Locura en ocho actos
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
- Alejandro Costa
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Locura en ocho actos
Algunas veces no sé dónde me encuentro, ni a donde voy.
Es una realidad tan irreal, que, a pesar de conocerme,
de sentirme vivo y atado a este mundo,
siento que la cuerda se estira
y me arrastra a otra dimensión.
Creo que, en este instante,
en este preciso momento,
he atravesado la puerta,
-lo mismo estaba abierta-
y me encuentro en esa coyuntura
de no saber que es cierto,
que es verdad,
que es mentira o incluso si todo es ficción.
Descarto la locura porque ella me invade constantemente.
II
Hace unos días,
quizás unos meses o incluso algunos años,
mejor dejémoslo en unas fechas,
creo recordar que nos invadió un bichito,
de tan solo Dios sabe dónde,
que el mismo Dios sabrá quién lo creó.,
El bichito nos obligó a tapar la boca,
nos borró prácticamente el rostro
y dejó tan solo que los ojos
buscarán un resquicio por donde escapar.
Creo recordar también, que, durante cierto tiempo,
nos metió entre rejas
e hizo que todo el mundo se asustara,
que todos nos asustáramos,
que el pánico se moviera a su antojo
y que el mundo se convenciera,
-entre comillas-
que somos más frágiles de lo que nos creemos.
III
Ahora recuerdo,
-o a lo mejor no es así, pero mi mente así lo cree-
que, en una islita repleta de plátanos,
se le olvidó a alguien
vigilar y proteger el almacén de pirotecnia,
y a ésta, tan feliz, se le ocurrió
que había que montar una fiesta por todo lo alto,
¡y vaya si la montó!
con sus luces, sus fuegos artificiales,
sus romerías multitudinarias hasta la costa,
y al llegar a esta,
montar varios chiringuitos,
por si un caso, la islita se había quedado pequeña,
eso sí, la multitud arrastrada
no era precisamente de fieles en fiesta.
Claro, que lo mismo todo esto forma parte de mi locura.
¿O es posible que tal vez no?
IV
Ahora, en este momento,
estoy viendo casas con demasiada poca luz,
-lo de demasiada es para darle un tono más concreto y grosero-
¿o tal vez más doliente y ácido?
Como iba diciendo,
ahora veo menos vehículos circulando y más estacionados,
y claro, bajo esa tesitura, es mejor no llevar la contraria,
ni al ciudadano, ni por supuesto al bolsillo,
¡vaya por Dios, otro agujero del pantalón sin zurcir!
V
De repente, no entiendo ni el cómo ni el porqué,
tan solo se habla de soldados,
carros de combate,
tanques, aviones, misiles y guerra.
Sin apenas entender lo que sucede,
me encuentro en una gran fiesta militar a nivel mundial,
donde todos los dirigentes, se hablan, se citan,
se reúnen, y divagan, porque cierto ruso,
descendiente del vulgar infierno,
le ha dado por tirar obsequios desde todos los rincones,
el frente, el cielo y hasta desde un trocito de mar,
a un pequeño, prudente pero bravo país,
al que, no llego a entender,
-cosa bastante difícil para mi cerebro-
no le ha gustado nada de nada la fiesta,
y, como una mala película,
de buenos y malos,
una obra de teatro deprimente,
o una discoteca sin ritmo, aburrida,
los ciudadanos han tomado unas cuantas cosas,
-ni tan siquiera una simple maleta han cogido-
y se han marchado,
con lo puesto, descompuestos y apesadumbrados,
de camping a otras tierras,
con la intención de pasar unas vacaciones forzosas,
bajo el cobijo de una triste tienda de campaña,
un colchón frío y eternamente duro,
y alguna que otra taza,
sin nada para llenarla.
Mientras tanto, el mundo, nosotros,
nos dedicamos tan solo a mirar,
mientras que los de traje y zapatos de piel brillante,
intentan, desde la distancia,
encontrar lo que ellos se atreven a llamar,
una solución digna que evite un conflicto mayor.
