
Os voy a contar la triste historia del poema
que un día soñó con ser soneto,
pero como no sabía contar sílabas,
se quedó en un triste intento.
Este aborto de poema
–mitad paloma, mitad engendro–,
tuvo una vida tan desdichada,
que se ahogó en sus propios lamentos.
Por no seguir la métrica,
el pobre nació muerto,
y aún la rima le costaba
lo que leer a un tuerto.
El malhadado poema
–despreciado como inútil teorema–,
compartía espacio con otros de su especie,
que poco cariño le tenían por ser tan diferente.
Un día,
al verlos tan galantes
exhibiendo su colas
como pavos reales,
–unos rojos de vergüenza,
otros amarillos de envidia–,
profirió en su presencia:
¡Si yo no merezco una estrella azul,
que baje Dios y lo vea!
Creedme,
esta historia es real,
tan cierta como la cuento.
© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.