El secreto

[Alejandro Costa]

Ayer descubrí un secreto inconfesable
y como labriego que cuida su tierra
decidí que era mejor mantenerlo protegido
que dejarlo aterrizar en una pista inestable.

Con ello me di cuenta de que la mente que me dirige
es intrigable y reservada,
utiliza un reducto insalvable
que mantiene las distancias
y obliga a este cuerpo a transitar por caminos
pantanosos y situaciones delicadas.

Más hoy es otro día,
con las mismas horas,
el mismo cuadro,
pero con diferente trama en el escenario,
acto tras acto.

Y creo realmente que da igual,
cada uno interpretamos nuestro papel,
rellenamos ese hueco, a veces infinito,
para dejar una huella,
a veces importante,
otras demasiado insignificante,
que recuerde, de alguna forma,
que estuvimos aquí,
que aquí existimos y que de aquí nos marcharemos.

¡Qué más da!
Somos tan solo un punto en el infinito,
un diminuto microbio del universo,
una flor marchita en el tiempo.

Así que da igual lo que ayer descubriera,
la importancia o no que tenga,
he decidido marcharme con él en la mochila,
obviar que existe
y sin descubrir su contenido.

Al fin y al cabo
¿A quién le puede importar?
Desde luego, a mí no.

[Pilar Morte]

La mayoría tenemos algún secreto, confesable o no, para llevar a la tumba. Como dices, qué más da. Un place leer tu hermoso poema.
Abrazos

[Ana Muela Sopeña]

Con secretos o sin ellos nos marcharemos y se disolverá en el olvido nuestro yo. Al mismo tiempo nos olvidaremos de esta vida maravillosa y terrible a la vez y descubriremos la inmensidad...

Un buen poema... para reflexionar.

Un beso enorme
Ana

[Mirta Elena Tessio]

Ayer descubrí un secreto inconfesable
y como labriego que cuida su tierra
decidí que era mejor mantenerlo protegido
que dejarlo aterrizar en una pista inestable.

Con ello me di cuenta de que la mente que me dirige
es intrigable y reservada,
utiliza un reducto insalvable
que mantiene las distancias
y obliga a este cuerpo a transitar por caminos
pantanosos y situaciones delicadas.

Más hoy es otro día,
con las mismas horas,
el mismo cuadro,
pero con diferente trama en el escenario,
acto tras acto.

Y creo realmente que da igual,
cada uno interpretamos nuestro papel,
rellenamos ese hueco, a veces infinito,
para dejar una huella,
a veces importante,
otras demasiado insignificante,
que recuerde, de alguna forma,
que estuvimos aquí,
que aquí existimos y que de aquí nos marcharemos.

¡Qué más da!
Somos tan solo un punto en el infinito,
un diminuto microbio del universo,
una flor marchita en el tiempo.

Así que da igual lo que ayer descubriera,
la importancia o no que tenga,
he decidido marcharme con él en la mochila,
obviar que existe
y sin descubrir su contenido.

Al fin y al cabo
¿A quién le puede importar?
Desde luego, a mí no.

Me ha gustado tu poema Alejadro.
Que arroje la primera piedra quien no ospeda un secreto en las prfundidades del alma.
Hay un esencario en nuestras mentes con personajes del pasado y cada uno protagoniza su papél.
Son los recuerdo de lo mal bien vivido. Y vivimos confundidos cuál es nuestro propio rol, nuestro papél,
Entonces en cualquir tarde de verano o de cualquier estación descrimos ese secreto escondido en la mochila.
Yo creo que sí, debe haber en tu vida alguien que quiera entender por qué guardas ese secreto.
Puede que sea doloroso descubrir que hay en la mochila.
Y como dijo aquel poeta, " Qué doloroso es amar y no poderlo decir"

Felicidades Alejandro y que tengas un buen fin de seamana.

[E. R. Aristy]

Ayer descubrí un secreto inconfesable
y como labriego que cuida su tierra
decidí que era mejor mantenerlo protegido
que dejarlo aterrizar en una pista inestable.

Con ello me di cuenta de que la mente que me dirige
es intrigable y reservada,
utiliza un reducto insalvable
que mantiene las distancias
y obliga a este cuerpo a transitar por caminos
pantanosos y situaciones delicadas.

Más hoy es otro día,
con las mismas horas,
el mismo cuadro,
pero con diferente trama en el escenario,
acto tras acto.

Y creo realmente que da igual,
cada uno interpretamos nuestro papel,
rellenamos ese hueco, a veces infinito,
para dejar una huella,
a veces importante,
otras demasiado insignificante,
que recuerde, de alguna forma,
que estuvimos aquí,
que aquí existimos y que de aquí nos marcharemos.

¡Qué más da!
Somos tan solo un punto en el infinito,
un diminuto microbio del universo,
una flor marchita en el tiempo.

Así que da igual lo que ayer descubriera,
la importancia o no que tenga,
he decidido marcharme con él en la mochila,
obviar que existe
y sin descubrir su contenido.

Al fin y al cabo
¿A quién le puede importar?
Desde luego, a mí no.

Genial, Alejandro, realmente genial.

Con ello me di cuenta de que la mente que me dirige
es intrigable y reservada,
utiliza un reducto insalvable
que mantiene las distancias
y obliga a este cuerpo a transitar por caminos
pantanosos y situaciones delicadas.

[Ramón Castro Méndez]

Los secretos depende de la importancia que quieras darles, eso sí, creo, no es conveniente llenar la mochila con mucho peso. Me ha gustado pasar por tus letras.

Un fuerte abrazo.