Mientras tanto,
cada minuto que pasa,
a cada tic-tac del reloj,
el ciudadano se indigna más,
el contribuyente se indigna más,
a aquel ya no le salen las cuentas,
a aquel otro nunca le salieron,
-ahora, ya ni le salen, ni le entran-
y entre discurso y discurso,
tenemos que seguir apagando luces,
luces y más luces,
estacionando más y más vehículos
y tratando de respirar un poco menos,
no sea que también nos corten el suministro de oxígeno.
Ahora, en este instante,
aún sin cortarlo,
ya procesionan demasiados fieles de la cofradía de los asfixiados.
VI
Así, que visto lo visto,
-creo que hubiera sido mejor taparnos también los ojos-
volveré a abrir esta puerta,
con la intención de volver al lugar de partida,
con la demente esperanza de que todo sea pura ficción,
y, que mi locura,
sea simplemente la culpable de todo.
VII
¡Aquí me encuentro de vuelta!
Creo, no lo recuerdo nada bien,
que un bichito picó a Lucifer,
que este se enfadó muchísimo
y escupió fuego y vomitó una pasta demasiada caliente y ácida.
Que a San Pedro no le gustó para nada
que le despertaran con tanto ruido y humo,
y víctima de su enojo,
dejó desamparada una pequeña tierra de inocentes.
Veremos qué cara pone
cuando tenga que hacer
la declaración de la renta de estos años,
y compruebe como le ha quedado el patrimonio.
Seguro que no le gustará
el deterioro de este por los impuestos cargados.
VIII
De momento,
yo, me voy a proteger bajo el techo,
está empezando a caer algo parecido a barro de arcilla,
-estarán en clase de cerámica allá en los cielos-
y con el precio de la luz,
creo que tardaré algún tiempo en lavar la ropa.
¡Ah! ¡Eso sí!
Ahora haré ejercicio diario,
de un lado para otro.
Tengo el coche bien aparcado.
No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.…
Me sobra el corazón (Miguel Hernández)
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Re: Locura en ocho actos
No dejas títere con cabeza. Un poema en tono de humor para pensar sobre cómo nos manipulan.
Me ha encantado.
Felicitaciones
Un abrazo
Ana
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Re: Locura en ocho actos
Alejandro Costa escribió: ↑Sab, 19 Mar 2022 0:41 I
Algunas veces no sé dónde me encuentro, ni a donde voy.
Es una realidad tan irreal, que, a pesar de conocerme,
de sentirme vivo y atado a este mundo,
siento que la cuerda se estira
y me arrastra a otra dimensión.
Creo que, en este instante,
en este preciso momento,
he atravesado la puerta,
-lo mismo estaba abierta-
y me encuentro en esa coyuntura
de no saber que es cierto,
que es verdad,
que es mentira o incluso si todo es ficción.
Descarto la locura porque ella me invade constantemente.
II
Hace unos días,
quizás unos meses o incluso algunos años,
mejor dejémoslo en unas fechas,
creo recordar que nos invadió un bichito,
de tan solo Dios sabe dónde,
que el mismo Dios sabrá quién lo creó.,
El bichito nos obligó a tapar la boca,
nos borró prácticamente el rostro
y dejó tan solo que los ojos
buscarán un resquicio por donde escapar.
Creo recordar también, que, durante cierto tiempo,
nos metió entre rejas
e hizo que todo el mundo se asustara,
que todos nos asustáramos,
que el pánico se moviera a su antojo
y que el mundo se convenciera,
-entre comillas-
que somos más frágiles de lo que nos creemos.
III
Ahora recuerdo,
-o a lo mejor no es así, pero mi mente así lo cree-
que, en una islita repleta de plátanos,
se le olvidó a alguien
vigilar y proteger el almacén de pirotecnia,
y a ésta, tan feliz, se le ocurrió
que había que montar una fiesta por todo lo alto,
¡y vaya si la montó!
con sus luces, sus fuegos artificiales,
sus romerías multitudinarias hasta la costa,
y al llegar a esta,
montar varios chiringuitos,
por si un caso, la islita se había quedado pequeña,
eso sí, la multitud arrastrada
no era precisamente de fieles en fiesta.
Claro, que lo mismo todo esto forma parte de mi locura.
¿O es posible que tal vez no?
IV
Ahora, en este momento,
estoy viendo casas con demasiada poca luz,
-lo de demasiada es para darle un tono más concreto y grosero-
¿o tal vez más doliente y ácido?
