormía cerca de un molino,
se acercaba la letanía de un violín,
el del campo, viejo y arrugado,
a través de un horizonte malva, frágil, como el aire,
que se descorría, apuesto y olvidado,
cuyas semillas vuelan, invisibles,
como una evanescencia,
como un alma cuando cae la noche,
alma negra, que amanece desnuda,
bajo la barbuda sombra del sauce,
como una burbuja de estrella.
En la luz de su cuerpo, explotan los fotones,
en lo gris de su pecho, la ceniza de un sueño,
en lo infinito del cosmos, un suspiro,
cuando el tiempo no solo corre, sino vuela,
con todos mis destinos.
El tulipán dormía, cerca, más cerca de la cabaña,
cada vez más próximo, más familiar, más hogareño,
se despertó de súbito al escuchar el color de los árboles,
que, como un bosque doliente, aquejado del silencio,
traduce sonidos, y guarda mis poemas en sus inviernos.
Uff, me ha llegado mucho este poema, Ricardo.
Es hermosísimo.
Ovación sin pausa, amigo mío.
Abrazo y felicidad.
.
"Sé mi nombre, pero me desconozco.
Ignoro tu nombre, pero todavía te sueño."
Todo el tiempo pensando en El Principito mientras leía la vida del tulipán. En estos versos has rebajado tu velocidad, modulando el sentimiento. Si tuviera que compararlo con música lo vería como un sol sostenido.
Es un poema para ser contado al oído y me demuestra que puedes con todo. Vaya forma de escribir la tuya. Envidiable.
Precioso canto.
Te felicito.
Un abrazo.
El tulipán dormía cerca de un molino,
se acercaba la letanía de un violín,
el del campo, viejo y arrugado,
a través de un horizonte malva, frágil, como el aire,
que se descorría, apuesto y olvidado,
cuyas semillas vuelan, invisibles,
como una evanescencia,
como un alma cuando cae la noche,
alma negra, que amanece desnuda,
bajo la barbuda sombra del sauce,
como una burbuja de estrella.
En la luz de su cuerpo, explotan los fotones,
en lo gris de su pecho, la ceniza de un sueño,
en lo infinito del cosmos, un suspiro,
cuando el tiempo no solo corre, sino vuela,
con todos mis destinos.
El tulipán dormía, cerca, más cerca de la cabaña,
cada vez más próximo, más familiar, más hogareño,
se despertó de súbito al escuchar el color de los árboles,
que, como un bosque doliente, aquejado del silencio,
traduce sonidos, y guarda mis poemas en sus inviernos.
Pedazo de poema.
Me encantó lo de "escuchar el color de los árboles"
Ana Estepa
"Solo el amor con su ciencia, nos vuelve tan inocentes"
Violeta Parra