Ana Muela Sopeña escribió: ↑Dom, 27 Mar 2022 12:00 Enhorabuena, Ramón:
Es un poema genial y merece todos los honores.
Un beso grande
Ana
Muchas gracias, amiga Ana.
Un abrazo enorme.
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
Ana Muela Sopeña escribió: ↑Dom, 27 Mar 2022 12:00 Enhorabuena, Ramón:
Es un poema genial y merece todos los honores.
Un beso grande
Ana
E. R. Aristy escribió: ↑Dom, 27 Mar 2022 14:27 Felicidades por el reconocimiento a tu excelso poema, Ramón Castro Méndez! Abrazos. ERA
Francisco Lobo escribió: ↑Dom, 27 Mar 2022 18:22 Buen poema, por lo cual ha sido justamente elegido como premio. Te atrapa la anáfora inicial, que te lleva de la mano. Felicidades poeta.
Hallie Hernández Alfaro escribió: ↑Dom, 27 Mar 2022 23:01 .
Enhorabuena por tan merecida distinción, querido amigo.
Abrazos.
J. J. Martínez Ferreiro escribió: ↑Lun, 28 Mar 2022 15:08 NORABOA, colega Ramón, por este merecido reconocimiento a tan magnífico poema.
Todo un placer de relectura.
Abrazos y salud.
Pablo Sales escribió: ↑Lun, 28 Mar 2022 19:08 Es un gran poema, Ramón. Muchas gracias por compartir tamaña obra de arte.
Todo él es un enorme poema, amigo mío. Conmovedores los cuatro últimos versos, destilan el aroma especial de la añoranza, hondo, muy hondo, que hiere el alma.Ramón Castro Méndez escribió: ↑Sab, 12 Mar 2022 13:55 Apenas una lasca de tu hueso
para sujetar mi carne,
tú que llevas en las entrañas mi dolor de niño.
Apenas una gota de tu sangre
para coser las heridas que en mi pecho se abrieron.
Apenas la noche... cuando cae tan cerca
nadie sabe que existo, y tejo a deshora
un último latido que me abraza a tu mirada,
y nada me reclama sino tu voz
que vuelve para inventar un nuevo día.
Ya no siento el beso helado de la noche
que camina sobre cadáveres sin nombre
con los ojos a punto de florecer.
En silencio buscamos nuestros muertos,
pero sus rostros siempre son los mismos.
A la sombra de los árboles,
los pájaros mueren de soledad.
Veo caer la lluvia y todo se vuelve más frágil.
Y yo te recuerdo, María, tú no llegaste
de ningún otro lugar, escribías cartas
y bailabas con soldados.
Reconozco tu perfume de mujer,
aún adolescente en el arrebol de tu sonrisa,
y te observo bailar con tímidos pasos de novia.
Yo nunca fui un soldado,
pero volví a bailar contigo hasta estar solos de nuevo.
Entonces mi vida se detuvo,
y como en un sueño nos dijimos adiós,
y dejaste, como una herida blanca,
una rosa de invierno entre mis manos.
Javier Dicenzo escribió: ↑Sab, 02 Abr 2022 0:26 Ramón, gran trabajo literario un placer y honor pasar por tu obra, impecable.