Como iba diciendo,
ahora veo menos vehículos circulando y más estacionados,
y claro, bajo esa tesitura, es mejor no llevar la contraria,
ni al ciudadano, ni por supuesto al bolsillo,
¡vaya por Dios, otro agujero del pantalón sin zurcir!
V
De repente, no entiendo ni el cómo ni el porqué,
tan solo se habla de soldados,
carros de combate,
tanques, aviones, misiles y guerra.
Sin apenas entender lo que sucede,
me encuentro en una gran fiesta militar a nivel mundial,
donde todos los dirigentes, se hablan, se citan,
se reúnen, y divagan, porque cierto ruso,
descendiente del vulgar infierno,
le ha dado por tirar obsequios desde todos los rincones,
el frente, el cielo y hasta desde un trocito de mar,
a un pequeño, prudente pero bravo país,
al que, no llego a entender,
-cosa bastante difícil para mi cerebro-
no le ha gustado nada de nada la fiesta,
y, como una mala película,
de buenos y malos,
una obra de teatro deprimente,
o una discoteca sin ritmo, aburrida,
los ciudadanos han tomado unas cuantas cosas,
-ni tan siquiera una simple maleta han cogido-
y se han marchado,
con lo puesto, descompuestos y apesadumbrados,
de camping a otras tierras,
con la intención de pasar unas vacaciones forzosas,
bajo el cobijo de una triste tienda de campaña,
un colchón frío y eternamente duro,
y alguna que otra taza,
sin nada para llenarla.
Mientras tanto, el mundo, nosotros,
nos dedicamos tan solo a mirar,
mientras que los de traje y zapatos de piel brillante,
intentan, desde la distancia,
encontrar lo que ellos se atreven a llamar,
una solución digna que evite un conflicto mayor.
Mientras tanto,
cada minuto que pasa,
a cada tic-tac del reloj,
el ciudadano se indigna más,
el contribuyente se indigna más,
a aquel ya no le salen las cuentas,
a aquel otro nunca le salieron,
-ahora, ya ni le salen, ni le entran-
y entre discurso y discurso,
tenemos que seguir apagando luces,
luces y más luces,
estacionando más y más vehículos
y tratando de respirar un poco menos,
no sea que también nos corten el suministro de oxígeno.
Ahora, en este instante,
aún sin cortarlo,
ya procesionan demasiados fieles de la cofradía de los asfixiados.
VI
Así, que visto lo visto,
-creo que hubiera sido mejor taparnos también los ojos-
volveré a abrir esta puerta,
con la intención de volver al lugar de partida,
con la demente esperanza de que todo sea pura ficción,
y, que mi locura,
sea simplemente la culpable de todo.
VII
¡Aquí me encuentro de vuelta!
Creo, no lo recuerdo nada bien,
que un bichito picó a Lucifer,
que este se enfadó muchísimo
y escupió fuego y vomitó una pasta demasiada caliente y ácida.
Que a San Pedro no le gustó para nada
que le despertaran con tanto ruido y humo,
y víctima de su enojo,
dejó desamparada una pequeña tierra de inocentes.
Veremos qué cara pone
cuando tenga que hacer
la declaración de la renta de estos años,
y compruebe como le ha quedado el patrimonio.
Seguro que no le gustará
el deterioro de este por los impuestos cargados.
VIII
De momento,
yo, me voy a proteger bajo el techo,
está empezando a caer algo parecido a barro de arcilla,
-estarán en clase de cerámica allá en los cielos-
y con el precio de la luz,
creo que tardaré algún tiempo en lavar la ropa.
¡Ah! ¡Eso sí!
Ahora haré ejercicio diario,
de un lado para otro.
Tengo el coche bien aparcado.