[Alejandro Costa]

La mayoría tenemos algún secreto, confesable o no, para llevar a la tumba. Como dices, qué más da. Un place leer tu hermoso poema.
Abrazos

Gracias Pilar.
El placer siempre es mío por tenerte tan cerca.

Besos.

[Alejandro Costa]

Con secretos o sin ellos nos marcharemos y se disolverá en el olvido nuestro yo. Al mismo tiempo nos olvidaremos de esta vida maravillosa y terrible a la vez y descubriremos la inmensidad...

Un buen poema... para reflexionar.

Un beso enorme
Ana

Mil gracias.

Te agradezco mucho tu comentario y visita.

Besos.

[Rafel Calle]

Arriba con este bello e interesante trabajo, amigo Alejandro.
Felicidades.
Abrazos.

[Hector Cid]

Muy bien planteado, muy inteligente y con un lenguaje que me encanta. Te deja la duda entre los dientes.
Enhorabuena Alejandro.

[Alejandro Costa]

Ayer descubrí un secreto inconfesable
y como labriego que cuida su tierra
decidí que era mejor mantenerlo protegido
que dejarlo aterrizar en una pista inestable.

Con ello me di cuenta de que la mente que me dirige
es intrigable y reservada,
utiliza un reducto insalvable
que mantiene las distancias
y obliga a este cuerpo a transitar por caminos
pantanosos y situaciones delicadas.

Más hoy es otro día,
con las mismas horas,
el mismo cuadro,
pero con diferente trama en el escenario,
acto tras acto.

Y creo realmente que da igual,
cada uno interpretamos nuestro papel,
rellenamos ese hueco, a veces infinito,
para dejar una huella,
a veces importante,
otras demasiado insignificante,
que recuerde, de alguna forma,
que estuvimos aquí,
que aquí existimos y que de aquí nos marcharemos.

¡Qué más da!
Somos tan solo un punto en el infinito,
un diminuto microbio del universo,
una flor marchita en el tiempo.

Así que da igual lo que ayer descubriera,
la importancia o no que tenga,
he decidido marcharme con él en la mochila,
obviar que existe
y sin descubrir su contenido.

Al fin y al cabo
¿A quién le puede importar?
Desde luego, a mí no.

Me ha gustado tu poema Alejadro.
Que arroje la primera piedra quien no ospeda un secreto en las prfundidades del alma.
Hay un esencario en nuestras mentes con personajes del pasado y cada uno protagoniza su papél.
Son los recuerdo de lo mal bien vivido. Y vivimos confundidos cuál es nuestro propio rol, nuestro papél,
Entonces en cualquir tarde de verano o de cualquier estación descrimos ese secreto escondido en la mochila.
Yo creo que sí, debe haber en tu vida alguien que quiera entender por qué guardas ese secreto.
Puede que sea doloroso descubrir que hay en la mochila.
Y como dijo aquel poeta, " Qué doloroso es amar y no poderlo decir"

Felicidades Alejandro y que tengas un buen fin de seamana.

Muchas gracias Ana.

Me ha encantado el comentario.

Un beso.

[Alejandro Costa]

Bella, emocionante e inteligente propuesta. Muy bueno el desenlace y como siempre, mi querido Alejandro, haciéndonos partícipes de tu mundo.
Gracias.
Un abrazote hasta Murcia

Mi mundo, querido amigo, es el mundo de todos nosotros. Es parte de mi vida, mi poesía y la de todos aquellos que aman este mundo.

Gracias siempre a ti.

P.D.- Cuando puedas me pasas la dirección.

[Alejandro Costa]

Ayer descubrí un secreto inconfesable
y como labriego que cuida su tierra
decidí que era mejor mantenerlo protegido
que dejarlo aterrizar en una pista inestable.

Con ello me di cuenta de que la mente que me dirige
es intrigable y reservada,
utiliza un reducto insalvable
que mantiene las distancias
y obliga a este cuerpo a transitar por caminos
pantanosos y situaciones delicadas.

Más hoy es otro día,
con las mismas horas,
el mismo cuadro,
pero con diferente trama en el escenario,
acto tras acto.

Y creo realmente que da igual,
cada uno interpretamos nuestro papel,
rellenamos ese hueco, a veces infinito,
para dejar una huella,
a veces importante,
otras demasiado insignificante,
que recuerde, de alguna forma,
que estuvimos aquí,
que aquí existimos y que de aquí nos marcharemos.

¡Qué más da!
Somos tan solo un punto en el infinito,
un diminuto microbio del universo,
una flor marchita en el tiempo.

Así que da igual lo que ayer descubriera,
la importancia o no que tenga,
he decidido marcharme con él en la mochila,
obviar que existe
y sin descubrir su contenido.

Al fin y al cabo
¿A quién le puede importar?
Desde luego, a mí no.

Genial, Alejandro, realmente genial.

Con ello me di cuenta de que la mente que me dirige
es intrigable y reservada,
utiliza un reducto insalvable
que mantiene las distancias
y obliga a este cuerpo a transitar por caminos
pantanosos y situaciones delicadas.

Infinitas gracias.

Un beso.

[Alejandro Costa]

Los secretos depende de la importancia que quieras darles, eso sí, creo, no es conveniente llenar la mochila con mucho peso. Me ha gustado pasar por tus letras.

Un fuerte abrazo.

Efectivamente, estoy contigo, el valor de los mismos es la importancia que se les dé.

Pero a veces se convierten en algo enigmático, que nos da miedo.

Un abrazo.

[Alejandro Costa]

Arriba con este bello e interesante trabajo, amigo Alejandro.
Felicidades.
Abrazos.

Gracias, Rafel por tu apoyo.

Abrazos.