Me gusta mucho esta locura en 8 actos, Alejandro. Hay humor, humanidad, controversia, guerra, traspasos, dimensiones, mundos paralelos, hay sufrimiento, hay el cese de la vida "normal" y el caos, la incertidumbre. Hay muerte y hambre. Hay incomodidad, mal pasar. Hay preguntas que se originan en momentos particulares como: por que permite Dios el sufrimiento? Como se navega en un terreno baldio? Como es que hay Putins y no le vuelan la cabeza? Es una locura en efecto, en progreso. Consigues mucho con humor, con amor de conciencia. Nadie tiene "la respuesta", pero lo cierto es que cuando adentramos en la locura, ponemos una atencion especial estando propulsados por un realzado nivel de intuicion perceptiva. Dentro de la guerra ocurren muchos milagros tambien. Un abrazo fuerte y mis felicitaciones por tu original y diciente poema, lo cual lo hace bello.
-
- Mensajes: 6648
- Registrado: Mar, 17 May 2016 8:24
Re: Locura en ocho actos
Lo dicho, un placer de lectura.
Mi aplauso.
Un fuerte abrazo.
que te tortura el no poder escribir
o que
no puedes escribir porque estás torturado?
¿Dices
que estos tiempos te han convertido en un escéptico
o que
estos tiempos confirman tu escepticismo?
SAM SHEPARD
- Marisa Peral
- Mensajes: 11791
- Registrado: Mié, 30 Jun 2010 19:06
- Contactar:
Re: Locura en ocho actos
Me gusta el tono irónico y sarcástico que le imprimes y la indignación de sabernos manipulados.
Me gusta, sí, leerte tan resolutivo.
Un abrazo, Alejandro.
Marisa Peral Sánchez
¡Nunca te dejes poner
el tornillo que te falta.
Corre y se feliz!
—-
- Ana García
- Mensajes: 3838
- Registrado: Lun, 08 Abr 2019 22:58
Re: Locura en ocho actos
Es cierto que se ven muchísimas casas sin luz y con la persiana totalmente bajada. Al menos yo sigo vigilando por si alguna vez abren las puertas y entra la primavera sin mascarilla. ¡Qué ganitas tengo de ver sonrisas!
Bienvenido a la rueda de la locura.
Un beso y un abrazo fuerte, muy fuerte.
-
- Mensajes: 30643
- Registrado: Mié, 09 Abr 2008 10:21
Re: Locura en ocho actos
Abrazos
- Alejandro Costa
- Mensajes: 6459
- Registrado: Dom, 13 Mar 2016 18:27
Re: Locura en ocho actos
Gracias Ana.Ana Muela Sopeña escribió: ↑Sab, 19 Mar 2022 1:26 Genial poema, Antonio:
No dejas títere con cabeza. Un poema en tono de humor para pensar sobre cómo nos manipulan.
Me ha encantado.
Felicitaciones
Un abrazo
Ana
Ni hay que perder el humor, ni la cabeza.
Pero tampoco nos podemos quedar de brazos cruzados.
Gracias por estar ahí.
Besos.
No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.…
Me sobra el corazón (Miguel Hernández)
- Alejandro Costa
- Mensajes: 6459
- Registrado: Dom, 13 Mar 2016 18:27
Re: Locura en ocho actos
Espectacular y grandioso comentario.E. R. Aristy escribió: ↑Dom, 20 Mar 2022 11:50Alejandro Costa escribió: ↑Sab, 19 Mar 2022 0:41 I
Algunas veces no sé dónde me encuentro, ni a donde voy.
Es una realidad tan irreal, que, a pesar de conocerme,
de sentirme vivo y atado a este mundo,
siento que la cuerda se estira
y me arrastra a otra dimensión.
Creo que, en este instante,
en este preciso momento,
he atravesado la puerta,
-lo mismo estaba abierta-
y me encuentro en esa coyuntura
de no saber que es cierto,
que es verdad,
que es mentira o incluso si todo es ficción.
Descarto la locura porque ella me invade constantemente.
II
Hace unos días,
quizás unos meses o incluso algunos años,
mejor dejémoslo en unas fechas,
creo recordar que nos invadió un bichito,
de tan solo Dios sabe dónde,
que el mismo Dios sabrá quién lo creó.,
El bichito nos obligó a tapar la boca,
nos borró prácticamente el rostro
y dejó tan solo que los ojos
buscarán un resquicio por donde escapar.
Creo recordar también, que, durante cierto tiempo,
nos metió entre rejas
e hizo que todo el mundo se asustara,
que todos nos asustáramos,
que el pánico se moviera a su antojo
y que el mundo se convenciera,
-entre comillas-
que somos más frágiles de lo que nos creemos.
III
Ahora recuerdo,
-o a lo mejor no es así, pero mi mente así lo cree-
que, en una islita repleta de plátanos,
se le olvidó a alguien
vigilar y proteger el almacén de pirotecnia,
y a ésta, tan feliz, se le ocurrió
que había que montar una fiesta por todo lo alto,
¡y vaya si la montó!
con sus luces, sus fuegos artificiales,
sus romerías multitudinarias hasta la costa,
y al llegar a esta,
montar varios chiringuitos,
por si un caso, la islita se había quedado pequeña,
eso sí, la multitud arrastrada
no era precisamente de fieles en fiesta.
Claro, que lo mismo todo esto forma parte de mi locura.
¿O es posible que tal vez no?
IV
Ahora, en este momento,
estoy viendo casas con demasiada poca luz,
-lo de demasiada es para darle un tono más concreto y grosero-
¿o tal vez más doliente y ácido?
Como iba diciendo,
ahora veo menos vehículos circulando y más estacionados,
y claro, bajo esa tesitura, es mejor no llevar la contraria,
ni al ciudadano, ni por supuesto al bolsillo,
¡vaya por Dios, otro agujero del pantalón sin zurcir!
V
De repente, no entiendo ni el cómo ni el porqué,
tan solo se habla de soldados,
carros de combate,
tanques, aviones, misiles y guerra.
Sin apenas entender lo que sucede,
me encuentro en una gran fiesta militar a nivel mundial,
donde todos los dirigentes, se hablan, se citan,
se reúnen, y divagan, porque cierto ruso,
descendiente del vulgar infierno,
le ha dado por tirar obsequios desde todos los rincones,
el frente, el cielo y hasta desde un trocito de mar,
a un pequeño, prudente pero bravo país,
al que, no llego a entender,
-cosa bastante difícil para mi cerebro-
no le ha gustado nada de nada la fiesta,
y, como una mala película,
de buenos y malos,
una obra de teatro deprimente,
o una discoteca sin ritmo, aburrida,
los ciudadanos han tomado unas cuantas cosas,
-ni tan siquiera una simple maleta han cogido-
y se han marchado,
con lo puesto, descompuestos y apesadumbrados,
de camping a otras tierras,
con la intención de pasar unas vacaciones forzosas,
bajo el cobijo de una triste tienda de campaña,
un colchón frío y eternamente duro,
y alguna que otra taza,
sin nada para llenarla.
Mientras tanto, el mundo, nosotros,
nos dedicamos tan solo a mirar,
mientras que los de traje y zapatos de piel brillante,
intentan, desde la distancia,
encontrar lo que ellos se atreven a llamar,
una solución digna que evite un conflicto mayor.
Mientras tanto,
cada minuto que pasa,
a cada tic-tac del reloj,
el ciudadano se indigna más,
el contribuyente se indigna más,
a aquel ya no le salen las cuentas,
a aquel otro nunca le salieron,
-ahora, ya ni le salen, ni le entran-
y entre discurso y discurso,
tenemos que seguir apagando luces,
luces y más luces,
estacionando más y más vehículos
y tratando de respirar un poco menos,
no sea que también nos corten el suministro de oxígeno.
Ahora, en este instante,
aún sin cortarlo,
ya procesionan demasiados fieles de la cofradía de los asfixiados.
VI
Así, que visto lo visto,
-creo que hubiera sido mejor taparnos también los ojos-
volveré a abrir esta puerta,
con la intención de volver al lugar de partida,
con la demente esperanza de que todo sea pura ficción,
y, que mi locura,
sea simplemente la culpable de todo.
VII
¡Aquí me encuentro de vuelta!
Creo, no lo recuerdo nada bien,
que un bichito picó a Lucifer,
que este se enfadó muchísimo
y escupió fuego y vomitó una pasta demasiada caliente y ácida.
Que a San Pedro no le gustó para nada
que le despertaran con tanto ruido y humo,
y víctima de su enojo,
dejó desamparada una pequeña tierra de inocentes.
Veremos qué cara pone
cuando tenga que hacer
la declaración de la renta de estos años,
y compruebe como le ha quedado el patrimonio.
Seguro que no le gustará
el deterioro de este por los impuestos cargados.
VIII
De momento,
yo, me voy a proteger bajo el techo,
está empezando a caer algo parecido a barro de arcilla,
-estarán en clase de cerámica allá en los cielos-
y con el precio de la luz,
creo que tardaré algún tiempo en lavar la ropa.
¡Ah! ¡Eso sí!
Ahora haré ejercicio diario,
de un lado para otro.
Tengo el coche bien aparcado.
Me gusta mucho esta locura en 8 actos, Alejandro. Hay humor, humanidad, controversia, guerra, traspasos, dimensiones, mundos paralelos, hay sufrimiento, hay el cese de la vida "normal" y el caos, la incertidumbre. Hay muerte y hambre. Hay incomodidad, mal pasar. Hay preguntas que se originan en momentos particulares como: por que permite Dios el sufrimiento? Como se navega en un terreno baldio? Como es que hay Putins y no le vuelan la cabeza? Es una locura en efecto, en progreso. Consigues mucho con humor, con amor de conciencia. Nadie tiene "la respuesta", pero lo cierto es que cuando adentramos en la locura, ponemos una atencion especial estando propulsados por un realzado nivel de intuicion perceptiva. Dentro de la guerra ocurren muchos milagros tambien. Un abrazo fuerte y mis felicitaciones por tu original y diciente poema, lo cual lo hace bello.
Muchas gracias, compañera.
Un beso.
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Re: Locura en ocho actos
Felicidades.
Abrazos.
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Re: Locura en ocho actos
Gracias, compañero.Ramón Castro Méndez escribió: ↑Dom, 20 Mar 2022 20:25 Muy bueno tu poema, Alejandro, que en tono irónico hace un somero repaso a los últimos acontecimientos que llevamos padeciendo, que sepamos, desde lo del bichito. Bueno, antes, mucho antes, también hay más acontecimientos dignos de toda sospecha.
Lo dicho, un placer de lectura.
Mi aplauso.
Un fuerte abrazo.
Abrazos.
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Re: Locura en ocho actos
Gracias, Marisa.Marisa Peral escribió: ↑Lun, 21 Mar 2022 12:45 Una genialidad esta locura y todos y cada uno de los actos que la componen.
Me gusta el tono irónico y sarcástico que le imprimes y la indignación de sabernos manipulados.
Me gusta, sí, leerte tan resolutivo.
Un abrazo, Alejandro.
Tú siempre tan encantadora.
Besos.
No sé por qué, no sé por qué ni cómo
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Re: Locura en ocho actos
¿Qué creías, que no era contagiosa?Ana García escribió: ↑Lun, 21 Mar 2022 19:26 La locura es contagiosa, el dinero no, ¡Cachis! Por eso tienes que zurcir mejor los bolsillos: estas monedas no valen nada pero pesan mucho.
Es cierto que se ven muchísimas casas sin luz y con la persiana totalmente bajada. Al menos yo sigo vigilando por si alguna vez abren las puertas y entra la primavera sin mascarilla. ¡Qué ganitas tengo de ver sonrisas!
Bienvenido a la rueda de la locura.
Un beso y un abrazo fuerte, muy fuerte.
Eres peor que el bichito, tu locura es altamente contagiosa.
Pero es tan fresca, que me encanta.
Un besazo, Anita.
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Re: Locura en ocho actos
Ya sabes que no es mi estilo, Pilar, pero pienso que no hay que enrocarse en esta vida, luego todo se enquista y se pasa mal.Pilar Morte escribió: ↑Lun, 21 Mar 2022 20:50 Un poema logrado y bien escrito, con ese tono irónico para mover reflexiones y conciencias. Me gustó. Felicidades.
Abrazos
Gracias por tu palmadita, me viene muy bien.
Un beso.
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Re: Locura en ocho actos
Gracias Rafel.Rafel Calle escribió: ↑Vie, 01 Abr 2022 18:04 Hermoso e interesante trabajo, amigo Alejandro.
Felicidades.
Abrazos.
Es muy importante tu apoyo.
Abrazos.
No sé por qué, no sé por qué ni cómo
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